El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue reelecto para un nuevo período de cinco años al frente del ejecutivo en esa nación, de acuerdo con los resultados oficiales ofrecidos por las autoridades una vez finalizada la segunda vuelta de los comicios.
Por: Guillermo Alvarado
Tal y como habían anticipado los sondeos de intención de voto, el jefe del Palacio del Elíseo se impuso a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, que se queda otra vez al borde de conquistar el poder en el país, considerado como uno de los más influyentes dentro de la Unión Europea.
Más allá de los resultados, que reflejan una diferencia superior a los 17 puntos entre ambos contendientes, el gobierno, los partidos y otros sectores sociales deben meditar sobre diversas lecciones que dejó este evento.
La primera consideración es que la ultraderecha, nacionalista y xenófoba, se sitúa de nuevo como la segunda fuerza política francesa, con capacidad real para disputar el poder. Si el enfrentamiento hubiese sido exclusivamente entre Macron y Le Pen, quién sabe si el resultado sería el mismo.
Fue importante el llamado a no conceder un solo voto a la extrema derecha que hicieron grupos de izquierda, entre ellos la Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, quien terminó la ronda inicial con un caudal de más de 20 por ciento de votos y será un rival de cuidado en las legislativas de junio próximo.
No se debe perder de vista que Marine Le Pen ganó en casi todos los departamentos y regiones de ultramar de Francia donde, por cierto, las condiciones de vida están muy por debajo respecto a la metrópoli.
Guadalupe, Martinica, Guyana Francesa, San Miquelón, San Martín y San Pedro, se inclinaron por la representante de la ultraderecha y sólo la Polinesia Francesa lo hizo por Macron.
Tras reconocer su derrota en las presidenciales, la ya veterana política aseguró que haber conquistado el 41 por ciento de los votos es una señal importante y advirtió que su partido se lanzará con fuerza para las legislativas.
En su contra figura el hecho de que no puede aspirar a una gran coalición como para tener mayoría parlamentaria, lo que sí podría conseguir Mélenchon si la izquierda y los grupos progresistas actúan con coherencia.
De acuerdo con las leyes la alianza dominante en la Asamblea Nacional tiene la opción de nombrar al primer ministro, lo que traslada la pelea al 12 y 19 de junio cuando se dirimirá el control del Organismo Legislativo.
Por último, y no menos importante, no se debe desestimar el hecho de que el 28 por ciento de los electores optaron por permanecer en casa y no sufragar, una cifra superior a la registrada hace cinco años.
El mal mayor se evitó, ahora toca a los franceses recomponer fuerzas y avanzar a un mundo mejor, ese ya casi olvidado de los principios de igualdad, fraternidad y libertad.
Fuente: www.radiohc.cu
