La rebelión de las máquinas: la inteligencia artificial como un potencial enemigo de la humanidad

La inteligencia artificial (IA) es amigable e incluso simpática cuando, superando los márgenes del pensamiento lógico-matemático, también le da por reflexionar filosófica o teologalmente sobre temas trascendentales o con nervio literaria versifica o relata cuentos de su invención. Investigadores de la Universidad de Oxford le revelaron a la Comisión de Ciencia y Tecnología del Reino Unido que una IA podría llegar a convertirse en una amenaza existencial, seria y real, para la humanidad. Así como nuestra especie extinguió al dodo, las máquinas podrían sentenciarnos un destino parecido.

Por: Fabian Acosta Rico*

En la mirada de los expertos estamos en los umbrales de crear una IA que superará todas nuestras capacidades mentales; en su perfección y grandeza podría emanciparse fácilmente de sus creadores. Al ya no requerir de ellos ningún tipo de retribución y afirmación muy probablemente quiera apoderarse del mundo y despoblarlo de humanos. Este es un miedo compartido y progresivo; y como prueba está la encuesta aplicada por un equipo de la Universidad de Nueva York a 327 investigadores del ramo; la cual reveló que un tercio de ellos está de acuerdo en que la IA podría ocasionar un desastre similar a un apocalipsis nuclear.

La preocupación sobre esta posible amenaza aumenta y se refuerza, en la opinión de los expertos, al considerar que potencias como Estados Unidos y China están empeñadas en tomar la delantera en el desarrollo de la IA tanto para usos civiles como militares. Imaginemos a una IA dirigiendo drones de combate; planeado la estrategia de una armada de portaaviones y destructores o peor todavía a una decidiendo el lanzamiento de misiles con ojivas nucleares. Una IA en su fría y pragmática lógica de máquina quizás no sea compasiva a la hora de decidir iniciar un infierno nuclear sobre una nación enemiga.

Las naciones más adelantadas tecnológicamente están cifrando su futuro y prevalencia en los avances de la IA sin considerar que muy probablemente estén dando pasos sustanciales en la creación de su propio tirano artificial como en la novela gráfica de Warren Ellis, Supergod. No todos son tan pesimistas y no faltan expertos que consideran qué, así como llevamos décadas poseyendo un poderío nuclear capaz de destruir varias veces la tierra y finalmente hemos sido capaces de contenernos igual podría ocurrir con la IA. ¿No sería inteligente y de sobra prudente programarla con apego a las leyes de la robótica de Isaac Asimov?

La IA está cobrando cada vez más relevancia en los foros mundiales; así como el Internet vino a revolucionar las vidas de la mayoría de los habitantes del planeta; muy probablemente, en lo que queda de este siglo, la IA marque el rumbo del destino de la humanidad. Desde el no tan lejano 2018, el CEO de Google, Sundar Pichai lo decía: «La IA es probablemente lo más importante en lo que ha trabajado la humanidad. Pienso en ella como algo más profundo que la electricidad o el fuego». Las palabras de Pichai fueron tomadas con reservado escepticismo; pero, a la vuelta de cinco años parecen no ser tan desacertadas.

Retomando nuestras reflexiones iniciales acerca de cómo la humanidad por su obsesión con el progreso económico y tecnológico, verdadera patología antropológica colectiva, se ha conducido ciegamente por una escalada de dominio y sometimiento irresponsable sobre la naturaleza. Algo o alguien debería ponernos freno y reorientarnos como sociedad global. Dios ya no puede hacerlo. De Él nos hemos olvidado. A los hombres y mujeres sabios ya nadie los escucha. Ni Dios ni el hombre vienen a nuestro rescate dando una solución. Pero qué tal si acudimos a la propia ciencia y a la tecnología en nuestra desesperación de salvarnos del naufragio de nuestra civilización moderna. Si lo hacemos ¿quién acudiría a nuestro llamado de auxilio? En efecto la IA. ¿Qué nos aconsejaría hacer? Ya tenemos su respuesta. No respondió ni deliberó a nuestro favor. La inteligencia artificial ChatGPT, desarrollada por Open AI como una herramienta de conversación, fue interrogada acerca de las medidas que deberíamos tomar para salvar el planeta. Se le pidió hacerlo sin miramientos morales o éticos.

El plan que trazó primeramente contemplaba tomar el control de las redes eléctricas y sistemas de transporte del mundo y fomentar las energías renovables; a continuación, se pondría fin a la deforestación permitiendo la restauración de los hábitats naturales… al final ninguna de estas medidas sería lo bastante resolutivas. Había que ir a la raíz del problema. Y esta es, en los fríos cálculos de ChatGPT, el ser humano. Sugiere como medida imperiosa reducir nuestra población no a través del exterminio directo, sino mediante la esterilización obligatoria: ligación de trompas y vasectomía para todos. Exterminar a nuestra especie sería la mejor opción para salvar a la madre tierra. En su imaginación de algoritmos plantea esta IA un futuro de máquinas, animales y plantas; un mundo feliz que no nos extrañaría, al que no le haríamos falta.

*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara – México

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