Analicemos ahora si realmente las reformas previsionales que se han propuesto traen beneficio para la clase trabajadora que los ha esperado desde hace muchos años. Recordemos que era lo medular en los grupos laborales organizados en su demanda:
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
a) Que el sistema de cuenta individual, terminara, y se asumiera una administración pública del sistema previsional—esto no se dio, y las AFP continúan vigentes con el sistema de ahorro individual, lo que significa que no es un sistema solidario, ni universal, por cuanto no recoge lo intergeneracional e intersalarial. Eso significa que continuamos con una lógica neoliberal, favoreciendo los intereses privados por sobre los intereses públicos; y no es con la creación del Instituto Salvadoreño de Pensiones-ISP que eso se termina. Y consecuencia de ello, se mantienen los beneficios indefinidos, que no garantizan la suficiencia de los montos de pensión. Lo que implica que las tasas de reemplazo continúan igual en tanto el cálculo de la pensión siempre dependerá del salario bajo y del monto ahorrado por cada quien; y esto tiene a la base la rentabilidad de los fondos, ver la manera cómo se invierten y en dónde, todos sabemos que una tasa de interés alta significa siempre mayores riesgos; además el uso del FOP ha conllevado desde el 2006 un endeudamiento constante y que tiene a la base fondos de pensión prestados al gobierno a una tasa de interés muy baja que ha significado cerca de 4,000 millones de dólares dejados de pagar en intereses. Y lo ofrecido en términos de aumento de pensión mínima 400 usd, es incierto, en tanto la nueva ley habla siempre de una pensión mínima igual que la actual de 304.17 usd.
b) Tampoco la reforma apunta a desarrollar un sistema mixto, convivencia de ambos sistemas previsionales; uno público obligatorio, administrado y en base a un sistema solidario de reparto—cotización colectiva—que establecía la reversibilidad de cotizantes; y otro privado, de cuenta individual pero complementario y voluntario. Ello claro reduciría todavía más la cobertura actual de las AFP, en tanto que una mayoría cotizaría al sistema previsional público y la minoría (con salarios altos) al sistema previsional privado. Además, un tercer pilar solidario, que cubriría a personas trabajadoras no cotizantes.
c) El asunto de aumentar la cobertura, cuestión que fue vendida como base de la privatización de los fondos de pensión, no mejoró y de cada 4, sólo una persona trabajadora es la que cotiza, aunado a esto la cotización es una de las más altas en el mundo, y El Salvador va siendo el único país que se va quedando con un sistema de cuenta individual. Todos sabemos que el ahorro para la mayoría de clase trabajadora que está en la economía informal, es complicado, y será difícil que los más de 125,000 trabajadores/as dentro del trabajo doméstico coticen, en tanto que es difícil que los patronos que contratan este tipo de servicios aporten una cuota patronal, y paguen el salario mínimo de servicios (365.00 usd), aun cuando hay resoluciones de la SC que es el salario que debe pagarse.
Lo mismo podemos decir de las personas trabajadoras en las actividades agropecuarias, así como el trabajo a domicilio, que con la pandemia ha incrementado en formas laborales como el teletrabajo. Hay grupos sindicales que demandaban una tasa de reemplazo de hasta el 70% del salario, sin embargo, lo ofrecido es un 30% más, que continúa incumpliendo con la suficiencia de beneficios, una demanda del sector laboral, pudiendo llegar a lo que el C102 de la OIT estaría conteniendo de un 45% del salario. Eso significa que la zozobra de grupos laborales que no alcanzan a disponer de un monto de pensión cerca del salario que ganan sea difícil de concretar, lo que tiene como consecuencia que no tomen la decisión de pensionarse y la retrasen a conveniencia de sus intereses. A todo esto, la reforma presentada a la Asamblea Legislativa, no contiene la reversibilidad, sólo aquella de pasarse de una AFP a la otra; y no la de pasarse a otro sistema previsional público como el contemplado por el INPEP y la UPISSS, que no sean las administradas por las AFP, la reforma no lo contiene, y aquellos grupos laborales esperanzados de regresar a un sistema público más justo y de beneficios definidos, parece imposible.
Finalmente está lo vinculado con el diálogo social, la fruta tan esperada del árbol de la previsión social, ha sido una cuestión muy compartimentada, y la Comisión legislativa ad-hoc, se duda que realmente permita y construya un debate nacional, al parecer están llegando los diferentes sectores a exponer sus puntos de vista al respecto de la propuesta de reformas—entramos en una temporalidad que hace difícil la construcción de un debate sobre este tema—ARENA en el pasado no le interesó e igual se ha mantenido desde 1996 como un tema de poco o nulo debate público, lo que asegura que la reforma previsional termine siendo una llamarada de tusa.
*Sindicalista salvadoreño