¿Qué es la fe? Cada persona tiene una definición de fe, a pesar de que en un universo de casi diez mil millones de seres humanos, de una u otra forma se converge, se llega a una quizá universal conclusión que fe, es creer en algo que no se ve.
Por: Francisco Parada Walsh*
Sin embargo, no vivo ni por ni para la fe, y el título de este artículo es analizar si tan cierto es que la fe mueve montañas pero si la fe de un país entero que se ufana de su religiosidad no es capaz de hacer algo por el país, por sus dirigentes, por sí mismos ¿Cómo podemos esperar que mueva montañas? Pareciera que practicáramos la anti fe, sé y conozco a tantas personas que, en el nombre de dios roban, asesinan, despiden, ofenden y como que las cosas se les dan bien y por otro lado tenemos a tantos hombres y mujeres que, creyendo en poderes superiores oran por encontrar parqueo, pasan horas en el Santísimo pidiendo pasar un parcial y en mi caso personal, por más que oré para que el país tome un rumbo diferente, que no haya desaparecidos, que los tres poderes del estado fallezcan de un infarto masivo o una sobredosis de poder no se me da y es ahí donde creo que nuestra fe no alcanza para lograr lo que a nuestro entender es lo correcto.
Si hubiese una pizca de fe, tendríamos a ciegos viendo, a sordos escuchando y a malos, en calabozos. Particularmente pocas veces hemos tenido una iglesia católica tan fría, tan indolente mientras todos sus mandamientos son vilipendiados, apenas sirven para burla del estado y mientras, me siguen queriendo hacer creer que debo callar, que debo dar, que debo orar; todo se derrumba.
Entonces me pregunto ¿En qué reino vivo? Por supuesto que en las tinieblas, esto no es la luz que merece un pueblo de dios, no, reina el mal o quizá no entiendo que soy el mal y aquellos, el bien. Hace poco dos curitas que no curan, cerraron las iglesias de Sonsonate y le dieron zendos portazos a la procesión del viernes santo y ¿Son estos curas patanes que rompen más de cien años de tradición los que me dicen que la fe mueve montañas? Que no movieran montañas, que solo se abrieran las puertas de esas dos iglesias era suficiente pero no, ni eso se pudo y todo viene del evangelio cuando los apóstoles se sintieron derrotados al no poder curar a un enfermo y ¿Quién es nuestro enfermo? ¿El país o las autoridades? ¡Todos! Somos una sociedad enferma de cuerpo y alma e incapaces de ir al encuentro del otro.
Mi fe es raquítica pero no deseo mover montañas, me basta con abrir mi billetera y servir a algún hermano que está más jodido que yo y no entiendo que, las iglesias formen grupos de estudio bíblico y de esas tertulias, lo que tenemos son ángelas y ángeles caídos, hombres y mujeres que, por hacer creer que casi han descendido del cielo a dar ejemplos de vida, no son eso, son tan perversos, sádicos y falsos como el que escribe, la única diferencia que no me creo ni por cerca ni santo ni pecador, sino un simple y desteñido hombre que, en el silencio de la vida encuentra la paz que no encuentra en otro lugar.
Así, me aterra la intolerancia a pertenecer a una religión que no sea la católica, todo tiene que ser “Amén” y enviar todo lo que se pueda por las redes sociales, so pena de siquiera disentir pues la palabra de dios no se pone en duda, o se cree o se cree.
Si las cosas fueran tan fáciles, este país no sufriera embestida tras embestida de la maldad pura, ni aun, ese apoteósico nombre El Salvador no nos salva, somos un conglomerado de ritos externos, de presunciones, de mentes y corazones vacíos que, apelando a la necesidad de pertenecer a algo, caemos en la mentira, en la falsedad, en la doble moral. Prefiero no pertenecer a iglesia alguna y que sean mis gatos los que den la misa, la ostia y me perdonen tanto pecado en que me devano.
*Médico salvadoreño