La reciente detención de algunos vecinos de la comunidad Santa Marta, a quienes se les endilga supuestos crímenes que nunca cometieron, mientras fueran miembros del END-FMLN en el pasado conflicto, no es sino un vergonzoso espectáculo montado para intimidar a la vecindad de la cual son habitantes, por su férrea defensa que de las fuentes de agua locales han realizado.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Otro caso lo vemos en los trabajadores de la alcaldía de Soyapango, detenidos frente a la sede de la misma y en medio de la noche, con excesivo abuso en el uso de fuerza; a estos se los detiene sin más motivo que el reclamar por el pago de dos meses que la comuna les adeuda, que a la fecha siguen sin ser cancelados.
Ambos casos son indignantes por sus motivaciones, pues es patente la inexistencia de ninguna causal para detenerlos, y es evidente que el propósito es intimidar a quienes los acompañan para atajar las legítimas quejas de la ciudadanía, mientras concretan en el primer caso el expolio del agua a favor de privados, y en el segundo caso se evade cancelar los salarios caídos de las personas afectadas.
En el fondo el propósito es silenciar a la población, acallando a quienes se expresan en contra de las muchas equivocaciones de este gobierno, no importando los delitos que se cometan en el inter o las violaciones al derecho de gentes que se atropellen en el proceso.
Es decir; en el primer caso los ciudadanos deberían ser premiados por asumir la causa de conservación de un bien tan preciado y valioso como lo es el agua; en cambio son castigados precisamente por ello, pues suponen un estorbo a los intereses de las élites, que siempre utilizan a funcionarios corruptos para su beneficio, mientras cometen con esa complicidad atropellos de este género.
Son los vecinos de Santa Marta verdaderos héroes que se arriesgan por todos y todas en nuestro país en la defensa del recurso hídrico, y en cambio son abandonados a su suerte a manos de la aristocracia financiera y sus acólitos, los populistas de derecha de la actual administración.
En el caso soyapaneco, cuando fueran detenidos estos trabajadores, desgarradoras y emotivas escenas fueron transmitidas por los medios que pudieron verterla, pues la policía también se dio a la tarea de impedir la labor periodística, pero se puede apreciar como la fémina detenida suplica a los agentes que la someten en el suelo “que no la detengan pues no ha hecho nada malo», y «solo demando mi salario pues no me fían ya en la tienda», supone una dolorosa queja legítima que no atenta contra la ley, y sin embargo se les detiene porque se persigue silenciar al creciente movimiento de ciudadanos indignados cuya paciencia fuera superada hace mucho por los excesos y abusos del actual gobierno.
La apuesta del gobierno es entonces la del temor, la de aterrorizar a la población mediante el régimen de excepción, para desoír sus reclamos, para silenciar sus quejas.
¿Hasta dónde podrá contenerse al pueblo?
*Educador salvadoreño