El Papa permitirá la comunión de los divorciados vueltos a casar y abre la puerta a los curas casados
Las encíclicas son cartas que el Papa envía a los obispos y fieles. Sus textos con más peso. El posible título, que hace referencia tanto a la de Wojtyla como a la Humanae Vitae, firmada entre presiones por Pablo VI hace más de medio siglo y en el que se condenaban la inseminación artificial o el uso de anticonceptivos, entre otras cosas, podría ver la luz en los próximos meses.
El momento es más que buscado: por un lado, la Iglesia católica está inmersa en un debate sinodal a nivel planetario, donde están surgiendo propuestas de reforma especialmente en dos ámbitos: el acceso al sacerdocio de mujeres y casados, y la moral sexual; por el otro, la próxima beatificación (4 de septiembre) del Papa Juan Pablo I, uno de los pocos cardenales que se atrevió a pedir a Pablo VI que aceptase el uso de la píldora en la Humanae Vitae.
La propuesta de encíclica no es un brindis al sol, ni mucho menos, sino que viene sugerida, entre otros, por La Civilttà Cattolica, publicación editada por los jesuitas, dirigida por Antonio Spadaro –uno de los más religiosos más cercanos a Bergoglio– y cuyos artículos están obligados a pasar el filtro de la Secretaría de Estado vaticana. Apareció en un análisis de las actas de un seminario interdisciplinario de estudio promovido por la Pontificia Academia por la Vida. El artículo iba firmado por el español Jorge José Ferrer, doctor en teología por Comillas, y se titulaba: “Releer la ética teológica de la vida. A la luz de las solicitaciones del papa Francisco”.
Circunstancias donde es “irresponsable” tener hijos
Un seminario en el que, por cierto, se planteó abiertamente el uso de métodos anticonceptivos no naturales en determinadas circunstancias que “harían irresponsable” tener hijos. Tal y como explica el presidente de la Academia, Vincenzo Paglia, “el Papa Francisco fue informado de cada paso y alentó el proyecto”, en el que se discute abiertamente sobre posibles cambios en la doctrina eclesiástica sobre el matrimonio, la apertura a la vida, la procreación asistida, los preservativos, el aborto o la eutanasia, temas considerados ‘tabú’ por el conservadurismo dominante, durante décadas, en las estructura eclesiástica católica.
Así, los participantes en el congreso recalcaron que existen “condiciones y circunstancias prácticas que harían irresponsable la elección de engendrar” por lo que una pareja casada puede decidir recurrir “con una sabia elección” a técnicas anticonceptivas no naturales, “excluyendo obviamente las abortivas”.
En este sentido, la revista de los jesuitas aboga por un “trabajo de campo” en el mundo católico respecto a estas y otras cuestiones, que en el grueso de la feligresía están más que superadas, pero que siguen siendo capaces de provocar cismas o conflictos diplomáticos, como la prohibición de comulgar al presidente de EEUU, Joe Biden, por parte de un sector del episcopado norteamericano.
Pese a los bloqueos, para el jesuita Ferrer, “el planteamiento de temas novedosos y todavía debatidos es irrenunciable si queremos hacer avanzar la teología, particularmente la bioética teológica, que debe estar siempre en diálogo con las realidades cambiantes de la vida humana”, siempre desde la óptica del discernimiento y la conciencia, que “juegan un papel particularmente crucial en temas controvertidos como lo son los que atañen directamente a la moral de la vida, desde el ejercicio responsable de la sexualidad y la generación de nueva vida hasta los que rodean el morir humano y humanizado”.
Por ello, concluye el artículo, son necesarios continuos encuentros que “podrían contribuir a ir preparando sinodalmente una futura intervención magisterial, que vuelva cada vez más profunda y adecuada la enseñanza de la Iglesia sobre la ética de la vida. San Juan Pablo II nos dejó, hace ya más de 25 años, la Evangelium Vitae. ¿Nos legará el papa Francisco una nueva encíclica o exhortación apostólica sobre bioética, a la que quizá podría titular Gaudium vitae?”. Veremos.