Secuestro y capucha en el gobierno de Cristiani

Me conducía en un vehículo en negocios con un señor norteamericano, conversando con mi prima, salió la plática de la muerte de un hijo de Cristiani atropellado por un camión cuando se conducía en una bicicleta , que Cristiani no había presentado cargos, le comenté que había sabido que posteriormente el conductor del vehículo junto a toda su familia habían sido asesinados, ante este hecho que indudablemente puede ser un chambre, y yo no tengo forma de verificar si es cierto o no, el señor norteamericano, replicó: no creo eso, conozco a el ex presidente Cristiani, y es una buena persona, como si yo le estuviera acusando de algo.

Por: Igor Iván Villalta Sorto*

En este momento la Fiscalía lo acusa por la presunta participación en la masacre de los sacerdotes jesuitas y sus colaboradoras, en este particular caso, La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) reclama no haber sido tomada en cuenta, así como también a los familiares de las víctimas.

Hasta el momento Cristiani se había mantenido incólume en las responsabilidades que tienen que ver con los últimos años del conflicto armado en nuestro país. De lo que nadie habla y ninguno de los mandatarios que tuvieron participación en la guerra de muchos años, murieron como si no hubiesen tenido participación alguna en los atropellos contra de la población civil, la llamada guerra sucia, como si los hechos se desarrollaron de forma natural, como que así debía ser.

Aporto con mi experiencia, lo sucedido en la guerra sucia, en la que indudablemente tiene responsabilidad el gobierno de Cristiani. Me encontraba en una parada de autobús en compañía de Jorge Alberto Salazar (Koki), cuando se detuvieron dos vehículos, salió un hombre de piel blanca y cabellos casi rubio, en una mano sostenía una subametralladora UZI, en la otra un cargador para la misma, haciendo señas para que abordáramos el auto, luego salieron otros y nos introdujeron al vehículo, para conducirnos al cuartel de la Policía de Hacienda, la temida PH.

Con las manos nos cubrían los ojos, después nos pusieron vendas, un gordo y chaparro nos dijo: “cámbiense ropa, aquí están estas calzonetas, rápido, rápido pues”. Apresuradamente nos quitamos la ropa y nos pusimos las calzonetas y camisetas color verde olivo, el hombre gordo nos explicó qué hacíamos allí, “han sido capturados por el Escuadrón de La Muerte y los vamos a matar”, después de esa amable bienvenida, me dieron un tremendo golpe en el estómago que me dejó sin aire, hice una exclamación de dolor, otro dijo: “este no va a aguantar”. Koki les dijo: “saquen las bolsitas pues” (bolsas para hacer la capucha y provocar asfixia), ellos respondieron: “aquí no hay bolsitas, nuestros métodos son modernos”.

Pusieron sobre mi cabeza un plástico ahulado negro, aguantaba por un momento después trataba de respirar desesperadamente, comenzaba a ver lusitas, perdía fuerza, los torturadores golpeaban en mi estómago, sentía que moría, en ese preciso instante quitaban la capucha y volvía a respirar, volvía a vivir. Después del interrogatorio me pusieron en cuclillas con las manos hacía atrás, era una posición muy incómoda, las esposas me apretaban, podía escuchar la voz de un campesino rindiendo sus declaraciones, por su voz se notaba que era un anciano, pero eso no impedía ser tratado con la misma rudeza y barbarie.

“Mira, a mí me da pena verte en esas condiciones, no creas, pero el problema es que si ustedes nos encuentran en la calle nos matan, yo quisiera que si nos encontráramos en la calle algún día nos diéramos la mano”.- “Mira, el problema no es personal, ustedes no son más que unos esbirros, que maltratan a la gente porque les pagan, a mí no me interesa que te mueras ahora o mañana, a mí vos no me importas como persona y es más te tengo lástima, ya me imagino estar en tu lugar y llegar a mi casa a compartir con mi esposa e hijos sintiéndome mierda, o es que no te da asco emplear todo tu talento, tu espíritu, tu conocimiento en algo tan denigrante, como puedes llamarle trabajo a esto, como puedes salir a la calle y presentarte ante las personas con honestidad, yo no podría, prefiero que me mates aquí y ahora, que asumir ese papel”.

Nuevamente me colocaron vendas en los ojos, y se acercó una enfermera, con su voz maternal, me preguntó: “¿Cómo se siente?”. – “Eso me lo hubiera preguntado cuando me estaban vergueando”. – La enfermera se cortó por unos momentos, “Bueno si se siente malito, hay me llama”.

En estos pocos párrafos no se puede describir la terrible experiencia que se sufre en la tortura, y los peor del caso que no se trató de un hecho aislado, fue una práctica sistemática en muchos de los países de América Latina, y para los autores de todos estos hechos tan deleznables no hay siquiera una reprimenda, un mea culpa, quizá porque son buenas personas.

Pero el presidente Bukele trabaja para cambiar la historia, ya mandó a destruir el monumento en conmemoración de los masacrados en El Mozote, como una acción heroica de su gobierno, ante esto debemos recordar las palabras de André Malraux, «aun en la muerte, la cultura continúa siendo vida».

*Biólogo e Investigador

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