Generación líquida: transformaciones en la era 3.0

Thomas Leoncini, es un periodista y psicólogo italiano. Entrevista a Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista polaco-británico de origen judío.             De dicha entrevista surge el libro “Generación Liquida: transformaciones en la era 3.0”.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Leoncini inicia la entrevista encuadrándola en el hecho que la individualidad, ha rediseñado la cuestión política. Señala que se ha transformado la frontera entre la esfera política y la esfera privada. Nuestros problemas privados, dirá, invaden a diario la esfera política. Los jóvenes son la fotografía de los tiempos que cambian. Explica que, hay características que se muestran como las más significativa del presente, que resultan irreconocibles. Una de las modas más actuales son los tatuajes. Bauman piensa que, son modalidades emuladoras de manipulación del aspecto público en el propio cuerpo.

Nacen de la moderna reelaboración humana de la identidad social. El concepto de comunidad, se ha relegado a los márgenes del pensamiento y de la praxis social. La comunidad determina el proceso de selección social del individuo. Pero, la identidad, es elegida libremente. Por tanto, el cuerpo es el lugar preferido para situar en él las marcas de sus esperanzas y expectativas. Los símbolos de decisiones identitarias grabados en el cuerpo, son para el sujeto portador, un compromiso serio y duradero.

El tatuaje señala la estabilidad intencional, que caracteriza la idea del derecho a la autodefinición y su ejercicio. La cirugía estética, es la manifestación más violenta y enmascarada de la tendencia a la automutilación. Los jóvenes se someten a intervenciones de otoplastias, pues odian sus orejas. Desde el año dos mil, hay un incremento notable de las mamoplastias. La obsesión por los tatuajes, puede aplicarse a la obsesión por las intervenciones cosmético-farmacéutico-quirúrgicas.

Bauman cita al sociólogo alemán de cultura judía Norbert Elías, para quien el proceso de civilización no elimina en la vida humana la agresividad, la coerción brutal y la violencia, sino que las quita de la vista de las personas civiles. En las últimas décadas, la violencia ha vuelto a saltar irrefrenablemente a la palestra. Las voces más radicales hablan que hay una decadencia de occidente. Hay un retorno de la violencia, de la coerción y de la opresión, en detrimento del dialogo y el debate. Bauman señala que la existencia occidental distingue un antes y un después de mil ochocientos. Antes de mil ochocientos, es la vida en toda su plenitud y evidencia.

Después, es la vida rezagada, artificial y desarraigada de las urbes. La otra cara en la identificación es, designar un enemigo y demostrar a toda costa su inferioridad. Por esto, uno de cada cinco estudiantes norteamericanos, es víctima de acoso escolar. El acoso escolar masculino difiere del femenino, en que en la mayoría de casos se emplea la violencia física. Bauman cree que el acoso, sus objetos y móviles existen desde siempre y no desaparecerá nunca.

Explicaría su acrecentamiento el concepto de espectador, personas ven que se comete el mal, pero, apartan la mirada y no hacen nada para impedirlo. El cinismo y la falta de finalidad del mal fortuito o gratuito, escapa a la comprensión y a las explicaciones racionales. Por lo que estamos acostumbrándonos a este estado de cosas ilógicas. El mal se ha trivializado de forma real y plena.

Nuestro mundo se caracteriza hoy, por la sustitución de la auténtica comprensión a la navegación en internet. La internet actúa como escaparate de la identidad humana, causando víctimas en su propia red de conexión. Hay un ciberacoso, difamación y reducción de la esfera pública en beneficio de la esfera privada. La internet con sus redes sociales, nos engaña, haciéndonos creer que mediante el “me gusta” y sus comentarios, podremos realmente modelar y difundir una democracia universal.

En verdad, hay un estrecho parecido de la red con el totalitarismo, más que con la democracia. En vez de aumentar la cantidad y mejorar la calidad de la integración humana, las redes han facilitado prácticas de aislamiento. La internet ofrece vía libre para las insinuaciones, las calumnias, las difamaciones y las mentiras. Desmantelando muchas de las barreras erigidas en el pasado, en torno a los accesos a la esfera pública. La cura de estos males podría ser la justa invisibilidad, pero, si no eres visible en las redes, tendrás pocas posibilidades de subir en la pirámide social.

En nuestros días ni el matriarcado, ni el patriarcado son rasgos distintivos de la época actual. Hay una continua negociación y renegociación de los roles masculinos y femeninos. Los roles ahora son líquidos, no fijos. En el momento que uno se enamora, es probable que no se contente con una sola noche. Querrá que dure para siempre. Lo que implica una decisión y una promesa a la pareja y, asimismo, de amor eterno. El amor y el deseo coexisten. El deseo es un impulso de autodestrucción. El amor es un deseo de cuidar el objeto que se ama.  El amor es una amenaza para el propio objeto. El deseo es autodestructivo.

La protección que el amor teje alrededor del objeto que ama, acaba por esclavizar el objeto amado. Es que actualmente la perdida de vínculos provoca un estado de incertidumbre, cuya repercusión es un intento de fuga de la labilidad y la inestabilidad de los vínculos. Hay intentos desesperados de consolidación del vínculo. Pero tenemos un temor a las reglas férreas. Hay una aversión a las promesas solemnes y a largo plazo. Las relaciones entre los sexos son hoy en día tan ambiguas, tan laceradas por contradicciones internas. Igualmente, existen dos valores para una vida digna: la seguridad y la libertad. No es posible aumentar nuestra seguridad, sin reducir nuestra libertad. Ni aumentar nuestra libertad, sin renunciar un poco a nuestra seguridad.

Bauman considera que todos los cambios socioculturales se producen por “destrucción creadora”. Esto comporta una adaptación y una rebeldía. Los impulsos y estímulos de la creatividad se exteriorizan o manifiestan cada vez más, en el hallazgo de nuevos objetos de destrucción y nuevos límites que transgredir.

Leoncini explica que el filósofo español José Ortega y Gasset, es un autor que le encanta a Bauman. Este considera que el problema no reside en la diferencia entre generaciones, sino, su convivencia contemporánea en el mismo mundo. Las generaciones se definen con relación a su existencia recíproca.

*Psicólogo salvadoreño

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial