La única manera de entender el pontificado de Francisco es pensando en el campeón de ajedrez que juga partidas simultáneas en distintos tableros contra diferentes jugadores, quienes están a la expectativa de su próximo movimiento.
Por: Elio Masferrer Kan*
Hace pocas semanas publicó la Carta apostólica Desiderio desideravi sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios donde asumía los cambios litúrgicos que habían sido formulados por el Concilio Vaticano II: eliminaba la posibilidad de la misa en latín y con el sacerdote de espaldas a la feligresía. Estas reglas son un golpe a los sectores conservadores de la Iglesia Católica, quienes niegan las novedades del Concilio (1963-65) y quieren mantener la misa del Concilio de Trento (1545-63) que se hizo para enfrentar a la Reforma Luterana (1519). Como si en los últimos 459 años no hubo algunas novedades.
Otro cambio, que para muchos pasó desapercibido, es que colocó en la Congregación para los Obispos a tres mujeres en posiciones ejecutivas. La dignidad del episcopado es algo reservado para hombres, pero curiosamente serán mujeres quienes revisarán las propuestas de los obispos de cada país, los informes de los nuncios y las indagaciones que pudiera obtener el Vaticano por “otros medios”, el Servicio Secreto del Vaticano es considerado uno de los más eficaces.
Esta medida desmantela el sistema de manejo de contactos e influencias “en Roma”, para lograr la designación. Marcial Maciel y Fernando Karadima se preciaban de poner los obispos mexicanos y chilenos, por sus contactos con el entorno de Juan Pablo II. No podemos olvidar que, históricamente, los jesuitas tienen un excelente trabajo “de acompañamiento” con las órdenes y congregaciones femeninas.
La siguiente medida y supuestamente relacionada con la Carta Apostólica fue bajarle el nivel al Opus Dei, sigue siendo una Prelatura personal, pero el prelado ya no tiene rango de obispo, sino que será Protonotario apostólico supernumerario, para decirlo el castellano, será un sacerdote con rango de Reverendo, no un obispo sucesor de los apóstoles. En términos prácticos sus sacerdotes y consagrados deberán reportarse con la Congregación del Clero, entregar un informe anual y de alguna manera estarán subordinados a los obispos locales, pierden el rango de “Diócesis Universal”.
Otro detalle es que ya deberán hacer las misas de acuerdo al ritual del Concilio en lengua nacional y con el sacerdote mirando a la feligresía. Pues los obispos ya no pueden autorizar la misa en latín. Queda el interrogante sobre los llamados vicarios nacionales del Opus Dei que participaban de las conferencias de obispos nacionales.
La siguiente jugada de Francisco es su viaje a Canadá para disculparse y pedir perdón por el etnocidio cultural, abusos y malos tratos de las órdenes y congregaciones católicas en las llamadas “escuelas residenciales” indígenas. El viaje podría verse como coyuntural, pero en el Papa esto no es así. Está cuestionando la historia de asociación de la Iglesia con las diferentes aventuras coloniales de las grandes potencias católicas europeas. Ir a pedir perdón, que está en las tradiciones judeocristianas implica el reconocimiento de los abusos y lastres de la asociación de la Iglesia con el Estado, reformula toda la legitimidad del catolicismo en América Latina.
Otra jugada de grandes ligas es la renovación del Colegio Cardenalicio, designa nuevos cardenales el 29 de agosto. En 2013 el 52% eran europeos, en el 2022 lo bajó al 40%, aumentó los cardenales del área Asia Pacífico, América Latina y África, además designó obispos progresistas que estaban congelados por episcopados conservadores y no buscó cardenales entre los arzobispos tradicionalistas. Planea hacer una reunión plenaria del Colegio para discutir la marcha de la Iglesia.
Corren fuertes rumores que piensa reformular cuestiones de moral sexual y vida familiar, por ejemplo el uso de anticonceptivos, la comunión de los divorciados y cuestiones similares. Está siendo “presionado” por el episcopado alemán para que acepte sacerdotes casados y mujeres en las misas.
Para quienes pensaban que este era un pontificado breve y “el argentino” no podría con la burocracia vaticana, olvidaron que Bergoglio era jesuita.
*Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH