Desde que se inició el ejercicio del Presidente Bukele, se manifestaron algunas lógicas que implicaron una diferente lógica de hacer gobierno, se dio aquello que para conformar el gabinete, se empezaron a escogitar una serie de personas en equidad hombres y mujeres, que luego de un inicio, se fue perdiendo hasta terminar decayendo, sabemos que como pueblo sólo elegimos y, no tenemos ningún control sobre lo que el electo hará después. Como candidato hizo algunas acciones, no hacer una coordinación con el equipo saliente, y no se tuvo claro que se entregó y que se recibió como aceptado.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
El evento principal no se hizo en lugar cerrado, sino en el centro histórico, pero igual no se supo con certeza los recursos empleados, las consignas privilegiadas, los mismos de siempre, el dinero alcanza cuando nadie se lo roba, devuelvan lo robado, y otras más sirvieron como estribillo populista, para dejar una huella mediática de la situación que se avecinaba, las prioridades, la corrupción, la violencia criminal, un manejo eficiente y efectivo de las finanzas públicas; apertura de la información pública y sobre todo una persona abierta y entregada al pueblo.
Se empezó dizque saneando la casa, CAPRES, se transformó, era importante atacar la cabeza de la serpiente del régimen anterior, y empezó la desarticulación de lo construido y darle una imagen diferente a la manera de ejercer el poder, como consecuencia despidos de todas aquellas personas trabajadoras que lo debían y que no la debían, que siguen en procesos mediáticos mínimos, jurisdiccionales que parecen ser eternos, no se sabe a ciencia cierta, si se limitó a un ejercicio laboral desde la concepción neoliberal, no te necesito, el trabajo no es eterno, los principios jurídicos y valores de la justicia laboral no sirven, y si quiero te cumplo con alguna indemnización por los servicios anteriormente prestados, ¿Qué si es lo justo?, no me interesa, yo tengo el poder y lo ejerzo.
Llegó a la cartera de trabajo, el actual Ministro Rolando Castro, sindicalista de las municipalidades, que estuvo con Bukele en el ejercicio municipal de San Salvador, probablemente allí se conocieron. Se pensaría que siendo alguien que estuvo organizado en sindicato dentro de lo público, entiende muy bien lo de la justicia laboral, pero inicia igual con una supuesta depuración en su casa y empieza a manejar lo administrativo en materia laboral a su antojo y criterios propios; anulación del ejercicio de la organización sindical, e imponiendo una polarización de quienes están a favor y quienes en contra; sin claramente una acción reivindicativa del rescate de la justicia laboral.
Y parece premonitorio, que nadie es profeta en su tierra, igual que el finado Centeno exsindicalista de ANTEL, tampoco dio pie en bola en la cartera de trabajo, y la justicia laboral se volvió selectiva, para unos, pero no para otros. Con una clara acción divisoria del movimiento sindical, atacó mucho el sindicalismo público y el privado no quiso meterse en problemas con el sector empresarial, que continuó en sus abusos y arbitrariedades para con el sector laboral. A diferencia del Ministro Castro, atacó sectores empresariales ligados a ciertas acciones del capital propiedad de industriales (Simán) y comerciales (Mr. Donut). Centeno anuló el Consejo Superior del Trabajo (2013) y el país mantiene quejas ante la OIT contra El Salvador, por anular las libertades sindicales y la consulta tripartita (C144).
Los despidos resultado de la crisis post pandemia en los diferentes sectores económicos, se continúa con procesos de recortes al empleo por razones diversas, impedir la organización sindical, complicaciones en la cadena de producción: falta de contratos, de pedidos, de pérdida del poder adquisitivo, inflacionarios; elevación de los costes para producir bienes y servicios; no necesitar de mano de obra poco o nada calificada (directivas equivocadas en el instituto de formación profesional en favor empresarial (Montenegro y cía).
Esta situación lleva a que la justicia laboral a nivel administrativo (MTPS), no tenga un funcionamiento atinado y ético en la parte conciliatoria y mediadora capital-trabajo, y de inspección, así como en la previsión social y la protección en materia de salud y seguridad laboral; y con el sector público, completamente anodino por la definición de que el Estado no puede atacar al mismo gobierno (partido Nuevas Ideas).
Y finalmente la justicia laboral jurisdiccional—los juzgados laborales siguen recalcitrantes y con poca celeridad en los juicios, no hay pronta y cumplida justicia, no prevalecen las libertades sindicales de organización, contratación colectiva y huelga, se despiden directivos sindicales, se incumplen los contratos colectivos y se crean presiones e intimidaciones para no ejercer demandas, protestas y acciones que reivindiquen los derechos laborales.
*Sindicalista salvadoreño