NO SE DEBE CONFUNDIR LA VERDAD, CON LA OPINIÓN DE LA MAYORÍA, es una célebre frase de Jean Cocteau, poeta, novelista, dramaturgo y cineasta francés.
El sentido de la frase, tiene una vigencia actual y real en nuestras empresas. Es frecuente, en los tiempos donde la «toma de decisiones en base a datos objetivos» (gestión), es estandarte de los procesos de mejora contínua ISO 9001, seguir tomando decisiones basadas en criterios puramente subjetivos o personales.
Por este motivo, pretendo hacer una reflexión en este artículo sobre aquéllas decisiones que, a menudo, se toman de forma arbitraria atendiendo por lo general a sentimientos o percepciones personales, inducidos a través de informaciones no contrastadas.
Para que los resultados de nuestras empresas, se traduzcan en altos niveles de calidad, de productividad, y de una constante mejora continua, es imprescindible combinar el TALENTO PERSONAL con los RECURSOS MATERIALES necesarios. Es decir, importa el CONOCIMIENTO y la EXPERIENCIA desde el punto de vista humano, así como una existencia de RECURSOS MATERIALES alineados con los objetivos a conseguir previstos.
Es evidente que lo anterior no se puede conseguir sin una base objetiva sólida, en todos los sentidos. En definitiva, es tan importante la «no validez de las opiniones», como la «validez de las lecciones aprendidas, en base a experiencias previas documentadas»
La importancia de REGISTRAR y de MEDIR constantemente en nuestras organizaciones, se hace patente en situaciones como la planteada en este artículo. No debemos admitir expresiones o sentimientos relacionados con frases como «cuando el río suena, agua lleva», ya que tal vez no sea el río el que suene, sino las hojas de los árboles que hay a su alrededor.
La importancia de la toma de decisiones en la empresa actual, hace que cada vez más se tenga que huir de sensaciones u opiniones de las diferentes personas que integran las empresas, y ahondar más en la obtención de información real y contrastada (objetiva), para la correcta toma de decisiones (gestión).
No nos olvidemos que, en nuestras organizaciones, no sólo gestionamos los aspectos económicos, los procesos, los clientes, etc.
Debemos aprender también, a gestionar las PERSONAS, el TALENTO y los RECURSOS.