¿Una nueva Reforma Educativa?

Una reforma, es en esencia una actualización para adaptarse a nuevos desafíos, que debemos traducir en un “ponerse al día”, para que los beneficiados puedan responder a las necesidades implícitas al ejercicio de la disciplina afectada por la reforma en cuestión.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Para el caso, la continua revisión del sistema educativo es una prioridad que debe adoptarse en el ánimo de ofertar a la población educativa, opciones para responder a las dinámicas ética, técnica y laboral.

En este sentido considerar variables como el que nuestro país detenta un territorio de 20.000 kilómetros cuadrados, sin recursos naturales, que poseemos en nuestra franja costera minerales consolidados en formaciones calcáreas no explotadas, que nuestra población ronda los 7, 000, 000 de habitantes, de los que al menos el 22% se encuentra fuera por razones laborales, y que la formación promedia de acuerdo al MINED, es de apenas cuarto grado, son elementos a considerar para esa venidera reforma en ciernes.

El acceso a tecnologías es también un desafío pues si bien se han entregado computadoras, estas no constituyen una solución pues en su mayoría carecen de acceso a la red, y la comunidad educativa tampoco ha sido formada para utilizar sus herramientas, reduciendo la inversión a apenas una novedad.

Considerar el retorno al bachillerato de tres años tampoco es una opción pues como bien confirmará cualquier alumno en la academia, cualquier academia, no es lo prolongado en la formación básica lo que determina ningún éxito, lo que se constata en las desigualdades entre nuestros profesionales de cualquier área y los provenientes de cualquier país vecino.

Cualquier reforma debería considerar la calidad como prioridad; así por ejemplo no podemos como nación seguir graduando a miles de profesionales cada año de los que apenas el 2 o el 2,4% encontrarán un nicho laboral [MINTRAB].

Ello implica elevar el rango de la academia para forjar solamente a los aspirantes con las aptitudes que aseguren su integración, así como con las habilidades requeridas al desarrollo de la República, cuya incorporación a la vida laboral se dé por descontada en la medida que responda a ello.

Implica esto que cualquier reforma debe considerar incorporar conocimiento genérico de las leyes de la República, dosificadas y con un enfoque reflexivo; emprendedurismo financiero, moral y cívica, pero, sobre todo, creativismo, probado por sistemas como el finlandés, tenido como uno de los mejores sistemas educativos, derivando ciudadanos con aspiraciones e iniciativa propia y crítica, anuentes al desarrollo de nuevas tecnologías y dispuestos siempre a emprender nuevos retos y desafíos.

La corona debería ser los enfoques pluriculturales y pluricognitivos aplicados desde la edad más temprana, como la garantía constitucional de acceso gratuito y universal al sistema, que derivará, está comprobado, en mejores y más comprometidos ciudadanos.

Nada de esto servirá empero si las condiciones de desigualdad e inequidad existentes históricamente en nuestro país, no son superadas, pues como ahora los educandos simplemente juzgarán una incoherencia la desconexión de la realidad con lo aprendido en el sistema.

Es decir; cualquier reforma no puede ser parcial.

*Educador salvadoreño

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