Poco a poco el hombre se ensimisma y prefiere hacer un mundo del tamaño de él, ese mundo puede ser tan pequeño o tan revelador como es el alma del silenciado, ese hombre o mujer que perdieron todo interés por el goce de una normal o ardiente conversación, es como tomar un café frío, habrá algún efecto en mí sin embargo el aroma y lo humeante que resulta ese café poco importa.
Por: Francisco Parada Walsh*
No entiendo que ahora la comunicación sea delito, sea algo prohibitivo o en un mundo donde cada vez aparentamos tener miles de amigos y apenas, apenas somos solitarias almas que caminan a paso lento y cansino a una muerte inexorable.
Conversar, ese arte donde por un momento éramos o somos propios ya no existe, es preferible meterme en mi concha, ser un cangrejo ermitaño a ser un humano, a disfrutar de la voz ajena, de las ocurrencias, de la felicidad, de la desdicha.
Por mis grados de locura me es fácil detectar en una voz si hay melancolía, depresión, desconfianza, reciprocidad, alegría pero cada vez eso está más alejado de mi vida.
Históricamente el ser humano es de manadas, de ser gregarios, de andar juntitos pero las redes sociales han logrado su objetivo como es alejarnos cuando todos creíamos que éramos felices, que tengo más amigos que el otro y que debo guardar el respeto y cariño por esa amistad ¡Nada más alejado! Será en poco tiempo que nuestras habilidades cognitivas empezarán a fallar, poco a poco la involución golpeará la realidad y en vez de que la raza humana avance tendremos millones de solitarios, de personas que babean y con síndromes de abstinencia una vez les quiten un táctil.
Ya se puede ver y falta ver aparte de las afecciones mentales cómo la parte emocional queda reducida a simples vocablos y será ese ego que ha reinado por siempre el que tomará las riendas de una vida vacía.
Qué decir de las malformaciones congénitas como un cerebro más carcomido, unas manos más desarrolladas, ojos saltones, columnas dobladas por la ausencia de la socialización.
Poco a poco los primates nos superarán con creces, estamos en la misma escala o un poco abajo y a pesar que es la maldad nuestra principal arma, será la inteligencia del reino animal quien con facilidad nos adelantará en inteligencia emocional. ¿Qué tiene de malo intentar conversar con alguien? Recientemente le pedí el celular a una persona, no imaginé que ese es un nuevo delito ¿Cómo pedir un celular es algo que debe ser castigado con el oprobiosos silencio? No dudo por un momento que no vivo en mi mundo, si, ese mundo sencillo donde disfruto reír, contar lo sucedido en el día, a veces flaquear, caer vencido, tener un video consulta con mi siquiatra cuando veo que el barco se aleja del buen puerto y se acerca a ese mar plano, con fin.
Recibir esa llamada de un gran amigo y preparar la mente para hablar desde lo más astral, de poesía, música, literatura, política, de los neo nazis de Ucrania y sobre nuestra sangrienta historia ¡Soy libre! Aún no he caído en considerar la comunicación como delito y si eso llegara a suceder donde me convierta en el extremo silente en la interlocución merezco la hoguera, si, que me conviertan en pira humana y en ese tormento gritar como queriendo pedir perdón ¡No más, no soporto más! Seré un nuevo esclavo ¡Me limitaré a rechazar a todo aquel o aquella que intente conversar conmigo! Ese no es el mundo que me recibió sin embargo dejaré un mundo hosco donde ni el gozo de una tertulia alegra, todo es “Me gusta”, “Me encanta” pero ¿Qué me gusta, qué me encanta, qué me divierte? Pueda ser que un “meme” o algún comentario pero cómo puedo ser feliz ante tal ligereza cuando a mí, en lo personal me encanta el tono de voz del amigo, de la amiga.
Me divierte la sonrisa ajena que la tomo como propia, me encanta agarrar de la cola al gato y hacerlo volar mientras me reclama con una aburrido maullido.
Moriré libre, jamás será la tecnología quien ahogue lo poco que va quedando de mi raza, esa raza humana, imperfecta como pocas sin embargo, quiero morir lo más cerca de cómo he vivido. Sin miedos a una sonrisa.
*Médico salvadoreño