Recientemente empecé a leer un libro que señala la nueva forma de gobernar y definitivamente es el populismo, la polarización y la post verdad lo que define la nueva ruta de hacer política, de tomar el poder y eso lo vemos en casi todo el mundo.
Por: Francisco Parada Walsh*
A pesar de países que consideré de primer mundo siguen el libreto de ofrecer lo que jamás podrán cumplir, sin embargo, sociedades machacadas por la corrupción, hartas de tantas mentiras caen cándidamente ante el paladín que grita ser la solución a los problemas históricos de cada país.
Nunca El Salvador de Qué había estado tan dividido, hay buenos y malos, en este momento no sé a qué bando pertenezco, solo que no me siento libre, es algo que nunca imaginé que debo callar ante un grupo de personas, aun, la amistad se detuvo y dio paso a lo común, a la no contradicción ya que eso es suficiente para que se aviven los demonios cargados de ira y de un fanatismo inaceptable, ¿Por qué llamo fanatismo inaceptable? Pues a pesar de que todo está claro y en mi mayor intimidad el fanático sabe que se equivocó al dar su voto al ejecutivo y no puede aceptarlo, es como cuando la amada cae rendida a los brazos de otro hombre, nos mordemos el alma ante tal desagravio, lloramos, rezamos pero no aceptamos; es básicamente un duelo donde el tiempo será quien nos dará la razón y entrar a la dura realidad.
Amigos lumbreras siguen creyendo que sus pensiones serán para vivir en Qatar cuando todo lo que sucede con “La Sopa de Pitos del Futbol” no es más que una cortina de humo, aquí atamos la polarización con la post verdad y el común denominador es el populismo; tristemente el hambre toca a las puertas de tantos hogares salvadoreños, y aun, vivimos creyendo en que todo será diferente cuando no será así.
Jamás imaginé que viviéramos momentos tan raros, incómodos, oscuros donde no vemos la luz del túnel y cuando creemos ver que a lo lejos apenas entran unos rayos de luz no es la esperanza la que vemos sino que es el tren que viene nuevamente a terminarnos de aplastar.
Así de triste es la realidad. Sin embargo para que haya sádico debe haber masoquista; para que cuaje el populismo es necesario creer en cantos de sirena, en no revisar la historia ni leer lo mínimo vital; para que exista polarización debe existir una sociedad dividida, eso no es nuevo, desde que los españoles e ingleses nos sometieron, vivimos y morimos divididos, ejemplo claro: Hacer de Centro América un revoltijo de paisitos cuando pudieron dejar las cosas para un mejor bienestar de todos pero no.
Nos dividieron y ahora, somos países olvidados, El Salvador apenas está una grada arriba de Haití y ¿Será que lo que pasa en nuestra nación es del interés del mundo? Quizá debo agregar un comentario que me hizo una amiga lectora colombiana cuando le envié un artículo donde se entrevista a Don Pedro Escalante Arce y dice que “somos un invento, que éramos apenas un departamento de Guatemala” y ella me dice: “Disculpe, pero ustedes más parecen un país africano” ¿Qué tenemos de común con Ruanda o Uganda? Fuimos saqueados, y pasamos de guerra en guerra, no tenemos recursos, somos invisibles por lo tanto lo que pase a aquel o a éste a nadie le importa, a nadie.
Y falta que la destrucción sea mayor, los daños colaterales como llaman a las muertes en las cárceles no deben existir, son vidas humanas asesinadas cruelmente y deben los culpables pagar tales crímenes de lesa humanidad.
Tenemos todos los elementos para que se haga de nuestra patria lo que se desee, no hay sindicatos, no hay gremios, todo lo que pasa parece no incomodarnos y tenemos a Panamá que tan cerca y sin sufrir lo que vivimos, han salido a las calles y son los profesores que exigen el 6% del Producto Interno Bruto y aquí, callamos. Nadie quiere saber de la realidad, es preferible el silencio de un país siempre atormentado a un grito de dignidad. Palabra huraña en nuestro abecedario salvadoreño.
*Médico salvadoreño
