El gran reto

Como se esperaba, el candidato a la presidencia de Colombia por el Pacto Histórico, Gustavo Petro, pasó a la segunda vuelta de los comicios, si bien contra un rival inesperado, el empresario Rodolfo Hernández, que ya comenzó a recibir el apoyo de las fuerzas de derecha neoliberales y conservadoras.

Por: Guillermo Alvarado

La ronda definitiva se realizará el 19 de junio, por lo que a partir de hoy tratan de atraer los votos indispensables dos visiones y programas radicalmente opuestos, en una pugna donde intervienen los intereses geopolíticos y estratégicos de Estados Unidos

En efecto, un factor clave para conseguir el desarrollo de Colombia, consolidar la paz con justicia social y frenar a los grupos paramilitares vinculados con el narcotráfico y los terratenientes, es quitarse de encima el nocivo tutelaje de la potencia norteña.

Para Washington la nación sudamericana siempre ha sido el objeto de un oscuro deseo, tanto por su posición como puerta de entrada al sur del continente, con costas en el Caribe y el Océano Pacífico, y también por ser un gran productor y exportador de drogas hacia el norte.

Súmese a eso la extensa frontera con Venezuela, cuyas reservas de crudo hoy propiedad del pueblo, aceleran el corazón de la Casa Blanca.

Es verdad que por razones técnicas, el “olvido” del entonces presidente Álvaro Uribe de pedir autorización del Congreso, fracasó el plan de instalar siete bases militares en lugares muy bien escogidos del suelo colombiano, pero eso no significa en absoluto que no haya presencia armada foránea allí.

Simplemente cambiaron de estrategia y de las grandes instalaciones previstas en Palanquero, Apiay, Bahía Málaga, Tolemaida, Malambo, Larandia y Cartagena, se pasó a lo que el intelectual Sebastián Bitar califica como “cuasibases”, menos llamativas y mucho más operativas.

Se trata de personal militar estadounidense y mercenarios, ahora santificados como “contratistas”, que entran en pequeños grupos para tareas determinadas, por los que no hay que firmar complejos acuerdos, que no pasan por la supervisión o aprobación legislativa y tratan de no dejar rastros.

Califica en esta denominación la compleja red de radares con que el Pentágono cubre la mayor parte de Colombia, desde donde se controla el tráfico aéreo en Sudamérica y que son operados por especialistas yanquis.

También se les puede ver en minas, puentes, refinerías y otras obras, donde están como asesores o contratistas, según explica el investigador Renán Vega.

Será una extraordinaria tarea la que aguarda a Gustavo Pedro si logra acceder a la Casa de Nariño, donde tendrá que enfrentar los intereses de la primera potencia mundial si espera poner en práctica su proyecto de país.

Fuente: Radio Habana Cuba

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