El tiempo pasa. Y las voces suaves, elegantes o rudas no se escuchan, no importa si se grita o se habla quedito, lo que se necesita son verdaderos líderes, arrechos, luchones, recios pero no; las catacumbas son sus moradas, ese estribillo que me tiene cansado “Mejor no meterse en problemas”; ¿Hay líderes en esa izquierda, que aún, les han encerrado a altos dirigentes y no dicen nada? ¿Qué hacen las bases? ¡Nada! ¿Qué es de ARENA?
Por: Francisco Parada Walsh*
Aun, detenido, sometido al escarnio público sin haber sido vencido en juicio, es Neto quien, a su manera ha tenido el valor y la dignidad de en ese casi inexistente margen de maniobra que puede haber en una celda de tres por tres, ha tenido una mente fuerte que en esa infinitud de pensamientos, no se deja vencer por un enemigo conocido, pariente quien olvida que es otro mortal, demasiado mortal.
Sin embargo, cuando el río es porque piedras lleva y deben los Derechos Humanos investigar más allá todo lo sucedido a Neto. De terror. ¿Dónde están los líderes en la gran empresa?: En sus negocios, recuerdo cuando Javier Simán, vino a hacer campaña a mi tierra con un slogan totalmente vacío: “Mi Gente”, y escribí un artículo que decía así: “Mi Gente… tiene hambre”; ¿Cómo puede un hombre que soñó con ser presidente volver a su paz cuando vivimos en guerra? La vida no es de misas en Cristo Redentor, la vida es si reuní los quince mil dólares para irme al norte, a la Tierra de Caballo Loco; la vida es andar buscando al joven desaparecido; la vida es si llego a fin de mes con lo poco que gano ¡Esa es la vida del salvadoreño! Entonces, así se vive y se muere a la deriva; solo el presidente, que no se le puede ocultar las características de un líder es que arrebata la palestra, no se debe olvidar a Jim Jones, también fue un líder; Idi Amín, que se comía el hígado de sus enemigos en una muestra del canibalismo más salvaje, también fue un líder; quizá si la antropofagia se practicara, fuera feliz que se alimenten de mi materia gris y blanda pero.
¿Dónde está la iglesia católica? ¡En sus oraciones, en esas diatribas vacías, en esos banquetes del amor! Los máximos jerarcas existen no por su don de estar a favor de un pueblo que no es pueblo sino, sencillamente, capearon todos los peligros y ahora viven en silencio; debemos recordar a Fabio Colindres, que por ser capellán del ejército se largó a su casa con una pensión de lujo y una alta cantidad de dinero que recibió por sus servicios religiosos, dinero suficiente para comprar medias, tacones y pelucas; puede filmar “La Jaula de las Locas.
Infinitas partes” y mientras ¿Qué vive el ciudadano de a pie? ¡Dolor, hambre, migración forzada, desapariciones y más! Valoro y felicito al pastor Mario Vega que, con esa educación y fortaleza, no ha habido quien lo calle, quien lo amilane y a pesar de que todo un estado se le fue encima, él, como un verdadero salvadoreño, no hablemos de religión, sino de valores, decidió hacer denuncias puntuales y debe su grey, sentir profundo respeto y admiración por su líder ¡Esos son los líderes que necesitamos! Mientras, el país cae a pedazos pero parece que ya nos acostumbramos, poco a poco olvidamos todo, nada nos indigna, nada nos hace hervir la sangre, nada nos conmueve; entonces, todo se reduce a que, mientras mis preocupaciones sean tan personales y no los dolores de todo un país, vamos entrando en un letargo, triste letargo del alma donde demostramos que El Salvador del Yo es lo único que me importa. ¿Dónde están los líderes sociales? ¡El dinero los calló! Aun, profesionales que fueron ejemplos para un país, ahora, hablan disparates, aparentes pensadores de la vida, ya no saben qué piensan ni qué es vida; cualquier espacio que dispongan es para hablar de las bonanzas del ejecutivo cuando cualquier ciudadano sabe la sarta de mentiras de las que hemos sido víctimas, ejemplo reciente: Construir un estadio astral cuando las escuelas caen a pedazos.
Solo ese ejemplo es para sentir que vivimos cual árboles, somos la sociedad arbolada, nos basta unos rayos de sol y es la ley del menor esfuerzo la que rige mi vida; tristemente esto es más grave de lo que el lector cree, mientras usted lee estas líneas, se entrenan pandilleros en las instalaciones de la Fuerza Armada, se negocia el futuro de la vida de su hijo; se está heredando un país que aparte de que, es nuestro país pero no lo es, se hereda una debacle económica que jamás hemos vivido y peor aún, se paren generaciones de hijos que, si en el ejemplo del hogar nunca vieron dignidad, respeto, hambre de valores y aun, es el estado quien cierra las puertas de nuestra historia ¿Qué podemos esperar? Decir que los ochenta mil muertos fue una farsa es algo triste, y quizá tenga razón el ciudadano presidente pues, para nosotros los pobres sí fue una realidad; para el estamento que nos ha saqueado, poco importa y aun, nos siguen saqueando, este país nunca ha importado a una de las oligarquías más deleznables que pudo parir la Tierra; mientras, lanzaron mendrugos a unos gatos, que hicieron de la muerte, una profesión, una fuente de riqueza (Ejemplo claro: “El chele” Torres) y mientras ¿Dónde están los líderes? Quizá cambio mi definición personal de líder y será aquel, que en este momento está en la frontera de México, que no tuvo miedo a nada con tal de dar una vida diferente a los suyos, es aquella madre que busca a sus hijos desaparecidos ¡Esos son nuestros verdaderos líderes! en un país que cual Titanic, se hunde, y me hundo día a día.
Gracias pastor Mario Vega por predicar un evangelio de la verdad, un evangelio de la calle donde somos la mayoría los que sus palabras cubren y dan un poco de paz, no digo muchísima paz, apenas un poco, pero, veo hacia adelante, hacia atrás, a mi izquierda, a mi derecha; giro la cabeza y ¡no encuentro a nadie! ¡No hay líderes! Que un país no tenga líderes, debe tener características muy particulares: Ser indolentes, cobardes, vendidos y más. No es país. Sino una maraña de pasiones, de sicópatas, de perdidos. Punto.
*Médico salvadoreño