El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya se reconoció sorprendido ante el «derrumbe» del sistema democrático en su país y el respaldo popular por el presidente Nayib Bukele, a la vez que subrayó que la «desesperación» es el origen de los flujos migratorios desde Centroamérica.
«Yo con El Salvador estoy sorprendido ahora. El mundo que yo compartí en El Salvador es un mundo que ya se cayó. Y se ha construido otro. Eso es algo natural en las sociedades en la historia. Pero es un poco duro. Me siento en pasmo de lo que pasa ahí», señaló Castellanos Moya en una entrevista virtual desde su casa del estado de Iowa, en Estados Unidos, donde es profesor universitario.
El escritor salvadoreño, presentó su nueva novela El hombre amansado (Random House), un retrato del «desarraigo» a través de un personaje, Erasmo Aragón, «incapaz de estar a gusto en ningún lugar».
«En el libro», asegura, «vemos un enfrentamiento entre las formas viejas, caducas, de ver el mundo y las nuevas formas. Él padece el hecho de que con viejos esquemas tiene que enfrentarse a un mundo nuevo, que no necesariamente es mejor, pero que tiene otras formas de pensamiento, de entender la realidad».
Derrumbe democrático
Algo similar percibe en su país, en El Salvador, con la llegada de Bukele al poder tras el «derrumbe» del sistema democrático que duró 30 años y que «se desmoronó por sí solo, por la corrupción», ya que quienes «lo acabaron fueron los mismos que lo crearon».
«Y llega una nueva administración, y llega un nuevo presidente, elegido con el voto popular, que se dedica a destruir todas las instituciones de la democracia, los partidos políticos, la independencia del poder judicial, la libertad de expresión, y eso lo logra porque tiene el apoyo de la gente», sostuvo el escritor, quien lleva décadas fuera de su país.
Para Castellanos Moya, de 64 años, la gran pregunta sobre su país es: «¿Por qué la gente admira a alguien que viene a destruir?».
Aunque aseguró no contar con una respuesta, aventuró que una de las posibles explicaciones es que «la gente no piensa en la institucionalidad, piensa en el día a día. Y la percepción, no la realidad, es lo básico en política. Y la percepción que se tiene es que es un presidente exitoso».
«Me da la sensación de que había un déficit de orgullo nacional en El Salvador con sus liderazgos. Y (llega) alguien que promete que va a limpiar, que va cambiar. Son elementos de manual de populismo, pero que funcionan», remarcó.
Asimismo, señaló que otro posible «elemento es que (Bukele) ha repartido algunas cosas, pequeñas, pero que ha repartido. Y eso demuestra hasta dónde es la miseria, la extrema pobreza de un pueblo. Hay un cambio en la manera de percibir la realidad. Aunque se realizó mediante mecanismos cuestionados por corrupción, eso la gente no lo ve, lo que ve es el saco de arroz, el de frijoles».
La migración
Sobre la migración de Centroamérica a Estados Unidos, cuyos flujos no han cesado en los últimos años, apuntó que no va a terminar.
A su juicio, esta situación no cambiará ya que «la migración ha sido el fenómeno más importante en El Salvador y otros países centroamericanos en los últimos 50 años».
«Desde mediados de 1970, comenzó, por distintos motivos: primero, las grandes represiones, luego, las guerras civiles. Más tarde, las maras. Y siempre –concluyó– la pobreza».
Por eso se mostró escéptico acerca de la política migratoria en EE.UU., país en el que esta cuestión solo se percibe desde el punto de vista «electoral», especialmente del polémico discurso de la vicepresidenta Kamala Harris en Guatemala en 2021 en el que recomendó a los migrantes que no tratasen de cruzar la frontera estadounidense.
«Usted no le puede decir a la gente que no corra, si les están disparando. Cuando ves las imágenes de esas familias con niños en brazos caminando toda esa distancia, con todos los riesgos que conlleva y sin tener la certeza de cruzar la frontera, eso indica que es gente desesperada. La desesperación es el origen de la migración«, zanjó.