Pues como sociedad postmoderna hemos dado un paso adelante es este juego de las identidades producto de nuestro deliberar personal y autopercepción; a los transexuales ahora se suman los transespecie. ¿Y quiénes son los transespecie? Su drama también parte de una dislocación entre su conciencia y su cuerpo.
Por: Fabian Acosta Rico*
No están conformes con su cuerpo lo asumen como distinto a lo que interiormente son en realidad. Desde su sentir y pensar nacieron en el cuerpo equivocado; no son seres humanos sino animales o incluso extraterrestres y están dispuestos a asumir lo que consideran es su verdadera identidad haciendo coincidir su apariencia o yo externo con el interno o sentir.
Los transespecie son muy comunes y tienen cierto estrellato como casos curiosos de los que tanta avidez tiene el Internet. Está el caso muy sonado de Tom Peters el hombre de 35 años de Inglaterra que se asume como perro y que viste, en complimiento con su sentir, un traje ceñido de dálmata y una máscara perruna que ocultan su rostro humano. Su nombre canino es Spot y cuando asume esta personalidad come comida para perros, camina en cuatro patas, se mueve y hace sonidos de canino. El señor Peters está empeñado en que su gobierno lo llegue a reconocer como el primer humano que por decisión, y no por mutación o transformación biotecnológica, se convirtió en perro.
El disfrazarse de animal y asumir los comportamientos de aquel con el que te idénticas a lo sumo te hace un furro con decisión o un radical dentro de la comunidad; pero hay algunos transespecie que van más allá y que en su no sentirse parte de la especie de sus padres han decidido transformar su cuerpo de forma más permanente. Como es el caso de Richard Hernández, de Texas, Estados Unidos. Desde muy joven, Richard tenía una gran fascinación por las serpientes que lo llevó a querer transformarse en un reptil. A sus 25 años, ha invertido unos 300 millones de pesos en cirugías para darle a su cuerpo una apariencia un tanto cercana a la de los reptilianos de la neo-mitología ufológica de David Icke; se ha mandado hacer tatuajes que parecen escamas, la lengua se la dividió en dos partes; también se modificó la nariz y las orejas y además se castró por considerarse una persona no binaria…
Mientras tanto, seguirán siendo muy comunes los casos como el del japonés que, deseando ir más allá que los furros en su deseo de transformarse en perro, y sin llegar al extremo de las cirugías plásticas, le pagó unos 70 millones de pesos mexicanos a una empresa que trabaja para la industria del cine para que le diseñara un traje hiperrealista de perro de raza Collie.
Hay muchas formas de presagiar la extinción de la raza humana; un de ellas sin ser tan dramática resulta ser bastante plausible: como especie aspiramos a ser algo distinto; nos reinventaremos buscando asemejarnos a otros seres reales o ficticios y en nuestra transformación optamos por cambios radicales valiéndonos de las cirugías estéticas, las terapias genéticas y los implantes cibernéticos entre otros recursos que nos ayudaran a crear a los posthumanos.
*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México