Racismo en El Salvador

El racismo en El Salvador es un tema que no ha sido suficientemente discutido y estudiado. Por consiguiente, se podría pensar que no existe problemas de racismo en el país. Es un tema invisible para la población. Se considera algo normal que tildarte de “indio”, a una persona, sea usado como peyorativo. Nos hemos acostumbrados a ver a los antiguos pobladores como algo folclórico, un atractivo turístico, como si la marginación y la pobreza fueran particularidades de este grupo étnico.

Por: Igor Iván Villalta Sorto*

Existe otra tendencia en ver al campesino como indio, se les relaciona a estos grupos poblacionales por la pobreza y marginación. El fenómeno se puede observar por todos lados, en lo social y económico. Para muchos empleadores los rasgos físicos que lo ubican en determinada etnia son considerados para otorgarles empleo o no.

La temática la he venido observando desde mi primaria, cuando un profesor nos envió a estudiar las diferentes etnias en Centro América, me tocó estudiar la de Costa Rica. En la embajada se encontraba una secretaria y otra señora de más edad. Al cuestionarles sobre el tema me dijo la señora de mayor edad, después de cuestionar mi preparación, letra y ortografía. Miré, me dijo: en Costa Rica no hay indígenas, yo nunca los he visto. La compañera dice que ella los ha visto, una sola vez caminando por un mercado en San José. La secretaria reafirmó que los había visto, como si se tratase de seres de otros mundos.

Al pasar el tiempo, ya en mi vida profesional me reuní con diferentes grupos étnicos desde México hasta Panamá, precisamente en Costa Rica y nuevamente les hice la pregunta que años antes la había hecho a las señoras en la embajada, tras contarles la anécdota, los ticos me respondieron. Es que no te mintieron. En Costa Rica no existe población indígena porque no tienen derecho a existir, no pueden sacar documento de identidad, que es un derecho humano.

En otra oportunidad en un noticiero de televisión fueron a preguntarle a las personas, si conocían a los indígenas en nuestro país, y le hicieron la pregunta a una señora de rasgos faciales indígenas. Ella respondió que podrían encontrarse, tal vez, en los cantones alejados de la capital.

Estas percepciones obedecen a un criterio más que todo económico que fenotípico (rasgos físicos que definen a una persona, como color de piel, ojos o cabello y otros) el asocio es simple. Si eres pobre, marginado, abandonado socialmente, debes ser indio. Razón por la cual las personas tienden a apartarse de ese grupo social debido a que también pueden ser discriminados por la población de mayores recursos económicos y el estado.

Otra de las negaciones sociales que padecemos, es no reconocer nuestra herencia africana. En estudio realizado por la Universidad Politécnica de El Salvador (UPES), en la Ciudad de San Alejo, la Unión, en donde se escaparon los esclavos negros de África que viajaban con los piratas. Estos se perdían en las zonas aisladas.  Para después cruzarse con la población nativa. Pero al cuestionar a los pobladores, en todo momento negaron la existencia de negros en la zona.

La negación de ser indígena o negro dentro de nuestra población indudablemente obedece a causas histórico-sociales, que datan de cuando los españoles nos conquistaron y sometieron. De acuerdo con Rivera A.K. 1994[i], el término “guanaco”, que aún no se ha podido descifrar su procedencia, existen muchas teorías que sugieren las razones por los cuales adoptamos el gentilicio.

En el libro, antes mencionado, se narra que el gentilicio fue otorgado cuando un grupo de sacerdotes jesuitas peruanos fueron expulsados del país. En esas épocas (siglo XIX) “guanaco” era reservado a personas de piel oscura y de rasgos negros o negroides, no sólo en el país, sino también en Honduras y Nicaragua.  Era un epíteto despectivo y peyorativo. Al pasar del tiempo fue tomando una identidad definitoria para los salvadoreños.

Podemos observar como la idea de pertenecer o ser descendiente de indígena o negro en nuestro país, se convierte en algo que conviene eliminarlo del imaginario colectivo. Negar nuestras raíces nativas o negras viéndolo como “El Otro”.

En una oportunidad nos visitó mi hermana y su novio sueco-italiano. Y los llevamos al cantón Palo Grande, en las faldas del volcán Guazapa, jurisdicción de Suchitoto. Mi cuñado quería acarear agua del pozo, se le proporcionó un cántaro, el dilema fue que quería ponérselo en la cabeza y no en el hombro, discutiendo: “¿porque no se puede poner en la cabeza?porque allí cargan las mujeres, los hombres cargan en el hombro. En este caso podemos observar en primer lugar la herencia africana, los africanos hombres o mujeres cargan sobre la cabeza. Nuestros ancestros cargaban en la cadera, costumbre que aún subsiste. Por ejemplo, al cargar un niño. Y una acción que define género.

No se puede renegar de nuestros ancestro nativos y africanos porque eso va grabado en nuestros genes (genotipo) y aún más las evidencias científicas demuestran que el origen del ser humano se dio en el cuerno de África específicamente en Etiopia. Los cambios fenotípicos han sido moldeados por el ambiente durante muchísimos años, para adaptarnos a los distintos ambientes que hemos colonizado como especie humana.

*Biólogo e investigador

[i] Rivera. A.K. 1994. Contribución de las ONG’s a la cultura de El Salvador. In. Cultura y Desarrollo en El Salvador. Konrad Adenauer, Stiftung.

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