Por: Fabián Acosta Rico*
Quién puede negar que dependemos cada vez más de la tecnología. Lo que está por venir es una aproximación más invasiva entre lo artificial y lo biológico que implicará que nos sean implantadas partes y dispositivos electrónicos en nuestros cuerpos empezando con el cerebro; es fácil prever que la maquinización del ser humano será una realidad en un mediano plazo. Para confirmar esta previsión quede de testimonio el empeño por traer al mundo real al cyborg en que están comprometidos empresarios como el sudafricano, visionario e inventor Elon Musk con su dispositivo Neuralink.
El hombre más rico del mundo, dueño de la fábrica de autos eléctricos Tesla y de la compañía espacial SpaceX, quien ha ganado fama y notoriedad con proyectos como el de llevar en plan turista a personas al espacio exterior; en la actualidad, el magnate, nacionalizado estadounidense y canadiense, sigue siendo noticia con nuevos y revolucionarios proyectos entre los que destacamos el de buscar implantar un chip en el cerebro humano con la finalidad de monitorearlo y para curar enfermedades neuronales entre otras aplicaciones. En el 2020, su empresa Neuralink realizó con éxito la implantación de un chip en cerdos sin que estos hayan tenido la más mínima molestia ni alteraciones.
El chip es realmente diminuto; mide 23 por 8 milímetros y lo puede colocar un robot quirúrgico sin necesidad de suministrarle anestesia local al paciente, además puede ser removido si su usuario lo desea. Dado su tamaño, el chip podrá fácilmente ocultarse con el cabello; la batería se recargará por la noche y cuando esté listo para su implementación en humanos la idea es que tendrá la capacidad de sincronizar inalámbricamente con el celular del usuario (a propósito Musk tiene planeado sacar a la venta este año su celular de nombre Pi).
Musk no escatima en promesas para vendernos su aparato neurológico y asegura que gracias a su interfaz cerebro-dispositivo además de sincronizarse y conectarse inalámbricamente con nuestro celular, obvio con el Pi, igual nos permitirá manejar un automóvil Tesla tan sólo con el pensamiento, podremos con él jugar videojuegos así como guardar y reproducir recuerdos (como ocurre en la serie de ficción de Carbón Alterado con las famosas pilas). Sus usos médicos son también muy prometedores, quizás con él logren caminar, de nuevo, personas con daños en la médula espinal; incluso con el uso de chips especiales puedan los ciegos recuperar la vista…
Dispositivos neuronales como el que quiere vendernos Musk podrían potencializar nuestras capacidades cerebrales al grado de que, ya convertidos parcialmente en cyborg, podamos competir con la inteligencia artificial la cual, a cómo van los avances tecnológicos será capaz de replicar el pensamiento humano; es así que se cumplirá el vaticinio de antropológicos como Noam Harari de un futuro de hombres maquinizados y máquinas humanizadas.
El chip ya quedó demostrado que es inocuo o no causa ningún tipo de molestia ni daño en su implantación en un ente biológico como el cerdo; en nuevo experimento realizado en el 2021 fue probado su funcionamiento en un macaco de nombre Pager, de nueve años de edad. Como lo muestra un video subido a YouTube, de tres minutos, el mono juega la versión clásica del video-juego Pong; cada vez que acertaba en su comando mental, con pajilla colocada enfrente de él era recompensado con un batido de banana. Como lo describió Musk en su cuenta de Twitter, el macaco estaba jugando telepáticamente el rudimentario videojuego.
Hasta hace unas décadas resultaba todo un cuento de ciencia ficción el realizar video-llamadas; los hoy populares celulares resultaban un artículo de lujo; el Internet era de uso militar y por tanto restringido al público en general. El futuro discurre dándonos alcance; nuevos adelantos prometen alterar nuestras dinámicas y estilos de vida individuales y colectivos, no está lejos el día en que todos traigamos por decisión propia un chip en el cerebro que nos permita controlar todos nuestros gadgets, operar nuestras máquinas de trabajo como la computadora, accionar las funciones de nuestras casas inteligentes y, siendo un tanto más aventurados en nuestros vaticinios, estos dispositivos no sólo revertirán muchas de nuestras enfermedades neurales y padecimientos psiquiátricos muy posiblemente potencialicen nuestra memoria e inteligencias (claro la de los compradores cuyo poder adquisitivo les permita acceder a esta tecnología).
*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México