Por: MELVIN MARTÍNEZ. (Educador hondureño).
El aula es un espacio de lucha de extrema importancia en el proceso de refundación de cualquier país.
Los docentes tienen la responsabilidad de formar en niños y jóvenes valores democráticos y revolucionarios; en contracorriente de la esencia consumista y conformista que promueven los grupos que dominan el poder económico a través de sus medios masivos de comunicación.
El aula como espacio de lucha es una oportunidad para popularizar la ciencia, el conocimiento, la historia de dominación y saqueo de nuestros pueblos y bienes comunes.
En la misma perspectiva, es el aula o la escuela el lugar desde donde los docentes organizados deben fortalecer la búsqueda de caminos de liberación, por donde la sociedad pueda llegar a desarrollar procesos revolucionarios.
Los docentes organizados y con militancia política, superando el conservadurismo y la concepciones escolásticas o academicistas, tienen el compromiso de transcender la responsabilidad de transmisión del conocimiento, con altos niveles de calidad, asumiendo el deber de formar una conciencia patriótica que se fundamente axiológicamente en la solidaridad, honestidad, el respeto a los derechos humanos, el voluntariado, la defensa de los bienes comunes y el medio ambiente, entre otros valores revolucionarios.
Es el aula un espacio revolucionario porque desde ahí, los docentes conscientes y comprometidos pueden formar la base social que participará en las transformaciones profundas que reclaman las sociedades explotadas y saqueadas por grupos poderosos y corruptos que han gobernado nuestros países.
El magisterio puede, desde el aula como espacio privilegiado, enseñar la realidad de nuestra sociedad en donde se vive una permanente lucha de clases, en la que los poderosos se han aprovechado de los gobiernos.
Los docentes están desafiados a alcanzar niveles de lucha más allá de sus propias reivindicaciones gremiales contribuyendo en la construcción de la nueva sociedad socialista democrática.
