Para cualquier salvadoreño, la respuesta es obvia: sí, luego surge inmediatamente una segunda interrogante, bueno ¿pero el futuro será bueno o malo? Cuando tratamos de responder a la segunda interrogante la pregunta inicial se vuelve un dilema.
Por: Igor Iván Villalta Sorto*
En la pasada semana nos hemos topado con sendos artículos en los cuales connotados intelectuales y periodistas exponen sus puntos de vista acerca de la realidad en nuestro país. El primero de ellos es de Juan José Martínez d’Aubuisson. Importante antropólogo salvadoreño que lo conocimos revisando sus experiencias, en el documento: Ver, Oír y Callar. Un año con la mara salvatrucha 13.
A mí me pareció una obra formidable, tener las agallas de convivir con las maras en El Salvador, no es comida de hocicón. Es entrar al inframundo en donde se genera mucha de la violencia que nos aqueja día a día. Describir el tinglado en el que se entretejen las telarañas de la mara, su cultura, sus relaciones, su historia. Es la forma real y concreta de tener incidencia en este fenómeno social que nos duele como país, que nos desangra y que lastimosamente no queremos ver.
La interpretación del actual gobierno al estudio de Juan José fue negativa, queriendo poner al investigador como un tipo sucio que hacia connivencia con la pandilla. Si el estado continúa viendo el fenómeno de las maras como tipos diabólicos, que es mejor condenarlos adjudicándoles una cantidad de epítetos, pero no procurando comprender su evolución como grupo social. Creo que el enfoque de abordaje del problema es inadecuado.
Pero esto no es nada nuevo, venimos de gobiernos que han abanderado el manodurismo, que para lo único que ha servido es para ganar elecciones o mantenerse en el poder. No dudamos que las persones se sientan acosadas y esquilmadas por las maras y de ninguna manera se pueden justificar sus crimines. Hay que aplicarles todo el peso de la ley, estamos de acuerdo. De eso nadie estará en desacuerdo el que infringe la ley y comete, delitos o crimines debe ser castigado.
A lo que muchos de los críticos no estamos de acuerdo son con los métodos, en muchos de los casos la medicina puede ser mucho peor que la enfermedad, cuando los métodos se lanzan únicamente pensando en la próxima elección, y no me importa si el capturado es miembro o no, me interesa el número, el resultado, el dato.
Pero el ser humano ¿interesa? Aquí el otro dilema. El despersonalizar al ser humano va acarreando consecuencias. Al cabo que, si una sociedad me trata como objeto, termino siendo expulsado de la misma. Luego no me pidas que me inserte en la sociedad que has creado para que viva, si me has expulsado en múltiples ocasiones. Además, que estos productos sociales no son resultado de la casualidad, aunque no nos gusten son productos sociales, por consiguiente, el abordaje debe ser desde los instrumentos que la misma sociedad ha creado para verse a sí misma.
Y este el caso de nuestro amigo Juan José. Luego tenemos otro producto de nuestra realidad el libro presentado por Marcos González Díaz en el Festival de Cartagena. En el cual aborda su actividad periodística y su incidencia en la vida nacional. Quiérase o no la labor de la prensa independiente en nuestro país, que floreció a raíz precisamente de los acuerdos de paz y que ahora se observa cada vez más perseguida, vilipendiada, asfixiada, señal inequívoca que está desarrollando su labor y eso es bueno, muy bueno.
Cuando nos encontramos con personajes como los antes mencionados. El Salvador tiene futuro. Marcos nos dice que indudablemente la persona de la calle cuestiona su labor, retoma el discurso oficial considerando que todo es producto de una campaña mediática dirigida desde el exterior y advierte que duplicar los miembros de la Fuerza Armada no es un hecho antojadizo, cuando cesen los halagos y elogios entonces veremos la razón.
Hay futuro, mientras tengamos una oposición creciente que tiene muchas ventajas para derrotar al oficialismo. Como lo es la justeza de su lucha, mientras la oposición se mantenga en esta postura, nadie la podrá derrotar, no importa si ahora esta minimizada, la solidez de sus planteamientos, la coherencia en su discurso augura un futuro prometedor.
Juan José observa el futuro como el descrito por Haronld Robbins, en el Mundo de los aventureros. en donde llegamos a un ciclo que termina y luego volvemos a caer en lo mismo. Expone que las maras han tenido que replegarse debido a que otra mafia se ha tomado el gobierno y que eso le llevó a tener suficientes recursos para desplazarla. Pero eso no resuelve el problema únicamente es un estamento criminal sustituido por otro y que luego vendrá otro estamento, a hacer lo mismo.
Como que, si nos encontráramos con la maldición de Sísifo, en el absurdo de Albert Camus, en donde Sísifo fue condenado a llevar una roca hasta la cima de una montaña para que luego se deslizara por la pendiente y continuar nuevamente hasta no encontrarle fin.
Particularmente, por mi formación de biólogo, no puedo verlo así. Considero que la sociedad evoluciona hacia formas mejores en donde lo más importante sea el desarrollo del ser humano, la satisfacción de sus necesidades tanto físicas como espirituales. El futuro no lo veo cíclico, lo veo en espiral, siempre en desarrollo y evolución.
*Biólogo investigador