Luego del asalto a la Moneda en 1973, Latinoamérica se constituyó en el laboratorio experimental neoliberal por antonomasia para las élites globales, quienes tuvieron carta blanca para hacer y deshacer en los territorios del sub continente, de la mano de los ejércitos locales y bajo la dirección de los EE.UU.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
De tal suerte la expresión “Privatizar” se constituyó en omnipresente cuando se impulsaron las tesis Friedquianas, trasladando los activos públicos a privados, que así alcanzaron nuevas cotas de riqueza gratuita, secuestrando al estado para su beneficio.
Uno de los proyectos que más beneficios les reporta a estos privados que expolian el patrimonio público, es el de las pensiones, a través de las Afp’s, que operan aún en nuestro país y desde 1998; que a junio de 2016 había ya acumulado $8677,8 millardos, con un crecimiento del 5,8% anual y una rentabilidad del 1,12% en esas fechas, lejos del 3,89% que habría alcanzado en las mismas fechas un año antes.
Ello obligó la reforma que buscaba rectificar el declive del modelo, y que para 2017 de nuevo alcanzará un histórico de rentabilidad de 2,67%, acumulando hasta $9057 millardos, para luego estancarse nuevamente [Asofondos], haciendo patente así lo inviable del modelo privatizado, al no lograr sostenerse por la propia dinámica, requiriendo periódicas medidas de salvataje para viabilizarlo, como el que primero asumiera la administración Flores, imponiendo al estado, la manutención de los afiliados luego de apenas 9 años de retiro, por agotarse sus ahorros. Aquí la gran trampa del modelo privatizado de pensiones, que traslada gratuitamente sus obligaciones al estado, que así socializa entre la población salvadoreña, la carga de manutener a los afiliados de estas cuando agotaron sus ahorros, luego de apenas de media, entre 9 a 12 años como jubilados.
El arreglo impuesto por la administración de derecha de Flores, supone entonces una pensión mínima de parte del estado, ¡para la que sencillamente carece de recursos o fuente de ingresos sostenible!, pues jamás los percibió, acumuló o administró, lo que siguen haciendo las Afp’s.
Esto deriva en la adquisición y acumulación de deuda pasiva, que el estado contrae para no dejar morir de hambre a los ciudadanos cautivos de este predicamento, mientras la mesa directiva de socios e “inversionistas” rectores de las Afp’s se siguen enriqueciendo a costa del ciudadano y del estado. ¿Qué hacer para enmendar el fracaso del modelo privado de pensiones?
No más enmendaduras por principio, pues está visto que solo lo airean para de nuevo caer, aumentando la carga negativa para el estado.
Lo consecuente en este punto, cuando es más que evidente que todas las privatizaciones no beneficiaron a la ciudadanía, que nunca se concretó el rebalse que se vaticinó sucedería, que solo sirvieron al propósito de enriquecer a las élites y empobreciendo al soberano, lo que queda es lo evidente, recuperar el modelo de pensiones público, de reparto y solidario, con las debidas garantías y candados que lo aseguren, impidiendo vuelvan sus recursos a desaparecer en los bolsillos de algún privado dentro del estado.
*Educador salvadoreño