Se trata de un problema vinculado a la ansiedad, la depresión o la fatiga crónica y puede ser consecuencia de uno de los cerca de 120 tipos de trastornos del sueño. Un especialista nos ayuda a identificarlo y saber cómo tratarla.
Si bien no hay datos de prevalencia para tener una noción de a cuántas personas afecta, la dysania puede ser más común de lo que creemos. El ritmo de vida agitado que llevan muchas personas es un factor clave en el problema.
Si decimos dysania, probablemente no entendamos de qué hablamos. La afección refiere a lo difícil que puede resultar levantarnos por la mañana, a que suene el despertador y sentir que no tenemos fuerzas.
«Las personas que tienen la llamada ‘deuda crónica del sueño‘ son personas que habitualmente no duermen el tiempo que se requiere para la edad», dijo el médico psiquiatra Franklin Escobar, director científico de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana.
En el caso de los adultos, deben dormir entre siete y ocho horas por noche. Mientras los niños y jóvenes, es recomendable que tengan entre nueve y 10 horas de descanso.
Por otra parte, está el caso de los «dormidores largos», quienes pernoctan entre nueve a 12 horas por noche para poder sentirse descansados al día siguiente.
«Es una lucha todos los días, porque todos los días se están levantando en un horario que no corresponde al tiempo total de sueño, y por eso es más difícil, se quedan dando vueltas en la cama o se levantan confusos», dijo el especialista.
Si bien esto no se considera un problema del sueño, representa «un síntoma de otros trastornos» de este tipo.
El estado de ánimo, la irritabilidad o el mal humor, son algunas de las afecciones más visibles de la dysania. Pero también la falta de descanso puede causar una mayor propensión a tener otro tipo de enfermedades como problemas cardíacos o gástricos, entre otras.
El especialista recomienda consultar a un médico si una persona siente dificultades para despertarse o levantarse, más de tres o cuatro veces por semana, para poder abordar el problema y mejorar la calidad del descanso.
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