La revolución de la esperanza

La Revolución de la esperanza: hacía una tecnología humanizada”, es una obra escrita por el psicoanalista judío alemán Erich Fromm, ante la situación norteamericana de mil novecientos sesenta y ocho, es decir, la Guerra de Vietnam. En dicho escrito sostiene que la humanidad se encuentra en un dilema: una ruta nos conduce hacía una sociedad mecanizada y otra hacía el renacimiento del humanismo.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Cita al sociólogo estadounidense Lewis Munford quien afirma que la sociedad estadounidense es una “mega maquina”, donde el ser humano es solamente una de las partes. Por tal motivo, la desesperanza es muy generalizada. Fromm analiza los rasgos esenciales de la sociedad tecnológica y sus efectos sobre el hombre. Advierte del peligro de la robotización del hombre, que sólo puede evitarse si preferimos la vida y al hombre sobre la muerte y las cosas. Propone la creación de un “movimiento humanista radical”, consistente en grupos pequeños y descentralizados con una meta común y un común aprecio a los valores hacía una vida nuevamente orientada. Semejantes “activistas” de la esperanza, en opinión del autor, podrán superar las compulsiones de la era tecnológica.

Para cualquier intento de efectuar cambios sociales, la esperanza es un elemento decisivo. La esperanza es un elemento intrínseco de la estructura de la vida como es la fe. Teniendo esperanza y fe puede suscitarse una transformación de la realidad, una resurrección, un cambio destinado a aumentar la vida. Fromm considera que la “mega maquina” produce seres humanos aburridos, ansiosos, deprimidos, tensos, etc. Por lo que la patología psíquica y las enfermedades físicas son su resultado.

Expresa que la ternura, la compasión y la empatía son cualidades netamente humanas. Pero han disminuido después de la primera guerra mundial. La tendencia dominante es que dichas cualidades humanas son un obstáculo para el avance del “progreso”. El “progreso” lleva a que los individuos obren sin remordimientos y se conduzcan de manera inhumana. Opina que para humanizar a la “mega maquina” es necesario considerar al elemento humano como factor esencial en el funcionamiento del sistema.
Fromm plantea seis experiencias típicamente humanas que han perdido su significado original: El interés implica que, si estoy interesado, debo trascender mi Yo, abrirme al mundo y saltar dentro de él. La responsabilidad es sinónimo de deber, no obstante, hay que distinguir entre conciencia autoritaria y humanista.

La primera supone una disposición a seguir las órdenes de las autoridades. La segunda, una disposición a escuchar la voz de la humanidad en cada uno de nosotros. La identidad es permitir a un individuo decir legítimamente “Yo”. Pero en una sociedad que transforma a los hombres en cosas no hay identidad. Integridad significa la determinación de no violar la propia identidad, la cual no existe. La trascendencia es vivir más allá de la supervivencia, es el acto de trascender la dimensión humana. Y la libertad política es condición de libertad en el ser humano, pero, en una sociedad enajenada, contribuye a deshumanizar al hombre.

Fromm opina que en la “mega maquina” los valores oficiales son conscientes pero inefectivos. Los valores inconscientes motivan al sistema social: la propiedad, el consumo, la posición social, la diversión, el excitamiento, etc. La esperanza real para la humanización de la “mega maquina” es infundir vida a los valores de la tradición.

Supone, además, que en la planificación se incluya al hombre, la activación del individuo reemplazando la burocracia, la transformación del patrón de consumo y nuevas formas de orientación y devoción. Pensamientos diferentes se encuentran entre la gente que está a favor de un cambio básico del status quo. Los medios masivos, son parte del sistema establecido y obstruyen hacer públicas las ideas que favorecen el cambio. La diseminación de concepciones alternativas debe hacerse a través de libros de bolsillo, boletines y nuevos elementos tecnológicos. Movimientos importantes se han originado en pequeños grupos, por lo que propone la formación de clubes humanistas radicales.

*Psicólogo salvadoreño

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