Apoyado por las primeras asociaciones patrióticas, José Martí creó, en 1892, el Partido Revolucionario Cubano (PRC), con el objetivo principal de lograr la independencia absoluta de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico.
Estas fueron 14 agrupaciones de Cayo Hueso, siete de Nueva York, cinco de Tampa, cinco en Jamaica, una en Filadelfia, una en Boston, una en Nueva Orleans y una en Ocala.
Después se sumaron otras de Estados Unidos y del Caribe y Centro y Suramérica: de Haití, Santo Domingo, Costa Rica, El Salvador, Venezuela, Panamá, México, Argentina, Perú…
El proceso organizativo fundamental tuvo lugar desde enero de 1892 con la redacción, aprobación de sus bases públicas y Estatutos secretos.
Momentos decisivos fueron la elección del Delegado (Martí) y el Tesorero (Benjamín Guerra), los únicos funcionarios; y la proclamación del Partido, el 10 de abril de 1892.
La fecha escogida era un día glorioso, aniversario de la Asamblea de Guáimaro, celebrada el 10 de abril de 1869, en la cual los delegados presentes de la Revolución independentista de 1868, con proclamación de la República en Armas y la primera Constitución de Cuba.
La coincidencia de los propósitos independentistas se observa en la similitud de las banderas de las dos Antillas hermanas, sólo diferenciadas por la distribución de los colores; mientras la cubana tiene rojo el triángulo con una estrella blanca en el centro y tres franjas azules y blancas alternadas, en la puertorriqueña es azul el primero y las franjas azules y blancas en el mismo orden.
CONSAGRACION A LA PATRIA
En 1891 estaba Martí en la cima de su genial obra como periodista, diplomático, escritor y poeta cuando renuncia a todo y consagra su vida a la creación del PRC, destinado a la preparación de la guerra de independencia de Cuba y la futura República.
A fines de ese año se lanzó a conquistar a sus futuros integrantes entre los colectivos de emigrados cubanos radicados en localidades estadounidenses.
El 26 y 27 de noviembre de 1891 pronunció en Tampa dos disertaciones que abrieron nuevos derroteros a la Historia de Cuba, la primera conocida como Con todos y para el bien de todos, y la segunda Los Pinos Nuevos.
“Para Cuba que sufre, la primera palabra”, dijo en el primero de los célebres discursos. “De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrecerle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos sobre ella”.
“…yo quiero que la ley primera de nuestra república sea la dignidad plena del hombre. En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre”, así definió sus ideas en el Liceo Cubano de Tampa.
Martí va ganando adeptos a su entusiasmo patriótico unitario; el 28 de noviembre fueron aprobadas por la emigración de Tampa las denominadas Resoluciones, consideradas como Prólogo de las Bases del Partido Revolucionario Cubano.
El proceso de organización definitiva del PRC se inicia tras la aceptación y aprobación de las Bases y los Estatutos secretos, los días 4 y 5 de enero de 1892, respectivamente, por los representantes independentistas de Nueva York, Tampa y Cayo Hueso.
En el Artículo primero de sus bases, señala: El Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico.
El PRC se regirá conforme a los estatutos secretos que acuerden las organizaciones que lo fundan, dice en el noveno y último. Se trata de 13 puntos que exponen su composición por todas las asociaciones organizadas de cubanos independientes que acepten su programa y cumplan con los deberes impuestos en él.
Funcionará por medio de las Asociaciones independientes, que son las bases de su autoridad, de un Cuerpo de Consejo constituido en cada localidad con los Presidentes de todas ellas, y de un Delegado y Tesorero, electos anualmente.
Detalla los deberes de las Asociaciones, del Cuerpo de Consejo, el Delegado y del Tesorero; las Asociaciones tendrán un voto por cada grupo de 20 a cien miembros.
El 14 de marzo de 1892 nació en Nueva York, Patria, el periódico de Martí, que sembró en sus lectores el sentimiento y orgullo de la nación cubana, y la necesidad de liberarla.
Con instrucciones del Delegado, el 4 de agosto de 1892, viaja a Cuba el comandante de la pasada guerra, Gerardo Castellanos.
Comienza Martí su peregrinar para incorporar a los generales mambises Carlos Roloff, Serafín Sánchez, Máximo Gómez y Antonio Maceo, que serán pilares para la unión entre los Pinos Nuevos y los veteranos del 68.
Personalmente lleva su palabra a países del Caribe y Centroamérica, visita también México y más de una vez a los emigrados en Estados Unidos.
Mano firme y celeridad guían esta empresa de Martí que solo culmina en un punto mucho más alto, el estallido de la guerra que calificó de necesaria, el 24 de febrero de 1895, y su muerte en el combate de Dos Ríos, territorio cubano, el 19 de mayo de 1895.
Hijo de la Revolución del 68- se hizo revolucionario con ella-, preso político a los 16 años, deportado y exiliado la mayor parte de su vida, José Martí sufrió las secuelas de los grillos atados a su cuerpo, pero más difícil le resultó vivir con una patria esclavizada.
Siempre vistió de negro, guardó luto por ella, convencido de que nadie quitó la espada a los cubanos, la dejaron caer al final de aquella larga y penosa Guerra de los Diez Años (Pacto del Zanjón 1878), sin lograr sus objetivos de independencia y abolición de la esclavitud.
Admiración y respeto sintió por los héroes y mártires de aquella gesta que estudió intensamente durante años; les rindió honores en sus escritos, discursos y versos e hizo todo lo posible para que no se repitiera la desunión entre los cubanos.
Se pronunció siempre por una solución revolucionaria, incluso cuando España autorizó un partido liberal autonomista con el objetivo de desanimar el reinició de la guerra separatista en los años 80.
Este Partido de nuevo tipo, largo tiempo concebido por Martí en lo profundo de su pensamiento revolucionario, fue capaz de unir a los patriotas que fueron nuevamente a combatir el colonialismo español y de colectar centavo a centavo recursos para la contienda.
Con la muerte de Martí, el PRC perdió su carácter democrático y se abandonó el fomento y auxilio a la independencia de la hermana Puerto Rico.
El nuevo Delegado Tomás Estrada Palma, de ideas anexionistas, favoreció la intervención de Estados Unidos, en 1898, y después decretó la disolución de la organización, tan necesaria en la futura República.
*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina