El Vals de la Vida

Pareciera que La vida es mi pareja y debo ser un espléndido bailarín para poder ser el que lleve el paso y sea la bella dama, esa señora llamada vida quien baile hasta el cansancio eterno; algo que nunca aprendí fue a bailar, por lo tanto hay ocasiones que piso los tan delicados pies de la vida y parece que a ella no le preocupa, seguimos bailando y de una u otra forma, ese baile no es ni candente ni calmo, sencillamente vine a este mundo a bailar con ella y sé que no es una dama justa, en absoluto, la vida es una de amores y pesares, no le importa lo que pase a mi alrededor ni tampoco lo que otros hacen, cada quien debe bailar a su ritmo, yo bailo al mío y no entiendo que la canción sea tan larga, por el momento lleva sonando cincuenta y siete años y debo seguir bailando; no sé en qué momento la vida me dirá que está cansada, que desea sentarse, tomar una copa de vino o algo y sé que será el momento donde todo acabó.

Por: Francisco Parada Walsh*

El Vals de la Vida es esa danza que todos ejecutamos y quizá serán los mejores bailarines los que salgan bien librados, quizá esos bailarines les importa un bledo pisar a cada paso los elegantes pies de la vida, no les importa nada, solo piensan en ellos y ejemplos sobran. Pero ¿Qué es la vida? No es la contra parte de la muerte sino, todo fuera fácil, no, la vida es el gozo, el amor, el dolor, la pasión, la bondad, la maldad, la fe, el ateísmo, la belleza, la fealdad, la honradez, la corrupción, todo eso es la vida y toda persona debe transitar uno de esos carriles, no es lo que yo quiera sino, lo que la vida me tiene deparado.

En ocasiones me pregunto ¿Por qué sigo vivo? ¿Qué misión debo cumplir para que todo acabe? ¿A qué he venido a esta Patria inexacta? No puedo responder, no entiendo nada; recuerdo que hace unos treinta años tuve una discusión con mi padre, no fue acalorada sino que  deseaba aclarar muchas cosas de mi vida y de mi futuro, después de más de dos horas de discusión nos abrazamos, siempre me despedía de él con un beso y me dijo: “No cambies, no cambies, sigue así, lucha, siempre camina con la frente en alto, llegarás lejos”, cuando recuerdo esa conversación viene a mi mente que debí preguntarle a mi padre a qué se refería cuando decía “Llegarás lejos”, no deja de darme risa pues he llegado lejos, vivo en la frontera con Honduras, desearía pedir asilo en Islandia y quizá ahí, El Vals de la Vida me deje en paz; mientras, me cuestiono ¿Qué es llegar lejos? ¿Tener dinero? ¿Tener fama? ¿Ser un médico exitoso? ¿Tener belleza? Y ninguna de las respuestas dan en el clavo, quizá para mí “Llegar lejos” signifique platicar con los gatos, entender las miradas compasivas de mi patrulla canina, ser generoso con el paciente, luchar por la verdad y señalar la mentira (Lo hago sin un afán de protagonismo, es lo que menos quiero); comer bien, tener el ron o las cervezas cuando empiezo a escribir, caminar por lindos parajes, detenerme a disfrutar los colores de un pajarillo, y quizá el regalar lo que sea me hace más feliz que todo lo anterior; todo lo anterior es para mí “Llegar lejos” y todo dentro de un universo de limitantes geográficas, económicas, sociales pero de a poco entiendo que estoy cerca de los sesenta años, tres años y llegamos al medio paquete más diez y sí quisiera que la vida me permitiera realizar sueños truncados como conocer Europa, los museos, asistir a conciertos de las mejores sinfónicas y a la pasada ir a un concierto de los Rolling Stones, probar nuevos sabores, nuevos olores, entrar a una biblioteca y comprar cuanto libro se me antoje; será La Vida quien decidirá si esa parte de mi guion se cumplirá o no.

No soy tan optimista, pero todo cambia en segundos y quien sabe la nariz apunte hacia la vieja Europa y entonces si podré decir que “llegué lejos”. Todo lo anterior solo es un pensamiento, no una autocrítica, sino que a mi edad entiendo qué es llegar lejos. Y sobre pasé lo que mi padre pensaba. Este día, mientras mi amigo Manuel Rebollo me llama para decirme que lloró al ver un video de TCS “Cosas Buenas” donde aparece mi persona, entiendo que el Vals de la Vida me dio la oportunidad de sobrevivir a ese fatal accidente y que, mi compañera de baile sea el paciente, la pobreza, el hambre del invisible y esa es la misión por la que sigo en la pista.

*Médico salvadoreño

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