La economía mundial está marcada por la pandemia de Covid-19 sin vislumbrarse soluciones duraderas contra la crisis sanitaria, declaró el director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) de Cuba, Ramón Pichs.
Por: Teyuné Díaz Díaz
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el experto explicó que esa situación es generada en parte por medidas adoptadas para enfrentar el virus, como la cuarentena, la drástica reducción de la movilidad del transporte y las rupturas de las cadenas de valores, unido al consiguiente reforzamiento del deterioro socioeconómico global preexistente.
Como consecuencia, amplió, surgieron presiones inflacionarias, incrementos en los precios y severas afectaciones en los mercados laborales con un fuerte aumento del desempleo en 2020.
El experto resaltó que pese a la recuperación en 2021 de este último acápite, aún no se alcanza la tercera parte de los puestos de trabajo perdidos durante el período más álgido de la crisis sanitaria en 2020, y agregó que para 2022 se espera una débil ocupación frente al promedio registrado el año anterior.
Por otra parte, la pandemia incidió en un mundo muy asimétrico y polarizado, una situación que se mantiene y, además, refuerza e incrementa las inequidades existentes, remarcó.
El 81 por ciento de la población mundial reside en 140 países que apenas generan algo más algo más del 30 por ciento de las exportaciones globales, mientras que el 14 por ciento de la población mundial, que vive en los países altamente industrializados -40 naciones-, genera el 63 por ciento de las ventas en el orbe.
Una de las regiones pobres más preteridas es África Subsahariana, que en los 45 países que la componen acoge al 14 por ciento de la población mundial y apenas aporta el 1,5 por ciento de las exportaciones globales.
A ello se suma la falta de tratamiento universal a los procesos de vacunación y, por supuesto, las limitaciones en la capacidad de maniobra de los países en desarrollo -sobre todo los más pobres-, es así que el 96 por ciento de estos aún no completan la inmunización, a diferencia de naciones ricas, acotó.
Mientras existan importantes segmentos de la población mundial sin vacunar hay mayores posibilidades para el surgimiento de nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 más agresivas y contagiosas, que desconocen las fronteras, resaltó el también Doctor en Ciencias Económicas.
Otro ejemplo de las asimetrías, agregó Pichs, es cómo los países más pobres se han visto imposibilitados de llevar a cabo programas de apoyo a las empresas y a las familias, a diferencia de las naciones más industrializados.
ECONOMÍA GLOBAL EN EL 2021 Y MÁS ALLÁ
La recuperación iniciada desde del segundo semestre del 2020 continuó en el 2021, pero muy desigual.
Según las estadísticas del Fondo Monetario Internacional, en el 2021 el crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) global fue de un 5,9 por ciento, luego de una caída superior al tres por ciento en 2020. Sin embargo, para el 2022 se proyecta un crecimiento del 4,9, explicó el investigador.
Expresó que los pronósticos de mayor expansión se esperan en los países en desarrollo, sobre todo Asia y en particular China, pese a la ralentización de su economía, por tanto, estamos frente a un sombrío panorama y aunque en 2021 hubo señales de luz, en 2022 desaparecen a partir de las presiones inflacionarias y el desenlace que pueda tener en el mundo.
En ese contexto, la inseguridad alimentaria es otro de los temas que afecta a los países en desarrollo, pues dentro de los precios con mayores alzas se encuentran los alimentos, precisamente a partir de las interrupciones en las cadenas de suministro y las presiones inflacionarias, explicó.
En sentido general, se percibe un incremento de la inequidad expresada en los planos económico y social, subrayó.
Uno de los fenómenos más preocupantes es el comportamiento de las deudas, pues reducen la capacidad de maniobra de los gobiernos para hacer frente a la crisis, sobre todo de los pueblos más desfavorecidos.
En estas condiciones, por ejemplo, en las últimas décadas la deuda externa de los países en desarrollo constituye uno de los obstáculos más poderosos para su avance, y al cierre del 2021 sumaba unos 12 millones de millones de dólares.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el servicio de la deuda externa -intereses y amortizaciones de esos créditos- totalizó alrededor de 38 millones de millones de dólares en el período de 2010 a 2021.
El gran negocio de los acreedores es administrar los compromisos de pago de manera que se mantengan los intereses, profundizó.
Lejos de disminuir, la deuda externa crece por un lado y por el otro las transferencias de recursos asociados al servicio de esa deuda tienen montos gigantescos. Solo en 2021 se transfirió alrededor del 41 por ciento de los ingresos por exportaciones de bienes y servicios de los países en desarrollo.
En sentido general, la coyuntura macroeconómica para el mundo en el año 2022 es muy incierta y compleja.
La incertidumbre es uno de los elementos persistentes durante la pandemia, una realidad con la cual tendremos que convivir, pero todo ello tiene un costo económico y social, concluyó. (PL)