Es un día normal. Se oye que se abre una puerta. El niño que hace sus tareas escolares levanta la mirada, es su padre quien llega, la alegría del niño es indescriptible ¡Papi, papi, qué alegría verlo! El mofletudo hombre no parece importarle, se destraba la corbata y pone las llaves del carro en el mismo lugar de siempre.
Por: Francisco Parada Walsh*
A lo lejos se escucha la voz de la esposa quien le grita: Francisco, si quieres puedes darte un baño mientras la comida está lista; el rostro del hombre más parece de fastidio que de alegría; es el niño quien le pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre, sin inmutarse le dice que hígado encebollado, arroz y ensalada; el pequeño parece sorprenderse y le dice ¿Y qué le gusta el hígado? El padre, mostrando al fin una cara iluminada le responde que es de sus platos preferidos.
Segundo día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que sesos gratinados, puré de papas y vegetales; el pequeño parece sorprenderse y le dice ¿Y qué le gustan los sesos? ¡Guacala! El padre mostrando al fin una cara iluminada le responde que es de sus platos preferidos.
Tercer día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que riñones al jerez, arroz y vegetales frescos; el pequeño parece sorprenderse y le dice ¿Y qué le gustan los riñones? El padre mostrando al fin una cara iluminada le responde que es de sus platos preferidos.
Cuarto día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que callos a la madrileña, arroz, pan con ajo y una coca cola; el pequeño parece sorprenderse y le dice ¿Y qué son esos callos a la madrileña? El padre, mientras destapa una cerveza y pone los pies sobre la mesa de la sala le dice que son las tripas, el niño pela los ojos, no parece entender lo que ha oído y le pregunta ¿Usted comió tripas? El padre, con cara de fastidio le responde que no tiene nada de malo, que las tripas son sabrosas y que en España es un plato muy tradicional.
Quinto día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que rellenos de lengua, arroz y ensalada; el niño se acerca a su padre a que le revise la tarea, mientras el padre intenta entender qué son sinónimos y antónimos, el niño, al oído le pregunta ¿Y qué sabor tiene la lengua? El padre, más que molesto, parece que le cae en gracia la pregunta de francisquito, y le dice que es tan deliciosa que un día le traerá un relleno, que cada mordida es una explosión de sabores, claro le dice, depende quien la corte y la prepare. El niño está feliz, le grita a su mamá que su papi le traerá un relleno de lengua para que lo pruebe; la madre mira fijamente a su esposo y con disimulo le dice que se calle. El hombre, parece, parece entender.
Sexto día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que fritada y que pidió un plato extra de moronga, el niño deja de hacer sus deberes y le pregunta a su padre ¿Qué es la fritada? El padre, quizá poseído por el recuerdo le dice que es una mezcolanza de hígado, cachete, bazo y de todo lo que se pueda hacer un guisado; el niño le dice que lo quiere probar, que para la fiesta de cumpleaños en vez de que se lo celebren en un exclusivo centro comercial que sea en la casa la celebración, que invitará a todos sus compañeritos y que en vez de pastel, que les den hígado, sesos, riñones, tripas, lengua y fritada; el padre, orgulloso de su hijo le dice que ese será su regalo de cumpleaños; el niño regresa a su tarea, pero parece que olvidó algo y regresa donde su padre y le pregunta ¿Y qué es la moronga? El padre ya luce aburrido, en tono molesto le dice que es la sangre que en vez que se desperdicie, se hacen como chorizos y se les echa hierba buena y otras especies.
Séptimo día. Es el niño quien pregunta a su padre: Papi, papi ¿Qué almorzó ahora? El hombre sin inmutarse le dice que OSTIA. Día de misa, día de Dios.
*Médico salvadoreño