Del 24 al 28 de octubre se han sostenido encuentros tanto presenciales como virtuales en seis países de la región mesoamericana, Caribe y Estados Unidos para llevar a cabo la Segunda Cumbre Transnacional de Mujeres por la Igualdad, Inclusión y Justicia Social; que tiene como objetivo generar un cambio en la narrativa sobre la exclusión y desigualdad social que viven las mujeres.
Por: Nubi Lazo
En el caso de El Salvador, entre las organizaciones coordinadoras del proceso se encuentran Católicas por el Derecho a Decidir, Las Dignas, CIMITRA y CRIPDES, quienes junto a Latinas en Poder de Estados Unidos, han desarrollado talleres y reflexiones que profundizan en las brechas de desigualdad que están acrecentándose en la región ante políticas y leyes que buscan frenar el avance progresivo de las mujeres para garantizar sus derechos, sobre todo aquellos relacionados con:
- la participación política de las mujeres y su rol en la toma de decisiones estratégicas a nivel regional, nacional y local,
- en el reconocimiento de la participación de las mujeres dentro de los pueblos originarios,
- en el acceso a la soberanía alimentaria y la tenencia de la tierra a manos de mujeres,
- en el derecho a la migración en condiciones dignas y seguras para las niñas, adolescentes y mujeres,
- en la garantía de una educación integral en sexualidad que prevenga embarazos adolescentes e ITS y que garantice la autonomía de sus cuerpos de las mujeres y la comunidad LGTBIQ+,
- la apertura de programas que mejoren el estatus económico de las mujeres y permita garantizar una economía nacional que reconozca la importancia de las labores de cuidado en el Producto Interno Bruto,
- las garantías del acceso a la justicia, sobre todo en el caso de El Salvador, donde las mayormente afectadas están siendo las mujeres ante el régimen de excepción prolongado e ilegal que sostienen las autoridades gubernamentales,
- en la garantía de la reparación social y jurídica de las víctimas de la violencia de género y en que no se creen mecanismos para la no repetición de casos atentatorios contra la dignidad humana de las mujeres y sus familias.
Y desde estas reflexiones se posicionan demandas por parte de las participantes, para que los Estados de la región garanticen la plenitud de derechos de las mujeres, de manera que en un conjunto de interseccionalidades que hoy por hoy son cruciales para la sobrevivencia, faciliten los recursos para la defensa de los territorios y el medioambiente, se garantice la sostenibilidad económica, se combata la exclusión laboral, se otorguen títulos de propiedad individual y colectivos; así como el acceso a la alfabetización política y tecnológica de las mujeres, que permitan una vida en condiciones de seguridad, igualdad y equidad.
Basta de duelos silenciados, invisibilizados y en soledad
El 15 de octubre es un día especial para mí, porque creo que es importante colocar en la agenda publica un tema que en países como México y Perú han propiciado leyes con sentido humanitario; mientras en El Salvador, aun no se habla abiertamente del tema porque rápidamente se asocia a la lucha por la despenalización del aborto en 4 causales.
En octubre hay muchas fechas conmemorativas, pero la que se celebra el 15 pasa desapercibida; ese día se realizan acciones de CONCIENTIZACIÓN ante LA MUERTE GESTACIONAL (mejor conocida como Aborto Espontaneo), LA MUERTE PERINATAL (conocido como Parto Inmaduro) y LA MUERTE NEONATAL (que se da posterior al nacimiento de la criatura hasta antes del primer año de edad).
En mi deseo de ser madre nuevamente, he propiciado dos embarazos más, que no han tenido feliz término; en el caso de mi hija Celeste, perdí mi embarazo producto de un accidente de tránsito a los 5 meses de gestación, del cual tuve un diagnostico incorrecto que derivó en un alta anticipada de mi persona y la posterior muerte gestacional de mi pequeña; en el 2020, logre quedar embarazada nuevamente, pero mi salud se vio afectada por el COVID-19, perdí mi tercer embarazo, y fue ahí en medio de mi dolor cuando me di cuenta que en otros países las mujeres cuentan con servicios de asistencia sanitaria ante el duelo gestacional, perinatal y posnatal. Busqué eso en mi país y no encontré la ayuda que necesitaba a mi salud psicoemocional.
A las mujeres nos privan de hablar de nuestras experiencias de dolor, nos hacen creer que el aborto espontaneo es como “cambiar de ropa interior”, sobre todo si te paso en los primeros meses de gestación; que mejor en los primeros tres meses de tu embarazo no le cuentes a nadie que lo estas, por si acaso “se te mal logra”. Pero también, hay un prejuicio que señala, culpa y condena a las mujeres que sufrimos perdidas de nuestro embarazo, al considerarnos «anti natura»…, en países como El Salvador donde no hay educación integral en la sexualidad, pero si hay fomento de que «tienes que ser madre porque para eso naciste»; hay grandes incoherencias en el campo de la salud, de la educación y el derecho a la información y decisión sobre TU CUERPO y lo que ocurre dentro de él.
Al no ser el único país donde esto sucede, se hace importante hablar del tema, dejar de fomentar mitos y prejuicios alrededor de las mujeres que viven estos duelos, por razones de salud y otros ajenos a su voluntad, como es el caso de los accidentes de tránsito y las muertes súbitas o neonatales.
Es por eso que queremos visibilizar la problemática, aperturar espacios de encuentro sororario con otras mujeres y sus familias, que al igual que la mía, viven en duelo por una maternidad y una paternidad que no se logró concretar. Por eso creamos Vida Plena, para acompañar procesos de atención psicosocial que nos permitan de forma progresiva sanar y también fomentar que el Estado asuma responsabilidad con nuestros casos y nos dé acceso a servicios y/o programas de atención.
Si has pasado por una situación similar escríbenos: fundacionvidaplenaelsalvador@gmail.com