Por: Guillermo Alvarado.
La reactivación de la economía global tendrá que esperar aún más debido a la persistencia de la pandemia de covid-19, sobre todo por la acción de las variantes Delta y Ómicron del virus que incrementaron el número de enfermos y obligaron a retomar medidas de restricción en muchos países.
Así lo advirtió el Fondo Monetario Internacional, FMI, en su más reciente informe sobre las perspectivas para 2022, donde reduce las proyecciones de crecimiento y advierte que la inflación se mantendrá elevada debido al incremento de los precios y las dificultades de abastecimiento.
La economía mundial entró este año en una posición más débil de lo esperado, señaló ese organismo, sobre todo por la crisis sanitaria agudizada por Ómicron, que afecta el mercado laboral en sectores de servicios, como el turismo, restaurantes y bares.
A ello se suman dificultades y tropiezos acumulados durante años anteriores y factores geopolíticos, como los problemas en Europa del Este, donde Estados Unidos y la OTAN alientan tambores de guerra contra Rusia que mantienen en vilo a los principales mercados financieros occidentales.
Como consecuencia en 2022 el crecimiento del Producto Interno Bruto Mundial será de 4,4 por ciento, por debajo del 5,8 previsto con anterioridad.
Con la excepción de Japón, este indicador será menor a las proyecciones hechas en diciembre, con más impacto en Estados Unidos, Alemania y China, en los dos primeros casos por la ruptura de las cadenas de abastecimientos y en el Gigante Asiático debido a la caída del mercado inmobiliario.
El FMI hace una serie de recomendaciones para mejorar esta situación y la primera de ellas, vean ustedes, pareciera más de la Organización Mundial de la Salud que de un organismo multilateral de crédito.
La condición fundamental para mejorar el desempeño económico pasa, según el Fondo, por “poner fin a las disparidades persistentes” en el acceso a las herramientas para combatir la covid-19, es decir, vacunas, pruebas, tratamientos y equipamiento protector.
No es un consejo que deba caer en saco roto. En la actualidad los países ricos están cerca de inmunizar al 70 por ciento de sus habitantes, pero en el otro extremo, entre los más pobres, este indicador está por debajo de 4 puntos, lo cual implica que la circulación y las mutaciones del virus son altas.
Hay otras acciones de tipo técnico que deben emprenderse para mejorar el empleo, combatir la inflación y garantizar el poder de compra de los salarios, pero al final todo se resume a una simple ecuación: si la pandemia empeora, nada mejorará en el corto plazo.