Las razones que dieron origen al sindicalismo se dio a partir de la entrada del modo capitalista de producción con la denominada revolución industrial (1760), inicios de un capitalismo industrial a partir del descubrimiento de la máquina, ahora vamos por la 4ª revolución que descansa en la tecnología y, pareciera que las cosas no cambian en el marco de los derechos de las personas trabajadoras.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Las relaciones laborales sostienen y mantienen la dominación de una parte sobre la otra. La que oferta el empleo con respecto a la que lo demanda, por la ganancia una parte y por la mejora de condiciones de trabajo que lleven al desarrollo laboral y como consecuencia a un bienestar familiar, y desarrollo humano evolutivo la otra.
¿Cómo nos encontramos en pleno siglo XXI, la clase trabajadora? Diferentes épocas y en ellas diferentes gobiernos, han utilizado a la fuerza de trabajo en pro de sus intereses centrados históricamente en la ganancia, el negocio sin principios ni ética, la apropiación del trabajo no pagado (plusvalía) resultado de la explotación de la fuerza productiva, y en clara y sistemática oposición a que las personas trabajadoras se organicen en sindicato para la defensa de sus derechos e intereses propios.
Los diversos grupos sindicales históricamente, dependiendo de la corriente sindical con la cual se identifican así se han enfrentado o plegado a la clase empresarial y/o gubernamental u otros poderes fácticos, para la consecución de prebendas, mejorías mínimas o de un estatus temporal favorable y elitista, mientras duren las condiciones políticas de quienes ostentan el poder económico, político o militar.
En mucho se ha considerado al movimiento sindical y los grupos laborales, como apoyo al sostenimiento y oportunidad viable para alcanzar el poder del aparato del Estado—ejercicio político-partidario—clave para ejercer e imponer el programa económico acordado desde arriba, que garantice la ganancia a los pequeños grupos económicos que dominan la sociedad, denominados burguesía u oligarquía, dependiendo de si tienen o no cabeza política. Un gobierno sin el apoyo social de la gente, prácticamente tarde o temprano deja de incidir en la masa de personas que le han apoyado y termina siendo un período más sin beneficio concreto para llenar las expectativas que se generaron en la población.
Actualmente la fuerza laboral se debate en niveles de subsistencia diaria que no le permiten avanzar en el pensamiento político, han sucedido tiempos que han impactado la economía familiar, y la realidad golpea con la precarización de los empleos, la sub contratación que lleva a una serie de puestos que no están directamente relacionados con la producción como aseo y limpieza, transporte, vigilancia, el trabajo eventual en demasía que es una clara caracterización de la estrategia empresarial de la flexibilidad y desregulación laboral y el alto sub empleo con altos niveles de informalidad, que afectan drásticamente el ámbito económico social, dado que a su base están los ingresos insuficientes, mínimos y la falta de cobertura para las necesidades de salud, educación y vivienda, seguridad ciudadana entre otras vitales tales son el uso de recursos naturales como el agua, la falta de recreación y una subcultura, que alejan vivir de manera satisfactoria, sin distinción de clase, género, diversidad, edad, raza e ideas políticas.
La actualidad denota una fuerza social de falta de apropiación de los intereses de clase, la situación se mantiene en un vacío para llenar una causa popular que lleve a mejores opciones de vida para los sectores populares, los sindicatos se manifiestan en esa lógica de no tener cabida en los nuevos y diferentes ámbitos de los intereses dominantes, sociales, económicos y políticos. Se abaten en un desconocimiento de los sistemas productivos, de los intereses político-partidarios que hoy se conjugan para detentar el poder del aparato del Estado; y se ven desprotegidos y con poca organización socio-política en una lucha por alcanzar metas reivindicativas importantes.
Las relaciones sociales de producción se restringen a un ámbito productivo de debilitamientos en la formación profesional técnica, el régimen educativo del país está alcanzando el anacronismo en lo académico y técnico y no hay un cambio estructural que potencie el desarrollo de las fuerzas productivas hacia diferentes formas y modos de producción de bienes y servicios.
En el marco de la conmemoración de la gesta heroica de los mártires de Chicago (1886) por alcanzar una vida laboral decente por las 8 horas y la protección social para el desarrollo de la persona en el trabajo, en la comunidad, en la sociedad, expresamos que la lucha debe continuar; y hay que sobreponerse a las ambigüedades políticas, la falta de solidaridad por el que menos tiene, que necesita del apoyo moral, económico y militante y rescatar la causa de la fuerza productiva del país hacia mejores horizontes sindicales y socio-políticos.
*Sindicalista salvadoreño