En las guerras todos pierden. No demuestran ser un dispositivo adecuado para resolver problemas. Por el contrario, llevar una población a la guerra no es propio de adecuados mecanismos políticos.
Por: Gabriel López Delgadillo*
Estas complejidades entre políticas nacionales, georregionales, de consideración mundial y con repercusiones para las personas. El aumento de costos en los países como consecuencia nos afecta a todos, permea en los mercados.
Ya en conflictos anteriores, las acciones bélicas son llevadas también a la internet. Nuestros sistemas electrónicos y redes sociales web están vinculados con ella. También, las personas y las instituciones. Castells (1996) hizo una propuesta de análisis al respecto. Hoy demuestra que, incluso en conflictos bélicos, lo que denomina era de la información en sociedades red, juega un papel importante. Luhmann (1991) elaboró su teoría de los sistemas, vistos como comunicaciones. Los expuso como mecanismos de autoconservación que dialogan en códigos binarios.
Un país en guerra utiliza la internet en su población para su beneficio. La usan para difundir información diversa del conflicto. Hoy las exigencias para poner fin a la guerra, con respecto al inicio, no son las mismas.
Mientras tanto el bloque de la OTAN, las Naciones Unidas y otros países inmersos en el conflicto aprovechan los beneficios de esta red electrónica. Internet se usa para emprender sanciones a un país que inicia una guerra. Un mecanismo que permite limitar la capacidad de acceso a recursos económicos de los bancos en el resto del mundo. De limitar el acceso a dinero bancario para usos bélicos. La imposición arancelaria, considera también el recurso electrónico. En internet, se promueve con fines propagandísticos la serie “servidor del pueblo” con que el presidente de Ucrania aumentó popularidad en su país.
Por la web, los líderes religiosos de Ucrania y otros países, solicitan en repetidas ocasiones a la Iglesia Ortodoxa Rusa, de carácter nacional en ese país, que abogue por la paz. También, lo piden a Vladímir Putin.
Ucrania, promueve que su postura es correcta mediante videos de espacios que son destruidos por los ataques, las consecuencias de las acciones bélicas en su población. Su presidente es difundido visitando heridos en los hospitales, promoviendo el diálogo y la paz en las instancias de Derechos Humanos y otros organismos internacionales. Así mismo, pidiendo insumos bélicos.
En esta ocasión las constantes declaraciones de hackers de dirigir sus ciberataques a la infraestructura de uno u otro país en pugna, son un componente bélico a considerar. Algo visto en películas del siglo pasado y que llegó para quedarse. Las redes sociales electrónicas y sus dinámicas de difusión de información, sus maneras de incorporarse en los sistemas sociales, brindan espacios que promueven posturas en la guerra de Rusia y Ucrania. También, permiten difundir unas informaciones y evitar que se propaguen otras. Se disputan el relato de lo sucedido.
Publican sus imágenes del enemigo, sus otredades. La religión oficial rusa difundió que los Ucranianos están alejados de Dios y que por eso los están atacando. Ambas partes, promueven sus posturas de lo bueno, lo justo de ser defendido y difunden información panfletaria que incrimina a su adversario. Nos dificultan guglear con certidumbre. Los sistemas de información digital y binaria, comunicaciones que reducen la complejidad del mundo (Joas y Knöbl,2015:250) están vigentes en la internet.
*Maestro en Ciencias Sociales – México
Fuente:
Castells Manuel (1996), La era de la información: economía, sociedad y cultura, España, Editorial Alianza.
Entrevista a Niklas Luhmann (1973), Realizada por Ulrich Boehm, en Oerlinghausen, Alemania. Consultada en (49) Niklas Luhmann: Documentales sobre teoría y riesgo ecológico (Subtitulos Español) – YouTube
Joas, Hans y Wolfang Knöbl (2015), Teoría social. Veinte lecciones introductorias, España, Akal.
Niklas Luhmann (1991), Sistemas sociales: lineamientos para una teoría general, España, Anthropos, Universidad Iberoamericana, Pontificia Universidad Javeriana.