La situación laboral en los centros de trabajo conocidos como maquilas de confección de prendas e indumentarias, sigue siendo una forma de producir mercadería, en un marco jurídico-legal desventajoso para los intereses de las personas que trabajan en dichas fábricas.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Lo que vemos es que ARENA y los grupos oligárquicos, FUSADES y el Gobierno neoliberal, planteó como salida a la crisis económica del país-los empleos sin derechos, dentro de infraestructura denominadas zonas francas y recintos fiscales que luego de un tiempo cambiaron a depósitos de perfeccionamiento activo—es decir empleos precarizados, dispuestos a la población laboral, preferentemente femenina, con poca formación y ubicadas en puntos cercanos o en la dirección hacia puertos y aeropuertos.
Esto tuvo a la base las lógicas productivas para un supuesto programa de desarrollo económico en los países en vías de desarrollo, basado en el mercado de exportación, lo que implicó la denominada globalización económica, que representaba una segmentación del proceso productivo, con una deslocalización de puestos de trabajo, de exportación de capitales por la vía del préstamo o de la instalación de fábricas en países con tasas salariales y de empleo muy bajas y precarias y, con base a reglas de oferta y demanda; y en el marco de tratados comerciales, que significaban la exportación de prendas de vestir e indumentaria con aranceles bajos o sin arancel y bajo términos preferenciales del país imperialista y más desarrollado-
El gobierno de ARENA, del FMLN y de Bukele, han continuado impulsando la ley de zonas francas y creación de zonas económicas especiales, y la historia es rica en violaciones a los derechos y condiciones laborales en dichas fábricas y lugares para las personas que son contratadas. Se han presentado reformas e incorporar en estos procesos de comercialización situaciones de clara elusión fiscal, proteccionismo a la inversión extranjera, y facilidades para producir y generar empleos totalmente flexibilizados—muchos de estos tratados comerciales obligan al salario aplicando el trato igual—es decir las empresas extranjeras pueden pagar mejores montos salariales, pero el tratado se obliga a pagar el mínimo legal vigente del país subdesarrollado.
La desprotección de los derechos laborales es un claro síntoma que se evidencia en las relaciones laborales que surgen entre un patrono protegido por la ley de zonas francas y una persona trabajadora protegida por una ley laboral obsoleta y anacrónica—el surgimiento de zonas francas y al interior fábricas del textil confeccionando ropa en su mayoría, surgieron en la década del 90, y en un marco de los acuerdos de paz que pretendía reiniciar una lógica de estado de derecho y rescate económico del país.
La violación laboral sucede a diario, y no se reprende al empresario violador, la inspección laboral y la conciliación en sede administrativa, es totalmente inequitativa, la corrupción y la falta de recursos para atender los servicios laborales por parte de la cartera de trabajo es deficiente, las inspecciones laborales son tardías, por diferentes razones, la carga de trabajo de inspectores, la falta de carros, de gasolina, de motoristas, de implementos y equipo de trabajo para las mediciones, como ruido, calor, riesgos laborales—enfermedades profesionales y accidentabilidad laboral— es débil el trabajo institucional; en el ejercicio del neoliberalismo y la prevalencia del mercado por sobre los derechos humanos laborales y sindicales, hizo que la institucionalidad se debilitara y en el peor de los casos se desmontara plenamente.
Esto trajo consigo la prevalencia de carteras como economía y hacienda, más que la de trabajo y previsión social, en mucho del tiempo de inicio las personas trabajadoras en la maquila se les violaba derechos a la salud—la cotización al ISSS, no se realizaba y se hacían los descuentos estos fondos no se enteraban, surgiendo moras que aún no se han recuperado y mantienen una crisis mayor cuando ocurren cierres en las fábricas; también la cotización a la previsión social, luego con las administradoras de fondos de pensión se continuó con la misma práctica evasiva y en toda la historia salvadoreña a pesar de ser un delito, jamás se ha metido preso a ningún empresario (a). Y por consecuencia han evadido la ley laboral, y ninguna de las carteras de gobierno que intervienen y son mencionadas en la ley de zonas francas, es esta ley la que prevalece, y han dejado de hacer lo propio para evitar este tipo de malas prácticas empresariales.
Marcas prestigiosas como fruit of the loom y fábricas en zonas francas específicas del país como APS El Salvador S.A. de C.V., y de Honduras, han cerrado operaciones, dejando en la calle a muchísimas personas trabajadoras hoy desempleadas, sin que hasta ahora haya soluciones concretas para resolver estos y otros tipos de conflictos laborales que se siguen suscitando en este tipo de industrias.
*Sindicalista salvadoreño