Se anuncia la apertura de un nuevo templo satánico en Veracruz, México, y el obispo de la localidad se pronuncia

En los años sesenta del siglos pasado un escritor, músico y ocultista de origen judío, Anton Szandor Lavey fundó, en Estados Unidos, la Iglesia satánica la cual más que una religión es una filosofía egocéntrica e individualista cuyo libro, la Biblia Satánica, desconcierta al lector primerizo al no ser un esperado tratado de demonología, sino un texto de enseñanzas éticas de corte utilitarista y hedonista.

Por: Fabian Acosta Rico

Idearse un culto satánico obvio que conlleva todas las malas connotaciones que puedas imaginarte; adorar a Satanás, el príncipe de las tinieblas requiere, como podemos anticipar, el ser un trasgresor de la moral, la ética y la rectitud que fundamentan y estructuran nuestra civilización cristiana.

No obstante, sin hacer apología del satanismo, lo que éste en realidad busca es la prevalencia casi nietzscheana de los más aptos que, dionisiacamente, le dan un sí a la vida y se rebelan contra la figura de autoridad, simbólica y culturalmente, representada por el Dios del judío-cristianismo.

El culto satánico tiene algo o mejor dicho mucho de plutocrático y cómo ya se dijo se guía por un esotérico utilitarismo que exige no ser cordial o amable con quien te es desafecto u hostil… pide no violentar a los niños pequeños y no hacer avances en la galantería o coquetería con nadie que no haya dado indicios de favorecerse sexual y afectivamente… El satanismo le reconoce al ser humano su animalidad y está ideado para ser permisivo en la procuración de toda satisfacción física y moral, bajo la lógica o entendimiento de las leyes naturales.

Las nuevas generaciones, las generaciones del streaming, millennials y centennials,  habituadas a ver series en plataformas como Netflix, Amazon Prime, HBO Max…  para ellas personajes como un Lucifer detective, una brujita adolescente, Sabrina, hija del mismísimo Satanás… les resultan familiares y hasta se identifican con ellos.

Está de moda la empatía con lo maligno. Nuestras sociedades le han perdido el miedo al Diablo como resultado de la comercialización de su figura y concepto en el mercado mundial de las religiones; proceso en el que ha resultado resignificado y deconstruido dándole incluso un rostro amable, a veces inocuo y en casos más extremos se le asocia con la rebeldía contra todo autoritarismo y tiranía.   Así que no debería ser motivo de extrañeza para quienes habitamos la aldea global y forjamos nuestros códigos morales y de comportamiento en el relativismo ético y epistémico de la postmodernidad, que una estrella de un reality show de cocina, Master Chef, que se ostenta como brujo venga a anunciar que levantará en su estado natal, Veracruz, una iglesia satánica. Por favor, que nadie se asombre, que acaso  no es nuestro México la sede del culto a la Santa Muerte, señalada por sus detractores como demoniaca; y no se necesita de muchas suspicacias teologales para hacer esta asociación ¿qué puede ser más tétrico y oscuro que rendirle devoción o veneración a la mismísima muerte? Dicen las Sagradas escrituras que fue por el pecado que llegó la muerte a la humanidad.

Nuestro satanista veracruzano es el mismísimo Enrique Marthen Berdón, el brujo mayor, quien saltó a la fama por su participación en el  concurso de cocina de TV Azteca y quien no oculta que realiza misas negras y sacrifica animales en sus ritos ocultistas. Nuestro brujo de Catemaco decidió la construcción de su iglesia persuadido por la necesidad de trasladar el culto luciferino de su casa a un espacio templario más digno y acorde. Para su edificación espera contar con el apoyo económico de los creyentes; misma que estima ver concluida para marzo del 2023. El lugar elegido para albergar el templo es la colonia El Paraíso 2 en la región de los Tuxtlas. La construcción será de unos 400 metros cuadrados y recibirá agua de siete ríos, siete cascadas y siete lagunas, además la cimentará siete piedras de cada uno de los lugares donde se traiga el agua.

Dejando todos los eufemismos y matices filosóficos que revisten al satanismo moderno de Szandor Lavey, el obispo de Veracruz, Carlos Briseño Arch, no dudó en descalificar y condenar el credo y culto satánico. Con toda puntualidad, y haciendo eco de la postura de la Iglesia, señaló que el satanismo lo que promueve es la muerte y la destrucción en la tierra: “Por supuesto que estamos en contra de todo lo que sea destrucción y Satanás es príncipe de la destrucción, y busca impedir que llevemos una vida feliz en la tierra entonces el promover eso se me hace un poco irracional”.

El mitrado, haciendo alusión al clima de violencia que padece México, señaló que en este momento lo que necesitamos es que se fomente la cultura de la vida y no la de la muerte; dado que ésta ha logrado consolidarse y acelerar su influencia gracias a una severa crisis de valores y una ausencia de Dios en nuestras seculares sociedades modernas.

*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México

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