Argentina: Pachamama en Movimiento

Enfervorizados ante la inminencia de las elecciones, infinidad de “progres” de distintos matices y colores que se dedican a convencer convencidos habitan dentro de un microclima que imagina al acorazado Potemkin atracar jubiloso en una de las dársenas del puerto de Buenos Aires.

Por: Marcelo Valko

Confunden sus deseos con un diagnóstico real de situación. Elaboran teorizaciones muy lejanas del suelo que se encuentra aquí y ahora para desmenuzar “condiciones objetivas y subjetivas de la revolución” como si fuesen meteorólogos observando la dirección e intensidad del viento que mueve a “la masa”, mientras tanto en Jujuy, norte argentina y a 2000 kilómetros de Buenos Aires, sus habitantes asumen su verdadera historia y su movimiento amenaza crear un verdadero Pachakuty, es decir: “que la tortilla se vuelva…”.

De pronto la injusticia parece ser la de siempre y en realidad lo es, frente al empecinamiento a aferrarse a privilegios “nobiliarios” de quienes ejercen un poder despótico la historia dice presente y asumen el nombre y la conciencia del Malón de la Paz. El gobernador Morales no contento con encarcelar a la luchadora social Milagros Sala y deshacer la obra de la “TúpacAmaru” acaba de aprobar entre gallos y medianoche una modalidad “exprés de democracia”, una reforma de la constitución provincial que entre otros dislates hace foco en criminalizar la protesta violando el derecho otorgado por la Constitución Nacional de peticionar ante las autoridades.

En esta última semana los medios de Buenos Aires informan en cuenta gotas lo que esta ocurriendo con las marchas multitudinarias de docentes y trabajadores a lo largo de la geografía jujeña. Es la tierra que se pone de pie en Humahuaca, Perico, La Quiaca, Abra Pampa, toda una provincia de pie frente al oprobio de salarios de hambre que ya ni siquiera garantizan la reproducción de la mano de obra barata son el disparador de esta verdadera movilización popular desde las bases de comunidades originarias kollas y guaraníes y de infinidad de trabajadores estatales. Como si fuera un calco del pasado donde el reloj del tiempo marcha para atrás estamos ante las mismas condiciones que dieron origen al Malón de la Paz de 1946.

En aquel entonces, distintas comunidades con problemáticas similares, nacidas en una temporalidad agraria, cíclica, con una paciencia mineral propia de la tierra dijeron ¡Basta! ¡Ya no más! Las palabras apenas murmuradas se convirtieron en esperanza, se transformaron en acción. Al igual que hoy como lo demuestran las enormes movilizaciones las comunidades padecían condiciones de explotación extrema. Hoy como ayer las voces arrastran ecos centenarios de los eternos invisibles abusados desde tiempos de la Colonia y la República por las elites norteñas. Hoy como ayer, los reclamos se estrellan ante la indiferencia de los tribunales provinciales manipulados por los señores feudales enquistados en el poder.

Y como una enseñanza de la historia que demuestra que las luchas populares no son compartimentos estancos, separadas de luchas anteriores obligándonos a empezar de cero, Narciso López quien fue uno de los niños que en 1946 acompañaron a su papá y que detallo en “Los indios invisibles del Malón de la Paz”, marcha también al igual que ayer reclamando justicia. La experiencia colectiva no se pierde, se suma a la marcha.

Obviamente esas movilizaciones cuestan… cuestan cansancio, dolores, incluso recursos para alimentarse, recursos de gente que apenas tiene recursos y sin embargo están allí diciendo presente ante la injusticia de la historia. Más temprano que tarde, la victoria será nuestra, de la tierra que camina. Otro de los protagonistas del Malón de la Paz de 1946, el imaginero Hermógenes Cayo de Miraflores de la Candelaria aseguró con amarga ironía: “si no hay justicia que no haiga leyes”. No a esa legislación basura, no a una reforma inconstitucional. http://marcelovalko.com Es lento, pero viene… (foto: Prensa Originaria Llankaj Maki).

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