¡Miss Universo 2024 es salvadoreña!

¿Qué sentido tiene hacer un concurso de Miss Universo en un país que ya tiene a la ganadora? ¡Ninguno! Entre las cualidades (Según las redes sociales) que debe tener una concursante están: Humildad, elegancia, emprendedora, carisma, ingenio y se me ocurre agregar amar a su país, jugar por su país, parir un hijo estando esposada por culpa de su país, gritar palabras ofensivas en vez de ¡Represento a la bella república de Sueños torturados! Este país cae a pedazos, fanáticos van y fanáticos vienen, no han ni siquiera reflexionado el caos y el desastre que heredarán a sus hijos y nietos.

Por: Francisco Parada Walsh*

Gastar millones de dólares mientras millones apenas alcanzamos para comer, tener en las peores condiciones humanas a más de cincuenta mil familias salvadoreñas solo dice que somos un estado enfermo, sádico donde por un lado queremos vender ilusiones mientras aparece la foto más aberrante de una mujer esposada, que dio  a luz a su bebé ¿Quién puede competir contra ella? ¡Nadie! esa es mi verdad, eso de trajes elaborados por diseñadores, finas viandas, seguridad y toda una logística impresionante solo dice que vivimos en el ayer, que somos seres de cera, que no puedo dormir en paz mientras esa joven fue humillada, todos callan.

Las autoridades médicas, otrora sinónimos de dignidad callan ante los paros cardíacos que se dan en la unidad Primero de Mayo; que le quiten el apellido Mayo pues aparenta la cercanía con el día de la Madre mientras mueren salvadoreñas reales y mientras, ¡Pidamos la otra! País más enfermo que por un lado le apuesta a un concurso vacío mientras su mejor gente grita de dolor mientras las contracciones uterinas aumentan y ¿Quién dice algo? ¡Todos callamos! Tener un slogan o lema “Nacer con Cariño” es enfermizo mientras “Morir y Parir esposada” es real.

Tenemos Miss Universos de sobras, recordar aquella joven futbolista que fue descuartizada y ¿Dónde fue encontrada? En su tierra, en un país presto a burlarse de su dolor ¿Cómo apareció esa Miss Universo? Inenarrable la pesadilla que tuvo que soportar ¿Quiénes hicieron algo por ella cuando era asesinada? Nadie, léase bien, nadie, murió en la peor soledad mientras se afina un espectáculo bajero que en lo personal no necesito que se gaste ni un cinco en circos baratos mientras las familias de esas víctimas no tienen ni qué comer, mientras las familias del personal de salud no ha recibido el seguro de vida pero no dudo un momento que estarán prestos a aplaudir a la ganadora de ese concurso y votarán por su verdugo ¡Leyes de la vida! pero ¿En qué mundo vivimos por Dios? Vivimos y morimos en un país que escupe a su gente, que la sepulta, que la esconde por eso todas las mujeres salvadoreñas son Miss Universo o ¿No es Miss Universo la vendedora de fritada que desde la una de la madrugada prepara las viandas para llevar el sustento? ¿Qué decir de las ancianas que en el mayor abandono mueren frente a nuestros ojos y preferimos voltear la mirada a otro lugar? ¡Eso somos! Tierra insana que gime a sus muertos, no lo entiendo, no lo comprendo.

Después de escribir esto entiendo que no soy humano, soy la nada, soy la indiferencia, soy una mierda con mi gente, no hay orgullo, todo es dolor, todo es llanto, todo es la muerte.

País pobre que descuartiza al pobre, que somos estatuas quizá, recuerdo aquella canción infantil: “Las estatuas de marfil son aquí, son allá, una, dos y tres y cuatro y mil billones” y nada cambiará, escribo para mí, estaría loco si estas líneas provocan náusea en un lector, siento asco de mí al saber que vivo en un país inventado donde hay una oligarquía que de a poco el karma les llega y como dice un viejo adagio solo les puedo desear que sobrevivan a sus hijos por hijos de puta, voraces como las hienas.

Nos han saqueado tierras y vísceras y todo al suave, todo marcha bien, me pregunto ¿Qué le puede importar a un oligarca la muerte de una mujer salvadoreña? ¡Nada! Esto empieza y la niveladora universal avanza con sigilo y debe llegar a cortar de tajo cabezas, nadie se escapa, nadie.

Por eso apoyo y como juez de tal concurso doy todo mi voto a la joven que parió esposada, que ese trauma es “Made in El Salvador”, esa es mi verdad, no me la puedo ocultar. Cada lector tiene la dicha de no leer estas líneas, si es salvadoreño ¿Qué le puede importar vidas valiosas? Que siga la fiesta, la fiesta de los cachos, país pequeño en tamaño y malo como no hay otro más.

Médico salvadoreño

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