¿Where are you Materia Gris?

Ni idea. El país es un barco o chalupa a la deriva, le entra agua por todos lados, parece más un pequeño Titanic que, mientras todos brindan con champán, echan sus polvos y bailan en lujosas pistas, no se han enterado que, en horas, serán historia, menos que historia.

Por: Francisco Parada Walsh*

Debo recalcar algo, los que capitanean el Titanic son parte de la flora y fauna de esta jungla, son nuestros vecinos o amigos, compañeros de estudios y no vinieron en una nave espacial a darnos sopa de pitos, no; somos nosotros, los que en un auto flagelo nos sometemos a la nula materia gris y aun, no queremos aceptar lo que pasa.

Entre payasos, patanes, y otras estirpes de bribones, el país va a la deriva, a nadie le importa; primero, se están robando todo lo que puedan y si hubiese un poco de capacidad, digo un poco, tampoco les importaría. Nadie llega al poder para cambiar el rumbo de una sociedad perdida, al contrario, a un rebaño incendiario es fácil controlarlo.

En cinco meses, el ejecutivo llega a su tercer año ejerciendo un poder total y una matonería como pocos, pero ¿Qué cambios se han dado en favor del pueblo? De ese pueblo de a pie, el de a pata, el de bus, el que lleva panes con frijoles a su almuerzo ¡Ninguno! ¿Dónde están los 15 millones de dólares que en efectivo, el B.C.R. entregó por más de siete meses al ejecutivo? Están en esa pobreza maldita que me agobia; ¿Dónde están los responsables de la masacre en el asilo “Sara Zaldívar”? ¿Dónde están los responsables de negar el seguro de vida a todo el personal de salud? ¿Qué se hace por la altísima mortalidad que sufre la población reclusa al inicio de la pandemia y en estos momentos? ¿Setenta reos en una pequeña celda hablan de un país de valores? ¿Cómo se compra una moneda con mi dinero pero las ganancias son para “los mismos de siempre”? ¿Cómo se vacunan menores de edad utilizando dosis de adultos y el responsable parece más envalentonado que nunca? Esa es mi realidad, no hay materia gris, ni blanca ni alguna que inspire una salvación cercana; todo es improvisado y aun, faltan momentos más difíciles, este descalabro se debe pagar y su precio será demasiado caro.

¿Cómo puedo pensar que un personaje como “La Choly”, “Chichilco, tortillas and cheese merecen saquear salarios que en su vida imaginaron mientras un paciente no tiene ni para una pastilla de acetaminofén? Debo aclarar, ante la aceptación de un cargo debería ser el conocimiento y la preparación la que predomine, y si no, no se debe aceptar pero eso es hablar de Suecia, Francia, Noruega; en estas tierras voraces, poco importa que perico de los palotes que en ese sub mundo donde la ignorancia y la maldad son la regla ¿Qué importa seguir saqueando a este sufrido país? ¿Dónde está la materia gris? No es Holcim, no es cemento al que me refiero sino a esa unión infinitas de neuronas donde cada dendrita tiene un fin, unirse a otra para llevar la mejor idea y pensamiento posible, pero no, y aun, mientras escribo estas líneas, cientos de miles de salvadoreños se preparan para abrir el buche de par en par y esperar otra cucharadota de sopa de pitos ¡Solo en este país podemos ser tan ilusos! ¿Qué pasó con las pensiones? Ratifico, la ausencia de materia gris no es exclusiva de un ejecutivo sino de un pueblo, ahí, poco queda por hacer pues si, a pesar de que a un compatriota lo han despedido, le masacraron a un pariente en el asilo “Sara Zaldívar”, le han desaparecido a un hijo y aun cree que está en la tierra donde corren ríos de leche y miel ¡Estamos perdidos! Mientras, importa más un partido de futbol, el chupe del fin de semana, el centro comercial a visitar y tantas bisuterías de la vida.

Si fuera tan fácil transfundir materia gris y alguna materia blanca como se transfunde sangre, quizá se podría hacer muchísimo por este país pero es un imposible, casi un imposible; quizá viene a mi mente una imagen del ejecutivo y su gabinete que, recibiendo una trasfusión de materia gris, una vez se alcanza los 500 millones de neuronas a transfundir, todos, sin excepción viéramos un nuevo amanecer, un país que nos cobije y que, a pesar de nuestras diferencias de opinión, buscáramos el bien común. Ya me perdí, no sé si vivo en Islandia o ya ni sé a qué país me refiero.

*Médico salvadoreño

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