Por Leonel Ibarra.
En 28 meses del Gobierno del presidente Nayib Bukele el saldo se ha incrementado un 25 % comparado al quinquenio total del expresidente Salvador Sánchez Cerén.
En los primeros 28 meses de la actual administración del Presidente de la república, Nayib Bukele, el saldo de la deuda pública del Sector Público No Financiero alcanzó los $23,347 millones, lo cual es equivalente al 85 % del Producto Interno Bruto (PIB) y un incremento del 25 % ($4,812 millones) comparado al saldo al final de los cinco años del gobierno de Salvador Sánchez Cerén ($18,535 millones).
A juicio de los analistas consultados, este acelerado ritmo de crecimiento de la deuda pública salvadoreña no obedece especialmente al impacto de la pandemia de covid-19, sino a el cada vez mayor gasto corriente.
Durante enero-octubre de 2021, el déficit fiscal (diferencia entre el gasto y los ingresos del Estado) ascendió a $1,264 millones. Este monto, aunque es menor que los $2,112.9 millones observados a septiembre de 2020, es considerado demasiado alto, tomando en cuenta la fragilidad y deterioro de las finanzas públicas; y, por otra parte, que la brecha promedio de enero-septiembre del período 2017-2019 fue de $315.4 millones.
A juicio de Luis Membreño, consultor económico, probablemente este déficit cerrará este año en $2,000 millones, lo cual es elevado «en un año más normal» en el que se esperaba que tendiera a bajar.
«Es claro que este Gobierno ha tenido un déficit muy alto desde que tomó posición ya que en 2020 rondó los $2,500 millones, y eso, en consecuencia, elevó la deuda y ha continuado», dice Membreño.
Un factor que destacan los expertos es que este año hubo un buen desempeño en la recaudación tributaria, que alcanzan los $1,034 millones a octubre (un incremento del 27 %), marcando un récord y superando las metas programadas.
Más gasto
Entonces, dado que los ingresos fiscales han subido, se esperaría que el déficit se hubiera reducido significativamente. Sin embargo, el déficit se mantiene en niveles históricos, por lo que este no es un problema de falta de ingresos, sino de exceso de gasto de esta administración.
«El tema fundamental es el exceso de gasto corriente, con incrementos de salarios a empleados públicos lo cual genera un aumento de gasto permanente y es un gobierno populista que no le preocupa si el país va a caer en un impago por este ritmo de expansión de deuda», apunta el analista económico Rafael Lemus.
En efecto, la expansión del gasto, ha estado financiada en su mayor parte en deuda. Según datos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), en septiembre de 2021, la cantidad de trabajadores del sector público reportados era de 186,974, la cual es 10,858 mayor a febrero de 2020 (un 6.2 % más).
A septiembre de este año, el gasto total del Sector Público No Financiero (SPNF) presenta un aumento significativo de $1,202.5 millones (24.5 %) más que a septiembre de 2019.
Comparando el monto de gasto acumulado entre enero y septiembre en relación con el mismo período de 2020, el rubro que más se expandió fue el pago de intereses que aumentó $190.7 millones (22 %); seguido de las remuneraciones que tuvieron un incremento de $186.2 millones (8.7 %) y totalizan $2,315 millones, según datos del Ministerio de Hacienda y Banco Central de Reserva.
A juicio de Waldo Jiménez, director de Asuntos Económicos y Sociales de la Asociación nacional de la Empresa Privada (ANEP) ninguno de los cuatro gobiernos anteriores tomó más de $4,500 millones de deuda en sus quinquenios y en seis meses la Asamblea Legislativa ha aprobado más de $7,000 millones, lo que significaría un 25 % del PIB que sumado al 85 % que tenemos ahora llevaría a la deuda del país a 110 % del PIB.
«Alguien va a pagar esa deuda y esperamos que el gobierno encuentre la manera de que no sean los ciudadanos que lo paguen con más impuestos ni con toma de dinero de las pensiones, ni que haya una emisión de colon digital. Esperamos que el gobierno tenga un plan para pagar la deuda porque es realmente imparable el monto de deuda que se ha tomado», advierte Jiménez
Por su parte, el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, reconoce que El Salvador «tiene un problema financiero y fiscales» «desde hace muchísimo tiempo».
«No me gustaría haber recibido un país con un 70 % (del PIB) de deuda, deprimido económicamente por completo, con un sistema de cuentas nacionales arcaico», ha expresa el ministro Zelaya.
Los expertos coinciden en que para 2022 los retos de compromisos de deuda de corto plazo pondrán más presión si no se hace un adecuado ajuste fiscal.
Fuente: El Economista.