El reportaje empieza con una anécdota: Tatiana Aparecida de Jesús, una ex prostituta y drogadicta, «se unió a una pequeña congregación pentecostal en el centro de Río llamada Santificación en el Señor y dejó atrás su antigua vida» el año pasado.
«El pastor me abrazó sin preguntar nada», explica. El WSJ la describió como «una de las más de un millón de brasileños que se han unido a una iglesia evangélica o pentecostal desde el comienzo de la pandemia, según los investigadores».
«Durante siglos, ser latinoamericano era ser católico; la religión prácticamente no tenía competencia», explica el Wall Street Journal. «Hoy en día, el catolicismo ha perdido adeptos en favor de otras confesiones en la región, especialmente el pentecostalismo, y más recientemente en favor de los no afiliados. El cambio no ha dejado de crecer bajo el primer papa latinoamericano».
«El Vaticano está perdiendo el mayor país católico del mundo; es una pérdida enorme, irreversible», añade el demógrafo brasileño José Eustáquio Diniz Alves. «Al ritmo actual, se estima que los católicos representarán menos del 50% de todos los brasileños a principios de julio de este año».
El Wall Street Journal analiza varias de las «complejas» razones del cambio. Irónicamente, bajo el Papa Francisco, que ha hecho énfasis en los pobres en sus discursos, los críticos «señalan los fracasos [de la Iglesia católica] para satisfacer las demandas religiosas y sociales de muchas personas, especialmente de los pobres. Los iberoamericanos a menudo describen a la Iglesia católica como alejada de las luchas cotidianas de sus feligreses», indica el WSJ.
Los católicos liberales han hecho grandes esfuerzos por captar la atención de los iberoamericanos, con menos éxito del que muchos creen. «El auge de la teología de la liberación en los años sesenta y setenta, una época en la que la Iglesia católica en América Latina enfatizó cada vez más su misión de justicia social, en algunos casos inspirándose en ideas marxistas, no logró contrarrestar el atractivo de las religiones protestantes», según el Wall Street Journal. «O, en palabras de una ocurrencia ahora legendaria «La Iglesia católica optó por los pobres y los pobres optaron por los pentecostales»».
A pesar de los esfuerzos de los católicos que promovieron la teología de la liberación, numerosos iberoamericanos han optado por el cristianismo pentecostal para impulsar «puntos de vista socialmente conservadores desde las favelas hasta los pasillos del Congreso, ayudando a impulsar al presidente derechista Jair Bolsonaro al poder en 2018», señala el reportaje:
“Aunque el presidente Bolsonaro todavía se identifica como católico, se hizo bautizar por un pastor pentecostal en el río Jordán en 2016 en el período previo a su campaña presidencial. Los pentecostales y evangélicos tienen una representación destacada en su gabinete y constituyen un tercio del congreso brasileño. Su esposa asiste a una iglesia evangélica”.
«En las naciones con un número creciente de personas sin afiliación religiosa, por su parte, están aumentando las prácticas sociales más liberales», señala el Wall Street Journal.
“Argentina, el país natal del Papa, legalizó el aborto el año pasado y el congreso chileno está dando los primeros pasos en un proyecto de ley para despenalizarlo. Incluso en México, que sigue teniendo una gran mayoría católica, el control de la Iglesia sobre la sociedad se está debilitando, como se ha visto en el voto de la Corte Suprema en septiembre para despenalizar el aborto”.
Otro factor de la pérdida de miembros de la Iglesia católica son los sentimientos personales del Papa Francisco acerca de la importancia de convertir a la gente a la fe católica. «El Papa Francisco a menudo ha arremetido contra los esfuerzos misioneros destinados a ganar conversos», explica el Wall Street Journal:
“En un sínodo del Vaticano de 2019 sobre la región amazónica de América Latina, apenas se habló de la pérdida de miembros de la iglesia, a pesar de que un informe reciente de una agencia de la Iglesia mostró que el 46% de los 34 millones de habitantes de la región amazónica ya no eran católicos. La reunión dedicó más atención a los retos medioambientales de la región, una de las causas principales del actual pontificado”.
Los cristianos pentecostales también «ofrecen ayuda material y espiritual» a los más pobres, informó el WSJ. «Las iglesias dirigidas por laicos, con rebaños tan pequeños como unas pocas docenas de familias, organizan donaciones de arroz y frijoles para las familias hambrientas, financian clubes de fútbol para los chicos jóvenes para alejarlos de las bandas de narcotraficantes y organizan la asistencia sanitaria privada como una alternativa a los fallidos hospitales públicos de Brasil».
Según una encuesta de Pew de 2014, «la razón más frecuente dada por los ex católicos en América Latina para abrazar alguna forma de protestantismo fue tener una conexión más personal con Dios, citada por el 81% de los encuestados», informa el Wall Street Journal. «Casi seis de cada 10 dijeron que dejaron el catolicismo porque encontraron «una iglesia que ayuda más a los miembros»».
Muchos predicadores pentecostales enseñan un «evangelio de la prosperidad», que «sostiene que la gracia de Dios se refleja en la riqueza material», escribe el Wall Street Journal. Un pastor describió a las comunidades que promueven este tipo de pensamiento como «lugares donde no eres una mala persona por soñar en grande, por querer ganar más.»
«Algunos movimientos católicos en América Latina han tratado de recuperar a las ovejas perdidas, ya sea emulando características importantes del pentecostalismo, como las oraciones carismáticas, o reviviendo una forma más tradicional de catolicismo, incluyendo la misa en latín», explica el Wall Street Journal:
“El reverendo Martín Lasarte, sacerdote uruguayo designado por el papa Francisco para el sínodo vaticano de 2019 sobre la región amazónica de América Latina, cree que el movimiento de la teología de la liberación ha colocado a menudo las cuestiones políticas y sociales por encima de la experiencia religiosa. En esos casos, «falta el sentido existencial de la alegría de vivir el Evangelio, ese encuentro personal que tantas iglesias pentecostales dan a la persona», ha declarado”.
Otro prelado católico, el reverendo brasileño Paulo Ricardo, que tiene «1,5 millones de seguidores en Facebook», ha «condenado la teología de la liberación como una herejía y ha apoyado con entusiasmo elementos de la agenda de Bolsonaro, como la flexibilización de las leyes sobre la posesión de armas.»
Aunque el Papa Francisco ha viajado 10 veces a América Latina desde su elección, «claramente no está liderando una cruzada para reclamar la región para el catolicismo», señala el Wall Street Journal.
El artículo del WSJ está generando un considerable debate entre los católicos en Internet. En respuesta al artículo, publicado en las redes sociales con la cita «La Iglesia católica optó por los pobres y los pobres optaron por los pentecostales», CatholicVote ha tuiteado:
“Demasiados miembros de nuestra Iglesia no han optado por los pobres, prefiriendo en su lugar las causas sociales predilectas de las ricas élites occidentales. Puede que a los pentecostales les falte sustancia, pero al menos hablan a los pobres de Jesús y no del cambio climático.”