Centroamérica entre la espada y el dragón

La región centroamericana se encuentra en la disyuntiva del triángulo geopolítico entre China, Estados Unidos y la Unión Europea, oscilando entre sus eventuales aliados en la transición energética.

Por: Joselin Hernández

El presente texto busca formar un panorama general de la reconfiguración geoeconómica centroamericana con énfasis en los aspectos energéticos. A partir de 2019, los países de esta región especialmente El Salvador y Nicaragua, parecen inclinarse hacia China debido a la necesidad de inversión en infraestructura para la extensión, adaptación y diversificación de fuentes energéticas en la región.

Centroamérica es un área con enorme potencial en la producción de energías renovables, de hecho, la mayoría de los países de la región producen al menos el 60% de su energía eléctrica con fuentes limpias. El sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC), que conecta con México y contempla llegar a Colombia, ha reducido los costos de producción eléctrica, mejorado la eficiencia en la red e incluido energías limpias. Esto ha permitido hacer frente a la pobreza energética, que se refiere a la incapacidad de acceder a recursos eléctricos esenciales para desarrollar actividades laborales y domésticas, entre otras. Este corredor energético que aún requiere una inversión de $118 mil millones de USD, se perfila como el más importante en el continente.

Pero la constante que encontramos en los países centroamericanos (y en el continente en general), es que casi el total de la energía descarbonizada que se produce proviene de fuentes hidroeléctricas. La excepción es Nicaragua, cuya producción proviene principalmente de fuentes geotérmicas. El problema de este suministro energético es que se puede ver afectado por sequias o desastres naturales, sin mencionar que las represas generan sedimentos que representan el 23% de expulsiones de gas metano en la atmosfera.

La mayor parte de la energía del transporte masivo de pasajeros, carga y automóviles, aun es producida con combustibles fósiles, que todos los países de la región deben importar. Esto los mantiene expuestos a la volatilidad de los precios del petróleo que a partir de abril de 2020 han aumentado drásticamente. Un ejemplo de ello es Costa Rica cuyo transporte significa el 64.5% de su consumo energético total, lo que al año cuesta aproximadamente $200 millones de USD. Por esto busca desarrollar el mercado de hidrógeno verde, que le permita satisfacer su demanda interna.

En diciembre de 2021 el Banco Centroamericano de Integración Económica y la UE establecieron un fondo conjunto por $5.5 millones de USD, destinado a la adaptación climática y desarrollo de hidrógeno verde. En el mismo mes, se discutió la puesta en marcha de la estrategia Global Gateway de la UE, al igual que el B3W de EE.UU. es un esfuerzo por contrarrestar la influencia de China en Centro América. LA UE busca invertir hasta $342 mil millones de USD entre 2021 y 2027 en América Latina y el Caribe, con énfasis en el desarrollo de proyectos de energía renovable, transporte sustentable y desarrollo digital.

En mayo de 2021, El Salvador y China ratificaron un acuerdo de asistencia económica y técnica suscrito en 2019 por $500 millones de USD. Nicaragua anunció el cese de relaciones diplomáticas con Taipéi en diciembre de 2021 y se espera un acuerdo similar.

Muy probablemente Honduras se encontraría en esta lista, si no fuese por la presión que Washington ejerce sobre Xiomara Castro. EEUU y Honduras acordaron en 1981 tener la base militar estadounidense Enrique Soto Cano en Honduras, como centro de entrenamiento para los ejércitos de latinoamericanos. Adicionalmente permite el despliegue de tropas rápidamente a cualquier punto de AL y alberga entre 500 y 1500 efectivos militares. Fue el centro de donde se hizo la guerra contra Nicaragua en esa década.

La necesidad centroamericana de producir energía inteligente, rentable, diversa e independiente se alinea con la visión China de inversión en infraestructura. El 60% de los proyectos de inversión de China en ALC están relacionados con el campo energético, la región es además el segundo destino de inversiones chinas más importante solo por detrás de África. Dichas inversiones ascienden a $63 mil millones de USD hasta mediados de 2021.

A partir del 2019, Centroamérica se ha acercado a la economía asiática. Las exportaciones centroamericanas a China aumentaron 142,2% en 2021 (Monitor de Comercio de Centroamérica segundo trimestre 2021) y también fue el segundo país del que más importó por detrás de EE. UU. La distancia es aún abismal con EEUU al frente el mercado que concentra la mayor parte de las exportaciones). La UE por otro lado figura como un aliado importante para Centro América, ya que en 2013 suscribieron un acuerdo de libre comercio, al igual que con EE. UU en 2004, su principal socio comercial.

China ha tomado la delantera en el sector energético renovable y de inversión en infraestructura sudamericana mientras Norte América sigue altamente influenciada por Estados Unidos. Centroamérica por otro lado, se encuentra en un triángulo geopolítico entre China, EE. UU y la UE y bascula entre quiénes serán sus aliados en la transición energética. El Salvador y Nicaragua, tradicionalmente condicionados por EE. UU, claramente se inclinan hacia China algo que en el corto plazo no parece que Honduras vaya o pueda hacer.

Tomada de www.alainet.org

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