Conocimos a Lula en el Exilio. Fue solidario. Luego fue el más exitoso y justo Presidente del Brasil: sacó a 40 millones de brasileños de la extrema pobreza. Reelecto, fue sucedido por la candidata de su Partido, Dilma Rouseff. Pero vino la restauración neoliberal, destituyeron a Dilma y Lula fue preso. Así fue electo Bolsonaro. Hoy Lula hace tapa de la Revista Times y volverá al poder. Se dieron muchas cosas para toparnos con Lula y hacernos amigos.
La dictadura brasileña terminó después que la nuestra habiendo empezado una década antes. Recuerdo haber ido con el Pte. Sanguinetti y el Gral. Seregni al retorno democrático de Brasil. Debía asumir Tancredo Neves que enfermo horas antes de apéndice. Asumió el Vice Pte. Sarney. Días después moría Tancredo.
Pero aún en dictadura, Brasil fue muy importante en nuestra lucha. Compartimos el exilio, con figuras como Darcy Ribeiro, Leonel Brizola (tras ser expulsado de Uruguay), Neiva Moreira, cuya esposa uruguaya, Beatriz Bissio fue representante de la Convergencia Democrática en Brasil, cuando pudo regresar.
A diferencia de los uruguayos, los militares brasileños empezaron “aflojar la cincha” antes de caer. Eso, en primer lugar significó que, en nuestro itinerario del exilio, llegamos más al Sur: tierra fronteriza con Uruguay. Comenzó además el retorno de exiliados: Brizola y Darcy, fueron electos en una fórmula para la gobernación de Río de Janeiro. Esto no fue un hecho menor para nosotros.
Además de la tradicional tarea de denuncia y aislamiento de la dictadura, pudiéramos tener un contacto con nuestros compatriotas de adentro del país. Fui varias veces al Hotel Conceição II, a reunirme con compañeros de mi partido y de fuerzasizquierda. Mi viejo también fue invitado por la Legislatura en Porto Allegre. A pesar de lo prohibición expresa y las amenazas del régimen militar, fueron centenares de uruguayos a escucharle y reunirse con él.
Los brasileños nos ayudaban ya desde su propia casa. Cuando Brizola y Darcy Ribeiro asumen asumieron como Gobernador y Vice en Río el 15 de marzo del 83. Volvió Neiva fuimos invitados con el viejo.Através de Beatriz Bissio la Convergencia tenía una presencia en Brasil. Todo era muy importante. Pero además de los exiliados regresados, hicimos nuevos amigos.
Jair Krischke, un imprescindible, diría Brecht. El parlamento uruguayo le homenajeó, al cumplir 80 años. Es indescriptible la deuda de los uruguayos con él: la libertad y vida de muchos compatriotas. A mi me ayudó a ingresar a Uruguay clandestino en plena dictadura. Fue clave en la invitación a Wilson a la Legislatura riograndense. En 2019 premió el libro “Bitácoras” que escribí con Luis Vignolo.
Nos consiguió a Diego Achard y a mi, una reunión con el célebre Cardenal Pablo Evaristo Arns, la voz que más resonaba en el mundo contra la tiranía de Brasil. El Cardenal nos sugirió conocer a un dirigente sindical en ascenso: Luis Ignacio Lula de Silva. En la foto que conservo, el hombre de barba es Lula y el joven flaco, sin canas … soy yo. Ese encuentro lo hizo primer dirigente gremial del mundo en exigir la libertad de los presos sindicales en Uruguay. Nos invitó a dormir en su casa.
Fue hace mucho, pero la amistad sigue. Ni se hablaba del PT, que sería su Partido. En enero de este año mi hijo viajó a Brasil y estuvo en los 40 años del PT. El contacto se siguió regando en ese tramo final del exilio.
A Dilma la destituyeron. De joven la habían torturado salvajemente. Luego no la citó ningún juez ni por una multa de estacionamiento. Al votar su destitución el entonces diputado, lo hace en memoria del Coronel Carlos Alberto Brilhante. El que la había torturado. Asumió el Vice Presidente Temer que terminó preso.
A Lula lo detienen a principios del 2018. El 28 de octubre de ese año, fueron las elecciones con él preso y así, gana Bolsonaro. Nombra Ministro de “Justicia” al Juez Moro que había encarcelado a Lula.
La solidaridad es un camino de dos vías. ¿Cómo ser indiferente ante el encarcelamiento de Lula? En esos días el PIT CNT organizó un acto frente a la Embajada de Brasil. Allí fui y estando cerca del estrado, Fernando Pereira y Marcelo Abdala, se acercan a preguntarme si no quería hablar. Deseaban que aquello fuera algo más que un protesta sindical. Dije que sí. En minutos hablaba ante una desbordante multitud. Junto a los sindicalistas y a mi hoy amiga y Senadora Sandra Lazo. Una cosa fue llevando a la otra.
Los trabajadores del Gas, iniciaron una huelga de hambre frente a Petrobras. La asunción de Bolsonaro no solamente tenía consecuencia para los brasileños. Petrobras empezó a despedir trabajadores uruguayos. Nada de esto hubiera ocurrida con un gobierno del PT. Y ahí se planeó un viaje.
Fernando y Marcelo me llamaron y contaron que el PIT CNT iría a Curitiba, donde Lula estaba preso. Me invitaban a ser parte de la delegación. Uno de los honores más grandes de mi vida. Fui con Juan castillo y los trabajadores del Gas y Labarnois y Carrero. Frente a su prisión le dedicarían su voz, su fuerza y compromiso. Mario Carrero, era además un referente en la m militancia gremial de los trabajadores del Gas.
En Curitiba nos quedamos en uno de los “campamentos lulistas” que pururaban en la ciudad. Cuchetas con maderos de obra, donde compartíamos con unas treinta persona más. Todos los días a la mañana, tarde y al oscurecer marchábamos tras un guitarrista que musicalizaba el canto de todos: “um dois tres, cuatro cinco mil, queremos Lula Livre Presidente do Brazil.”
El arzobispo de Curitiba Mons. Peruzzi, dijo que sería nuestro secretario de prensa y lo fue. Como no nos autorizaron verlo, fue él quien le contó de la “serenata” que le brindarían. Cuando llegó el momento y comenzaron cantar, como se nos había dicho, Lula abrió y cerró su ventana para decirnos que allí estaba. Escuchando.
“El tiempo es un gentil hombre”, como decían en el renacimiento. El Juez Moro terminó preso. La Justicia primero determinó la falta de un juicio imparcial a Lula, lo dejó en Libertad a principios de noviembre del 19. En marzo del 21, se cierran los casos en su contra. Inocente. Murió su nieta con él en cautiverio y lo habían llevado a ver el entierro de lejos. Y esposado.
El Juez Moro preso.Temer que echó a Dilma, preso. Veremos qué pasa con Bolsonaro. Pero perderá en octubre las elecciones. La justicia tarda…pero llega.
Fuente: Grupo R Multimedio