La recuperación sindical—una fase que hay que iniciar o continuar-

La recuperación de la que hablamos, se trata de aquel proceso organizativo que rescate la fuerza sindical que sea capaz de enfrentar el modelo económico que mantiene en la pobreza a una mayoría de población, luche por la aprobación de políticas públicas que impulsen el empleo y los salarios; que implica procesos de interlocución equitativo con el poder por sus intereses, con los poderes fácticos empresariales que sumado a la gestión pública deficitaria y en provechos propios, siguen tomando decisiones y manteniendo la situación de la economía familiar y de país en mayores deterioros políticos, sociales, económicos, medio ambientales, políticos y culturales.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

La pérdida de influencia en los ámbitos social, político y económico, junto con la disminución de afiliados caracteriza el declive de las organizaciones sindicales, que acumula ya varias décadas. Hay inercia que viene siendo acumulada, sin poder entender la situación que se vivencia, y sobre todo cuando desde su burocracia, aristocracia obrera y grupos sindicales elitistas y sus pesados aparatos, convulsos y débiles en estructura de lucha por los rápidos cambios en el mundo del trabajo. Y desorientadas y confundidas por la heterogeneidad creciente de una cada vez más desideologizada fuerza laboral.

Los sindicatos no estamos dando respuestas adecuadas a los retos que plantea el entorno. Como los demás actores industriales (asalariados)—cada vez con mayores problemas, en tanto no dimos el paso histórico para el desarrollo industrial, en las épocas de Manuel Enrique Araujo (1911-1913), y luego en tiempos de Osorio (1950-1956) conformándonos con la apuesta de la maquila (1990-hasta hoy)), donde recordamos la frase del ex Presidente Calderón Sol, de convertir al país en una sola zona franca, y el continuismo que siguió luego de ese anuncio.

El ciclo de vida sindical pasa por fases de nacimiento, legalización, desarrollo, madurez y declive que conduce a la extinción, al desaparecimiento o la posibilidad de entender la necesidad de la renovación. En la última fase, los cambios del entorno retan la validez y sostenibilidad del diseño organizacional anterior y la respuesta resultante determinará el futuro de la organización. Los sindicatos están muy determinados por el entorno y sus cambios, pero nunca lo están totalmente y siempre existe un margen de discrecionalidad en las organizaciones sobre la que basar sus apuestas estratégicas de futuro.

Dadas las circunstancias del sindicalismo actual, adquirir este enfoque estratégico se convierte en un asunto critico que requiere de análisis profundos, conocimiento especializado y mucha voluntad de hacer profundos cambios en las organizaciones, desafiando al convervadurismo interno de los aparatos sindicales—la apertura a otros tipos de trabajadores—. El enfoque de las fuentes de poder sindical pone el punto de mira en el origen de fuerza de los sindicatos para analizar las causas del debilitamiento y planificar estrategias para un nuevo y mejor empoderamiento sindical.

La ventaja de esta visión es doble ya que, por un lado, contribuye a llevar este análisis al interior de las propias organizaciones sindicales. Por otro lado, permite también una acción estratégica al poner de manifiesto las relaciones que se dan entre las diferentes fuentes de poder sindical.

Así, se comprueba que los avances y desarrollos en una fuente de poder sindical—organizativo; asociativo; estructural o institucional— se extienden fácilmente a otras fuentes, generando una secuencia de empoderamiento. Para ello hay que revertir la tendencia actual en la que el debilitamiento de unas fuentes de poder sindical se extiende hacia las otras en un proceso de retroalimentación con sentido negativo. Las fuentes de poder sindical de las organizaciones están en un estado, por lo general, precario y con tendencia hacia un mayor debilitamiento.

Es necesario una apuesta transformadora por aumentar el poder sindical que se requiere, en primer lugar, comprender la imperiosa necesidad de hacerlo para que las organizaciones sindicales mantengan un papel destacado como actores sociales en representación de los intereses generales de las personas trabajadoras. En segundo lugar, se deben planificar las estrategias minuciosamente para generar un proceso acumulativo de poder sindical a través de diversas fuentes.

Si como movimiento sindical estamos en una situación que debilita los intereses más sentidos de las personas trabajadoras, es momento de revitalizar la lucha, entender la coyuntura dominante, la lógica económica y volver a ser capaces de enfrentar los retos que nos aquejan, pero esa desarticulación, esa división por la interlocución con el poder dominante, esas acciones de cúpulas llenos de venalidad no corresponde en la defensa de los intereses genuinos, y de continuar de esa forma vamos a la extinción—alianzas con grupos marginados y excluidos, defensores de derechos humanos, son claramente una línea para revitalizar la causa sindical.

*Sindicalista salvadoreño

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