En nuestra postmodernidad nos topamos con un número creciente de personas que desean vivir sólo para ellas sin ninguna responsabilidad para con los demás; formar una familia ya no es una prioridad y a veces ni siquiera les apetece tener una pareja.
Por: Fabian Acosta Rico*
Ancianos solos sin hijos y menos nietos; así pinta el futuro de las postmodernas sociedades occidentales. Pero muchos jóvenes se adelantaron etapas decidiendo, en plena mocedad, pasar sus días confinados en sus casas sin salir de sus cuartos. A esta afección se le llama hikikomori y en efecto fue en oriente y más específicamente en Japón donde primeramente se le identificó.
Este padecimiento consiste en un aislamiento físico y social que, la mayoría de las veces, conlleva afecciones y sufrimientos psicológicos que suele durar de seis a más meses. Frustración y fracaso son algunas de las razones que inducen a la persona a decidirse por confinarse en su cuarto.
El hikikomori se recluye en su habitación sin desear ver a nadie; pero en su confinamiento no permanece en una actitud contemplativa macerando sufrimientos internamente; por el contrario suele entregarse a la tarea de ser un internauta asiduo de las redes sociales y en muchos caso también se decantan por el rol de gamer casi de tiempo completo enfrascándose en partidas de videojuegos en línea…
Sin negar que la adicción a la tecnología y en particular al Internet pueden conducir a las personas a privilegiar encuentros virtuales en Zoom, Skype, Facetime; a resolver su vida social en las redes sociales; a pasar las horas viendo series y películas en plataformas de streaming… lo cierto es que no hay datos científicos que demuestren que dicha adicción sea el único detonante del hikikomori; este trastorno es más bien multifactorial e involucra desórdenes psiquiátricos que suelen varias en su tipo de gravedad aunados a problemas de estrés laboral, crisis familiares, hostigamiento estudiantil…
No obstante en nuestras nuevas generaciones existe la necesidad imperiosa de estar todo el tiempo conectados a Internet; siempre atentos a sus notificaciones y encontrando en los dispositivos móviles entretenimiento y distracción. No sería difícil pensar que de seguir los avances tecnológicos su ritmo actual de mejoras e innovaciones, el mercado de la tecnología pronto ofrezca gadget que nos desconecten cada vez más de la realidad y unos sumerjan en nuevos mundos de realidad virtual o aumentada que, como en los capítulos distópicos de Black Mirror, nos hagan desear no regresar al mundo de lo tangible.
¿Qué tan difícil o lejano es ya seguir un estilo de vida supeditado totalmente a el Internet? La pandemia y el confinamiento social a la que nos condenó nos obligaron a hacer uso de tecnologías de la información que ya estaban presentes y plenamente desarrolladas. A cuantas pandemias y reclusiones en nuestros hogares estaremos a distancia para normalizar el confinamiento. Los efectos sociales del coronavirus aceleraron el ingreso de muchos al mundo digital. Este mundo llegó para quedarse e ira ganando terreno con cada progreso tecnológico. Muy probablemente el hikikomori sea el ser humano del futuro.
*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México