El fundamentalismo religioso es un problema actual de nuestras sociedades. Es constante en oriente y occidente. En ambos casos, resulta necesario atender estas problemáticas que devienen en discriminación de las personas, grupos específicos y religiones.
Por: Gabriel López Delgadillo*
En Irán y Afganistán, la religión islámica tiene una presencia mayoritaria poblacional. Sin embargo, los desacuerdos en las interpretaciones de las religiones y la escasa tolerancia y respeto para la otredad, resultan en declaraciones bélicas.
Algunos grupos, haciendo uso de su posición política, imponen a la totalidad de la población de estos países sus interpretaciones religiosas, en la vida pública y privada. Establecen tipologías de castigo a la transgresión de la norma y hacen constante propaganda de sus acciones punitivas, tal es el caso de los azotes. Estas formas de castigo y represión del cuerpo de los otros, son compartidas en situaciones donde la religión de un gobernante autócrata se impone a sus vasallos y niega la riqueza étnica y cultural de su nación.
En Afganistán e Irán, sus poblaciones salieron a las calles de manera constante a reclamar aceptación, reconocimiento y derechos negados a las mujeres, religiones y grupos culturales. En ambos casos, los gobiernos respondieron a estas personas con violencia y procesos judiciales autoritarios. En Irán, medio millar de asesinatos suman el total de muertes (La verdad, 2022), en consecuencia del descontento social generado por acciones incongruentes del gobierno. Los manifestantes exigen que sea más importante la vida de una persona que la manera de vestir conforme a su etnia, y aclaran que hay más de una etnia islamista en su territorio que debe ser respetada.
El establecimiento de la libertad de creencia de las personas y el reconocimiento de la diversidad religiosa en las democracias y otras formas de gobierno es relevante e inherente a las necesidades de mejorar nuestras legislaciones. Describir la diversidad religiosa de nuestros países permite proponer mejoras para las políticas públicas actuales.
Un estudio que profundiza el caso de Estados Unidos lo hizo Pew Reserch Center (2022), que identificó al cristianismo en 64%, otras religiones en 6% y sin afiliación religiosa en 30%. Dicho estudio plantea la disminución constante del Cristianismo en este país y propone que para el 2070, será menor a la mitad de la población estadounidense. Habrá un amento de sin afiliación religiosa y “el porcentaje de otras comunidades religiosas, como musulmanes, judíos, hindúes y budistas, se duplicará” (DW, 2022). Otros estudios proponen también, el aumento de las iglesias cristianas no denominacionales (Biteproject, 2022).
En Reino Unido, la Oficina de Estadísticas Nacionales, dio a conocer (Excelsior, 2022; Expansión, 2022; Enlace judío, 2022; Independent, 2022) los resultados del Censo de religiones de Inglaterra y Gales del 2021. Escocia, publicará sus datos por separado. Según lo publicado por la fuente, el Cristianismo se ubica, por vez primera, por debajo de la mitad de la población con 46.2% (27.5 millones de personas). Sin religión está constituido por 37.2% (22.2 millones) y es la segunda categoría más declarada, aumentó 12%. Los musulmanes son el 6.5% (3.9 millones) y aumentaron en 1.6%. El hinduismo es 1.7% (un millón) y aumentó 0.2%. Otras adscripciones se ubican por debajo del millón de personas. La cifra de no respuesta del ejercicio corresponde a 6% (3.6 millones) y es menor en 1.1% al Censo del año 2011.
*Maestro en Ciencias Sociales – México