Por Francisco Simón y Juan Bautista.
En el Estor, Izabal, de acuerdo a los abuelos y las abuelas Q’eqchi’, conocidos como aj q’ij, la espiritualidad maya es una práctica cultural propia de los pueblos originarios; se realiza a través de ceremonias e invocaciones en lugares sagrados y también en la relación con la naturaleza, que busca establecer un equilibrio armonioso entre las personas y la madre tierra.
Esta práctica se basa en el respeto, conexión y armonía con el sagrado fuego para comunicarse con el creador, -Ajaw-. “Es importante realizar ceremonias en nuestros pueblos para manifestar los agradecimientos a los trece cerros y trece valles que nos rodean con su protección. También para revivir la memoria de nuestros antepasados que nos enseñaron los caminos de la sabiduría”, indicó Guillermo Sam, aj q’ij de El Estor.
A decir del abuelo Sam, todos los días son especiales para hacer ceremonias, ya que los nahuales tienen sus energías positivas y negativas, no obstante, se hace la concentración espiritual en los momentos positivos, para que la ofrenda sea recibido por el Ajaw.
Rigoberto Che, otro aj q’ij, se refirió a las formas de hacer las ceremonias. Es importante hacer una cruz cósmica cómo símbolo de los cuatro puntos cardinales del universo, dijo. También mencionó que para la ceremonia no deben faltar el copal, pom, candelas, ocote y el b’oj, una bebida de maíz fermentada con caña que se usa para reprender los espíritus negativos.
Para esta cruz se utilizan candelas de distintos colores. El color rojo representa el amanecer con los primeros rayos del abuelo sol; el color negro, que simboliza la oscuridad de la noche; el color blanco, que representa el viento o el espíritu de nuestros antepasados y el amarillo, el fruto de nuestras cosechas o de nuestros trabajos. También están los colores azul y verde, que simbolizan los ríos, lagos y el color del cielo, explicó Rigoberto Che.
Entre otros elementos se destacan los sonidos de la marimba, el arpa, el tambor y la chirimía para acompañar el momento de la ceremonia y sentir la presencia de los antepasados de manera espiritual.
Tanto Sam como Che mencionan que en la práctica de la espiritualidad maya es necesaria la concentración y mucho respeto. Las personas que requieren de esta práctica tienen que respetarse el uno con el otro. En el caso del pueblo Q’eqchi’, genera beneficio espiritual para situaciones sociales, de trabajo o en búsqueda de paz para las familias.
Juan Xol, un comunitario Q’eqchi’, comentó: “cada año realizamos ceremonia con toda mi familia, hemos vivido bajo las energías de los 20 nahuales. Nosotros siempre pedimos por nuestra salud, por la paz en nuestra familia, por los estudios de nuestros hijos y por el trabajo que realizamos a diario. Hemos visitado cuevas y ríos para hacer nuestra ceremonia e incluso en nuestra casa para sentir la presencia de nuestros antepasados”.
A decir de Humberto Cuc, autoridad ancestral de El Estor, esta práctica es una lucha y resistencia espiritual. Gracias a los abuelos que practican la ceremonia logramos entender la importancia de proteger nuestros cerros y ríos. Hemos formado parte de esta espiritualidad por cuatro años y respetamos esta cultura, ya que es parte de nuestra obligación como pueblos, destacó.
Sin embargo, manifestó su preocupación por la discriminación que viven los aj q’ij en Guatemala, al invisibilizar estas prácticas o desconocer su importancia en los territorios. Recordó el caso de la abuela aj q’ij de El Estor, Adela Choc, que fue retenida en su vivienda en mayo de 2021, por más de 24 horas. En esa ocasión fue golpeada y roseada con gasolinas en la comunidad de Chichipate, incluso perdió su vivienda que fue quemada por un grupo de personas que la acusaban de brujería.
Fuente: Prensa comunitaria