Fui un niño afortunado, no hay hogar perfecto sin embargo, quizá las carencias afectivas fueron atiborradas por cosas materiales. Al morir mis hermanos y ser el único sobreviviente de ese fatal accidente, fui consentido a más no poder; solo abría el pico y el tata pajarraco me compraba lo que mis deseos fueran una realidad.
Por: Francisco Parada Walsh*
Tener juguetes Lego, pistas para carros, un avión de gasolina comprado en Caribe Hobby Center y ser el primero en tener el tan anhelado disco de “Titanes en el Ring”, luego, con apenas once años se me envía a estudiar inglés a una de las academias más caras de La Tierra de Cochise, esa fue la primera vez que me subí a un avión y volé por los cielos; lo anterior solo dice que, no escatimaron reales en que, mi infancia fuera feliz, aunque no son las cosas materiales las que dan la dicha, sino los momentos de paz y amor en familia.
Mientras crecía, en otras partes del mundo, los dueños de la muerte fabricaban otros juguetes Lego para el niño pobre, ese chico que vino al mundo a sufrir, a aguantar hambre, a volar por los cielos. Si, estos niños y jóvenes volaron por los cielos no en avión sino victimas de esos juguetes Lego para los niños de la guerra.
Juguete Lego 1- Minas expansivas: Son pequeñas, diseñadas para mutilar soldados y disuadir a campesinos de sembrar los campos. Algunos son a prueba de agua y no son detectados por los detectores de metales.
2- Minas saltarinas de fragmentación: Una presión aplicada a un alambre de paso acciona la carga explosiva a varios pies sobre la tierra, explotando a una altura mediana ¡Pum!
3- Minas de estaca: Estas minas se entierran por medio de estacas y son accionadas por alambres de paso, cuando se activan, dispersan esquirlas de metal en todas direcciones.
4- Minas “Inteligentes”: Son lanzadas por cientos desde cañones o aviones, se arman a sí mismas y pueden detectar sus objetivos a distancia. Se supone que se desactivan luego de un tiempo programado.
5- Minas direccionales: Pueden ser activadas mediante dispositivos a control remoto o por paso de alambre. Expanden un arco horizontal de esquirlas metálicas ante un enemigo que se aproxima. Después de leer la información donde obtuve estos datos, me da nauseas la indiferencia mía ante esa fabricación de juguetes lego para los pobres, es raro que una persona de una posición social alta haya sido víctima de una mina, no, siempre es el pobre el que sale jodido y ofende que, aun, tan altivo nombre como minas “Inteligentes” se acepte en una sociedad de idiotas.
Debe haber con toda seguridad minas “No tan inteligentes”, “Promedio” y “Torpes”, pareciera que son términos acuñados en nuestra fauna y flora pero que un niño pierda su pierna, su futuro por la avaricia y codicia del hombre, solo refuerza que este mundo es una mierda. Puedo comparar esas minas “inteligentes” con el virus que nos está destrozando, fue fabricado para barrer con los adultos mayores, luego, surgen variedad de variedades, es ese virus un canguro que en su bolsa marsupial lleva a sus crías, crías del bien y a diferencia del virus, nace otra variante, otra más y es el miedo el que somete a un mundo, históricamente miedoso.
Recuerdo la muerte de un compañero de colegio, mi gran amigo Artiga Bruni, que, una vez que nos graduamos del colegio, decidió entrar a la Fuerza Armada, por cosas del destino decidió descansar bajo la mejor sombra que un árbol prodigaba, todo eso sucedió en San Vicente y mi amigo, voló por los cielos, vísceras regadas, la patria destrozada. No puedo menos que sentir pena por mí, que mientras mi vida transcurría sin novedades, millones de personas en el mundo eran truncadas de sus extremidades, de sus sueños, de su futuro por guerras donde el pobre, mata al pobre; ejemplo reciente, esa escaramuza que Biden galopa queriendo crear un Afganistán en Europa, y nuevamente empieza la “money machine” a trabajar, armas y armas cuando el mundo necesita paz, flores y cantos de aves y no el rugir de un cañón.
Ojalá esta historia fuera leída por los oficiales de la Fuerza Armada y la tropa para que entiendan, que al mundo no se viene a matar, a amputar piernas ni cariños sino, siquiera a no joder a su gente. Lo dudo mucho. Así camina el mundo y nada cambiará. Las minas actuales se llaman virus, más letales que una mina expansiva.
No sé qué es matar a un hermano pero en esta tierra roja, no se puede olvidar que, el helicóptero que transportaba al alto mando del ejército fue derribado por una bomba colocada en un desvencijado aparato de radio; había dos opciones, si fallaba una, aun, quedaba la segunda opción para hacer volar a ese helicóptero en pedazos, no hablaré de quiénes iban ahí, sino del responsable, que ahora, es un connotado profesor en Inglaterra, recibió sendos dividendos por aprobar el pacto de “San Andrés” y me pregunto ¿Qué se siente matar?
*Médico salvadoreño