Un conflicto que seguimos viendo sin usar la razón

En 1992 teníamos claro que concluía la guerra por la vía del diálogo-negociación; y que todo el proceso de pacificación estaba orientado a la transformación política de la nación salvadoreña. Dicha transformación constituía la base sobre la cual construiríamos una realidad más democrática y civilizada.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

La segunda claridad y sobre la cual se monta la traición al pueblo por la antigua guerrilla, ahora convertida en partido político era: Las Causas estructurales que originaron la guerra civil siguen intactas. Buena parte de la dirección del frente salió de la pobreza y, aunque les pese, pasaron a formar parte de la alianza de hecho, con la oligarquía.

Cuando se deja de lado el Foro Económico-social, que significaba el diálogo al interior de la sociedad salvadoreña representada por sus sectores; y se potencia el diálogo entre las cúpulas, por el reparto del control del Estado; ahí precisamente se marca el desvío del proceso democratizador en todos sus órdenes. Muchas voces expresaron con preocupación, que no pasaría mucho tiempo, para volver a una realidad de confrontación violenta.

El Imperio gringo y las pandillas.

Los gringos estuvieron al margen del proceso de paz, al cual adversaron en todos los campos. Logrado éste, ellos incrementan las deportaciones y entre estos deportados, arrojan al país que apenas ha concluido la guerra, una enorme cantidad de pandilleros, con el único fin, de entorpecer una eventual victoria electoral del fmln. Esta sobrecarga de población a la cual no se le podía ofrecer alternativas, constituye parte de las raíces de nuestro conflicto actual. Los gringos tienen una clara responsabilidad en nuestra crisis. Cabe destacar, que fue acá en El Salvador en donde se descubrió la entrega de armas por parte del gobierno gringo a los carteles de la droga en México; precisamente porque muchas de esas armas terminaron acá en manos de las pandillas, y dichas armas estaban provistas de chips de identificación como propiedad de los Estados Unidos. ¿Será que los gringos y no solo los sectores oscuros del país tienen algo que ver con esta escalada homicida?

Una ofensiva que mata inocentes.

Creemos firmemente que esta ofensiva criminal tiene una mente política perversa y destructiva. Hay algo que no cuadra. Por mensajes de audio interceptados por las fuerzas de seguridad, y por escritos que rondan por la calle, se escucha y se ve claramente que los pandilleros viejos no están de acuerdo con ese proceder. Saben que no solo es una afrenta al Estado y gobierno, sino que también, una agresión injustificada al pueblo pobre y trabajador, dentro del cual ellos tienen presencia y que, por esta misma situación de agresión criminal, la gente se les ha terminado volteando de una vez por todas.

Esta ofensiva criminal no muestra unidad en las pandillas que la impulsaron, de hecho, significa una especie de suicidio y como tal, podemos inferir que fueron utilizadas por y para propósitos de alguien más. Toca pues al gobierno y a las fuerzas de seguridad una profunda investigación que los lleve directo a la casa de los señores de la guerra. Y no estamos confundiendo la palabra casa, con caza.

La UCA debería acercarse al territorio y verificar su planteamiento actual. Qué tanto control, tienen las pandillas ahora. Siguen confundiendo sus deseos mezquinos, por cierto, con la realidad.

Esta ofensiva muestra un claro propósito de dañar al gobierno, lo cual pone en evidencia el poco compromiso con el espíritu democrático y civilista que todos debiéramos tener. Dañar al gobierno, cualquier gobierno, asesinando a gente humilde e inocente para lograr ese propósito, sólo muestra la naturaleza criminal de quienes en verdad han impulsado esta agresión contra la gente. Han hecho terrorismo, ni más ni menos.

Creen que la respuesta político militar que está dando el gobierno le va a desgastar y pasar factura en el imaginario de las mayorías, y esto les abre posibilidades de derrotarle. Están equivocados, a pesar de los enormes desaciertos que el gobierno está teniendo en el manejo de la confrontación.

Ahora bien, si el gobierno derrota esta maniobra y a su vez, no realiza los cambios estructurales que este país necesita; tengamos en claro que el carácter cíclico de los conflictos, producto de la natural rebeldía de la gente, seguirán manchando de sangre los caminos de la nación salvadoreña.

Todavía seguimos exportando gente, en lugar de productos. Todavía la persona sigue sin ser el centro de la tarea del Estado. Todavía la violencia es el lenguaje común entre nosotros. Entendamos de una vez, que la guerra es el principal enemigo de la sana convivencia y el desarrollo.

*Investigador y docente universitario.

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