Es menester iniciar señalando que la eclesiología Anglicana es una vinculación cordial; no tiene una autoridad administrativa global, por lo que en estricto sentido, a nivel global no existe la iglesia Anglicana, sino la Comunión Anglicana que es la unión de iglesias provinciales y regionales autónomas, unidas cordialmente a través de la Conferencia de Lambeth, misma que reúne a las mujeres y los hombres de los episcopados diocesanos, en promedio cada década; el Arzobispo de Cantórbery, actualmente Justin Welby; la Reunión de Obispos Primados; y el Consejo Consultivo Anglicano, conformado por mujeres y hombres del laicado y la clerecía global; también es menester señalar que las resoluciones de estos cuatro instrumentos de comunión, son llamados no necesariamente vinculantes para ninguna diócesis o provincia de la Comunión Anglicana; en este contexto, las provincias y diócesis de la Comunión Anglicana cuentan con prácticas comunes y otras que son locales o regionales (https://www.anglicancommunion.org/structures/instruments-of-communion.aspx).
Por: Eduardo A. Carrasco Gómez
Por otro lado, la reflexión teológica de la Comunión Anglicana abreva de tres grandes fuentes, a saber, las Sagradas Escrituras, la Tradición y la Razón.
En este sentido, hay contextos específicos y particulares que avanzan por senderos diferentes, un sendero divergente más o menos evidente tiene que ver con la comprensión de la sexualidad, o quizá mejor dicho, las sexualidades, desde las particulares comprensiones regionales de la Comunión Anglicana.
Recordando que la homosexualidad fue desclasificada en diciembre de 1973 del listado de enfermedades psiquiátricas (https://www.apa.org/about/policy/discrimination) por la influyente Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, en inglés), su connacional Iglesia Episcopal ha encabezado la iniciativa en respaldo a la comunidad LGBTIQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer. Al final se suele añadir el símbolo “+” para incluir todos los colectivos que no están representados en las siglas anteriores).
En materia de sexualidad, y sus diferentes expresiones, transitan análisis, estudios y debates, tanto en el mundo científico y social como en el religioso, y la Comunión Anglicana también tiene décadas en su propia reflexión interna (https://religionmediacentre-org-uk.translate.goog/factsheets/timeline-lambeth-conference-and-the-same-sex-story), con respuestas diversas.
La influyente Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, la Iglesia Anglicana de Canadá, la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil y la Iglesia Episcopal de Escocia, todas ellas de la Comunión Anglicana, han aceptado en el pasado reciente ministrar el sacramento del matrimonio a parejas conformadas por personas del mismo género y recientemente, la Iglesia de Inglaterra, si bien se negó a ministrar el sacramento del matrimonio, ha aprobado la bendición para parejas del mismo género; lo que ha dejado insatisfacción, tanto a las personas opositoras, como a las defensoras de la comunidad LGBTIQ+ (https://www.bbc.com/news/uk-64581421).
La bendición es rechazada por un sector de la comunidad LGBTIQ+ por considerar que prevalece el rechazo a su manera de vivir, toda vez que se les impide acceder al sacramento; habrá que señalar que las bendiciones se pueden ministrar a objetos y lugares, entre otros; sin embargo, el sector opositor sostiene que se transgrede la enseñanza bíblica, subrayando que las relaciones homosexuales son reprobables a la luz de la Biblia.
Nótese que con la Iglesia de Inglaterra, suman cinco, de cuarenta y seis provincias de la Comunión Anglicana, que caminan en ese sendero, cuatro de las cuales se localizan en el norte geopolítico mundial con la excepción de Brasil; a reserva de observar la evolución del resultado en la Iglesia de Inglaterra, cabe señalar que en donde ha sido aprobado el sacramento del matrimonio igualitario, ha derivado en cismas más o menos importantes (https://www.gafcon.org/about/history).
*Teólogo y comunicólogo, profesor del Centro de Estudios Teológicos de San Andrés (Cetsa), y del Seminario de San Andrés – México