La fragilidad del régimen de Bukele

El inicio del gobierno de Bukele, una señora de forma muy optimista preguntó mi opinión sobre lo que pensaba del régimen. Claro mi respuesta no gustó a mi interlocutora, me observó extrañada y me dijo: “primera persona que escucho decir algo así”; “pero es que este gobierno tiene gran apoyo internacional”, refutaba.

Por: Igor Iván Villalta Sorto*

Así como la señora pensaban muchas personas que había depositado toda su ilusión en un mandatario joven con “nuevas ideas”. El problema es que este apoyo se sostiene con la narrativa gubernamental que, en los anteriores treinta años, los sucesivos gobiernos no habían hecho nada para el país, solo se habían dedicado a enriquecerse, y que él iba a combatir la corrupción “porque el dinero alcanza cuando nadie roba” montado en un caballo libertario y esgrimiendo una espada de justicia, inicia una nueva era que nos conduciría al tan ansiado desarrollo.

Hace del combate a las pandillas su estandarte más preciado, acusa a todo aquel que obstaculiza o cuestionar su plan de control territorial como cómplice de las pandillas, pero como por arte de magia los asesinatos comienzan a disminuir, comienzan a darse días sin asesinatos provocados por pandilleros, todo producto del glorioso plan del presidente, que requiere más y más fondos hasta llegar a los $ 800 millones de dólares, aunque las personas en muchas comunidades pobres del país siguen siendo extorsionadas por las pandillas, se incrementa el número de desaparecidos y el acoso de pandillas continua.

Pero un fatídico fin de semana nos encontramos con la noticia de que se han suscitado una cifra récord de asesinatos en todo lo que va del siglo. Y la población se pregunta ¿qué paso? ¿Y plan control territorial? ¿Quién en realidad controla los territorios? Lo que indudablemente remueve las estructuras del régimen. Lo más bochornoso de todo es que los asesinatos se realizaron a plena luz del día, en apenas cuatro horas. ¿A quién mataron? A todo el que se les puso enfrente.

Claro, la coyuntura había que aprovecharla. Se decreta un régimen de excepción que amenaza con convertirse en régimen permanente de represión, en donde se suspenden algunos de los derechos ciudadanos, y se capturan a 20,000 terroristas y pandilleros, de acuerdo con la narrativa del régimen, y la gente aplaude, “es que ningún presidente había hecho esto”.

No podemos negar que el presidente ha sido muy hábil en captar los odios de la población en general, y tornarlos en su beneficio. Nadie en su sano juicio se va a oponer que se capture y se lleve a los tribunales a los delincuentes, mucho más si estos son terroristas, nadie los está defendiendo. Pero también debemos pensar que la responsabilidad de la seguridad ciudadana es del estado, por tanto, sólo cumplen con su trabajo.

Lo que si debemos cuestionar es porque razón si ya sabían a donde se encontraban los delincuentes, no fueron capturados en los inicios de su mandato, sino que tuvieron que esperar casi tres años para hacerlo. Y luego, ¿todos los capturados son en realidad pandilleros? ¿El sistema de justicia tiene la capacidad de enjuiciar a tanto individuo? ¿La fiscalía podrá demostrar que son delincuentes?

Ante estos cuestionamientos el gobierno responde que los detenidos “por error” sólo son un 1%, y que se trata de un daño colateral, termino empleado por los imperialistas estadounidenses para justificar los daños ocasionados a civiles en sus muchas incursiones bélicas a lo largo y ancho del planeta. En esta narrativa debemos tomar en cuenta que las cuatro víctimas mortales de la vapuleada ocasionada por los policías, son simple y llanamente, daños colaterales. Sorprende la falta de empatía del régimen ante los familiares que buscan desesperadamente a los suyos, que independiente sean lo que sean son seres humanos, y deben ser tratados como tales.

El régimen de excepción, como ya nos tiene acostumbrados, ha hecho más de lo que sus fieles diputados aprobaron, al cometer innumerables violaciones a los derechos humanos. A la par de esto se establece una ley mordaza contra la prensa, hasta llegar al colmo de criminalizar las marchas de trabajadores de este primero de mayo. Al acusar a los marchistas de estar con los terroristas, y que por consiguiente ellos los podían capturar y enviarlos a prisión al menos por quince días, que se pueden convertir en un año y si el juez determina que ha cometido delito lo puede condenar hasta veinte años.

Estos escenarios no pueden ser más terroríficos, si antes temíamos por la seguridad de nuestros hijos que pudiesen ser victimas de las pandillas, ahora tenemos que temerle a la policía y sus métodos de captura.

Con lo antes expuesto nos podemos dar cuenta de la inviabilidad del régimen, al cometer acciones que tarde o temprano llegaran al hartazgo de la población. Al sostener un régimen que se justifica en la represión y la mentira, que necesita una buena fuente de financiamiento para sostenerse. Debemos recordar los innumerables casos en donde los dictadores o sus súbditos han cometido errores que a la postre significaron su ruina. Se acumula el odio, el resentimiento, y eso solo conduce a la violencia, en donde serán muchas más familias que se verán afectadas por el dolor y el luto.

*Biólogo e investigador

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial